El Ensayo coproparasitoscopico

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El método de organización estaba basado en el trabajo productivo y el cooperativismo. Existía en esa visión educativa la idea de que el niño debería estar vinculado a las labores productivas y participar de ellas con la comunidad y viceversa. Era tarea central la conformación de cooperativas de producción, de crédito y de consumo, en donde se pretendía que los campesinos lograran aumentar la producción de alimentos y su comercialización, con la finalidad de mejorar su sustento económico. Los alumnos tenían, entre sus responsabilidades educativas, que aprender a cultivar la tierra, la cría de animales domésticos y a transformar las materias primas por medio de la industria, organizados en cooperativas.

Naturalmente eran otros tiempos. Corría por todo el mundo la conquista del poder por los obreros y campesinos en Rusia y el cooperativismo se extendía en toda Europa, desde donde Calles lo tomó para aplicarlo en México como una estrategia para mejorar la condición de vida en las comunidades rurales. Era natural que esta estrategia estuviera ceñida a la labor del maestro y que ésta fuera mucho más allá de la simple instrucción en las aulas, pues urgía que los campesinos obtuvieran los conocimientos básicos y aprendieran nuevas técnicas para la producción. Fue en ese contexto en el cual se forjó el maestro rural mexicano que, incluso, llegó a acompañar la lucha de los pueblos, enfrentándose a caciques, terratenientes y clérigos.

Hubo un momento de nuestra historia pedagógica en que esto llegó a ser posible. La labor del maestro era mucho más amplia y comprometida con las comunidades en donde trabajaba. Esta visión educativa se fue perdiendo en el incesante devenir del tiempo y los cambios que el desarrollo mismo ha concebido. La escuela se transformó junto con las comunidades y, sobre todo, con la visión educativa de la modernidad capitalista, impulsada en nuestro país por los gobiernos en turno.

CONCLUSION

Abandonamos la visión comunitaria y solidaria de la vida y la trocamos por el individualismo exitoso y enajenante. Los resultados de estos hechos saltan a la vista. La educación en México es decepcionante, aun considerando las perlas con que cuenta, que de verdad sí las tiene. Hoy son tiempos de crisis en todos los renglones. A pesar de que existen millones de mexicanos que saben leer y escribir. La función de la escuela ha fracasado en cuanto a alcanzar los objetivos de bienestar social de la población del país. En estos momentos, la pirámide social es mucho más perversa; pues mientras sólo unas decenas de miles se quedan con la mayor parte de la renta nacional la mayoría de los mexicanos viven en la marginación, en la pobreza y en la ignorancia.

Urge reconsiderar el papel de la educación en estas horas tan difíciles. El camino que se debe tomar ahora es aquel que perdimos, dejando nuestro papel de educadores para convertirnos en docentes asalariados. Muchos de nosotros somos lo contrario de lo que fue el maestro en la naciente gesta de la creación y consolidación del sistema educativo nacional y de la pacificación del país y el inicio del desarrollo con estabilidad. La gran tarea del docente es volver a asumir el compromiso de trascender para transformar. Sólo así se hace realidad la consigna de defender la educación pública.