El ser humano en la cultura posmoderna.
Enviado por Mikki • 22 de Marzo de 2018 • 3.539 Palabras (15 Páginas) • 304 Visitas
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El perfil consumista del individuo de la modernidad líquida no concierne únicamente a su trato con los objetos. El mensaje de la sociedad de consumidores es que "todo es o podría ser una mercancía, o, si todavía no lo es, debería ser tratado como tal". Como ya lo había hecho en Amor líquido, Bauman insiste aquí en la precarización de las relaciones personales, que fluctúan al ritmo vertiginoso que el "síndrome consumista", caracterizado por la exaltación de "la rapidez, el exceso y el desperdicio", le impone. Las rupturas de pareja ya no sorprenden a nadie. Al contrario, se sospecha de aquellos que demoran demasiado tiempo en llevarla a cabo (Bauman cita un informe según el cual "el tiempo óptimo para desanudar el nudo matrimonial ha pasado a ser de entre 18 meses y dos años").
Otro ejemplo del cambio de una modernidad a otra se puede encontrar en el cuerpo. Mientras que hasta no hace demasiado el parámetro para juzgar el buen o mal estado de un cuerpo era la salud, ahora lo es el "estar en forma". El problema es que el concepto de "buena forma" es tan vago y subjetivo, y se presta de tal modo a comparaciones con los criterios de otros, que nunca se llega a su realización plena. Y no puede llegarse porque, precisamente, el consumo -y el fitness es según el autor una práctica típicamente consumista- se mueve a partir de una insatisfacción que él mismo tiene que alimentar.
La sociedad sitiada en la modernidad líquida.
(Z. Bauman)
- hoy la sociedad está sitiada, el estado-nación sufre un doble acoso: el de la globalización y el de la biodiversidad; ambas corroen las fronteras que la modernidad había considerado sólidas e infranqueables.
- Las instituciones políticas, confinadas territorialmente y ligadas al suelo, son incapaces de hacer frente a la extraterritorialidad y al libre flujo de las finanzas, el capital y el comercio.
- La velocidad reduce las distancias hasta tornarlas insignificantes y ya no es posible levantar muros tras los cuales sentirse a salvo.
- Se habla de "la desaparición de la sociedad", y cualquiera sea la "totalidad" que se imagine en su lugar, ésta se compone de un mosaico de destinos individuales sin vínculos con las acciones colectivas.
...la líquida vida moderna es una escenificación cotidiana de la transitoriedad universal. Nada en el mundo está destinado a perdurar, y menos aún a durar para siempre. (...) No hay pasos ni elecciones definitivos ni irrevocables. Ningún compromiso dura lo suficiente como para alcanzar un punto sin retorno. Todas las cosas, nacidas o fabricadas, humanas o no, son hasta nuevo aviso y prescindibles. Un espectro se cierne sobre los moradores del líquido mundo moderno y sobre todas sus labores y creaciones: el espectro de la superfluidad (Bauman, 2005d: 126).
La modernidad líquida es una figura del cambio y de la transitoriedad.
Una de esas características es el individualismo que marca nuestras relaciones y las torna precarias, transitorias y volátiles. La experiencia de la incertidumbre.
Por un lado tenemos un individualismo sin reglas, manifestado en la exclusión social, el endeudamiento familiar, familias sin padres, padres sin familias, analfabetismo, los desposeídos, ghettos, refugiados, marginales, drogadictos, violencia, delincuencia, explotación, delitos financieros, corrupción política y económica, búsqueda inescrupulosa de poder, ingeniería genética, experimentación con seres humanos, …
Por un lado, tenemos normas: hay que comer en forma saludable, cuidar la figura, combatir las arrugas, mantenerse delgado, valorar lo espiritual, no agitarse, hacer deportes, buscar la excelencia y controlar la violencia, entre otras cosas.
Por otro lado, encontramos una promoción del placer y de la vida fácil, la exoneración de la responsabilidad moral, la exaltación del consumo y de la imagen, la valoración del cuerpo en detrimento de lo espiritual. Como resultado, hay depresión, sentimiento de vacío, soledad, falta de sentido, estrés, corrupción, violencia, indiferencia, cinismo.
“Los bancos, las empresas, los gobiernos, los regímenes, los estilos de vida, las pertenencias se han contraído. Las expectativas se han abreviado y, mientras, tenemos una mayor esperanza de vida. La conclusión razonable que extrae la gente es que tiene que sobrevivir, que centrarse en sí misma. No se puede fiar de nadie más”.(Zygmunt Bauman)
“Vivimos en un planeta de diásporas. Basta con pasear por ciudades como Barcelona para darse cuenta de que hay culturas distintas en la calle. El mundo que conocíamos de la bildung alemana, de la formación, ya no existe. Antes, cuando los niños nacían ya sabían cuáles eran las reglas del juego, qué debían memorizar. Y, si se desviaban de la norma, estaba la familia para cambiar la situación, o para ocultar. Ese mundo se acabó. Todo es movilidad. La pertenencia, como sugiere Jean-Claude Kaufmann, se utiliza principalmente como un recurso del ego”. (Zygmunt Bauman)
- “El otro” tipificado como extraño por desconocido es un portador innato de incertidumbre, de potencial peligro.
- los extraños irritan, desagradan, desconciertan porque tienden con su sola presencia a ensombrecer y eclipsar la nitidez de las líneas fronterizas clasificatorias que ordenan el mundo en el que vivo.
Sus sujetos se encuentran ahora con la obligación de ser libres. Todo sólo es un espejismo :
La cultura laboral de la flexibilidad arruina la previsión de futuro, deshace el sentido de la carrera profesional y de la experiencia acumulada.
Por su parte, la familia nuclear se ha transformado en una “relación pura” donde cada “socio” puede abandonar al otro a la primera dificultad. El amor se hace flotante, sin responsabilidad hacia el otro.
Las Instituciones no son ya anclas de las existencias personales
Estados transitorios y volátiles de los vínculos humanos; desvinculación.
Se debilitan los sistemas de seguridad que protegían al individuo y la renuncia a la planificación de largo plazo: el olvido y el desarraigo afectivo se presentan como condición del éxito.
Se debe estar siempre bien dispuesto a cambiar de tácticas, a abandonar compromisos y lealtades.
Bauman
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