En el mundo actual existe la necesidad de construir nuevas formas de pensamiento

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En México, en el año de 1950, menos del 43% de la población vivía en localidades urbanas, sin embargo, para el año de1990 ésta población se incrementó a 71% y para 2010, la cifra aumentó a casi 78%, (INEGI, 2010). En nuestro país, el índice de marginación urbana en el año 2010 fue de 15.7% (Consejo Nacional de Población [CONAPO], 2010). De acuerdo con cifras de la Secretaría de Desarrollo Social del Distrito Federal [SEDESOL-DF] (2013) en la Ciudad de México más de tres millones de personas, (cifra que representa el 37.1% de la población), viven en 550 de las colonias catalogadas como de alta y muy alta marginación[2], estas colonias se encuentran ubicadas en las 16 delegaciones, pero se hace mas notorio en Iztapalapa, Iztacalco, Tláhuac, Xochimilco, Milpa Alta, Tlalpan, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero y Cuajimalpa. En el caso de la delegación Tláhuac, ésta se encuentra catalogada como una de las tres delegaciones con mayor marginación, menor ingreso per cápita, mayor porcentaje de pobreza extrema y mayor índice de rezago social (IRS)[3], (Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la H. Cámara de Diputados [CEFP], 2009), (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social [CONEVAL], 2012).

De acuerdo con la Organización para la cooperación y el desarrollo económicos (OCDE), México como economía emergente debe tomar decisiones difíciles en la consecución de sus objetivos económicos, sociales y ambientales. Algunas políticas establecidas, a menudo han incluido subsidios indirectos para ayudar a los pobres en lugar de transferencias sociales directas, generando así un margen considerable para reequilibrar la mezcla de políticas y promover la transición hacia un modelo de crecimiento verde socialmente inclusivo de manera mas efectiva, eficiente y equitativa (OCDE, 2013).

Derivado de lo anterior, el impulso a las comunidades urbano marginales a través de proyectos que les transfieran tecnologías sustentables, requiere de instituciones comprometidas socialmente, con un profundo sentido de los valores humanos, buscando que de esta forma se promueva la aplicación de tecnologías sustentables que permitan dar solución a la creciente insostenibilidad de estos sectores. Acorde a lo anterior, el principio del valor compartido, implica la creación de valor económico y social en las comunidades, de acuerdo con Porter & Kramer (2011), “Share value”, se define como las políticas y prácticas operacionales que aumenten la competitividad de una empresa, mientras simultáneamente mejoran las condiciones sociales y económicas de las comunidades en las cuales opera.

Teniendo como referencia el argumento anterior, el propósito de esta investigación fue diseñar, implementar, validar y retroalimentar un modelo estratégico que impulse la transferencia de tecnologías sustentables, basándose en el principio del valor compartido, en beneficio de las comunidades urbano marginales. Teniendo en consideración las necesidades y desafíos que en la actualidad están enfrentando las sociedades en el mundo.

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