¿En qué grado es beneficioso el trabajo flexible en la sociedad actual de la Unión Europea?

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El autoempleo ha sido una de las características dominantes del sistema laboral durante la historia humana. Un retorno gradual al autoempleo podría ser una de las consecuencias originaria de una mayor flexibilidad laboral, es decir, el paso a una economía de servicios, la disponibilidad de una tecnología de la información de bajo coste y crecientes niveles de educación y conocimientos de la población activa. Todo esto haría que el autoempleo volviese como característica predominante de este nueva era.

La consecuencia más significativa del aumento de la flexibilidad laboral se trata de que esta flexibilidad tiende a reducir el promedio de permanencia en el empleo. Se produce una rotación laboral en muchos mercados laborales.

Podría decirse que el autor Martin Carnoy, ha examinado la creciente flexibilidad de las empresas desde un punto de vista institucional haciendo así referencia al punto de vista económico. Desde aquí parte de la búsqueda de flexibilidad por parte de los empresarios y trabajadores a través de organizaciones alternativas al trabajo, pero, la forma más tradicional de flexibilidad del mercado laboral es la flexibilidad del precio del trabajo. Esto quiere decir que los empresarios intentan recortar tanto los costes fijos del trabajo como los variables para reducir el coste total del trabajo. Desde pensamiento del empresario, uno de los principales objetivos de la flexibilidad laboral es el de reducir los costes de los beneficios sociales y el coste del despido.

Visto desde esta perspectiva, la reestructuración del capitalismo posfordista en las economías se lleva a cabo con la reconversión de la organización del trabajo. Puede observarse el auge de la informática, sobre todo desarrollada por las empresas transnacionales, destinada a aplicarla a las transformaciones y mutaciones del mundo del trabajo con el objetivo de implantar la flexibilidad, es decir, el nuevo modelo de relaciones sociales articulado en la “automatización flexible”, que es la “articulación virtuosa” entre tecnología y desregulación del trabajo para convertirlo en flexible.

La reestructuración capitalista ha construido una red de relaciones internacionales entre países intermedios y débiles a través de complejos sistemas de comunicación electrónicos de nivel transnacional mediante la expansión de empresas corporativas transnacionales sustentadas en los Estados hegemónicos en todas partes y regiones del planeta.

Partiendo de la industria de la guerra y de los armamentos, las empresas de los países imperialistas de Estados Unidos, Inglaterra, Francia o Alemania, paulatinamente, las han ido generalizando a las industrias civiles y, dentro de estas, a sectores productivos donde acusan altos coeficientes de productividad y competitividad internacional, como en la industria automotriz y en los semiconductores. El desarrollo de la industria de la computación sigue esta trayectoria histórica.

Entonces, podemos pensar que en el pasado se haya estructurado esa "segmentación" de los mercados de trabajo sin embargo, en la actualidad, dicha estructuración va borrándose para absorber cada vez más a todo tipo de mercados en la precarización que el proceso capitalista de reestructuración lleva integrado como parte de su funcionamiento.

Así, uno de las consecuencias más manifestadas de estos cambios en los mercados de trabajo y en las políticas empresariales, es la tendencia a la creación de segmentos reducidos y restringidos de trabajadores altamente especializados y calificados, frente a una gran masa de obreros descalificados y desplazados. Todo esto, con el objetivo de que en el futuro puedan ser fácilmente reemplazados debido a la abundancia de este tipo de trabajadores en países donde existen enormes contingentes poblacionales de desocupados y subocupados con bajos ingresos.

Esta tesis es corroborada por Joaquim Hirsch, cuando sostiene que: "La reorganización del proceso de trabajo se dirige a la implantación de nuevas y más flexibles combinaciones de persona y máquina, a la creación de nuevas jerarquías entre los asalariados, y a una individualización sistemática de las relaciones laborales. Sus objetivos: fragmentar y diversificar al trabajador masivo taylorista, a través del proceso laboral y la organización del proceso de trabajo; reducir la vulnerabilidad del proceso de producción; elevar el uso de la capacidad (producción continua); y debilitar la organización colectiva de intereses basada en condiciones de trabajo normalizadas".

No obstante, como contrastan otros estudios, estos procesos no implican la eliminación del trabajador taylorista y fordista clásicos. Por el contrario, el objetivo de la 'nueva política laboral' es construir un núcleo privilegiado, reducido, de empleados altamente calificados, encomendados en las tareas de supervisión y dirección.

Pues bien, el desencanto con los criterios económicos tradicionales del bienestar provocoa la necesidad de indicadores “sociales”. Al igual que los indicadores económicos que guían la política económica, existen indicadores sociales que guían la política social.

La búsqueda de indicadores adecuados del bienestar no económico comenzó a principios de los años setenta. Varios estudios pioneros se iniciaron en esa época. Algunos organismos internacionales organizaron conferencias de expertos (OCDE, ONU). En la mayoría de los países occidentales surgieron centros para el estudio de los indicadores sociales, ya fuera como fundaciones semigubernamentales (EE.UU., Países Bajos), como departamentos adscritos a los centros de estadística (Suecia), o como programas de investigación a largo plazo en universidades (Alemania).

Entonces, la sociedad europea ¿tiene una buena calidad de vida?. El término "calidad de vida” denota dos significados: 1) la presencia de condiciones consideradas necesarias para una buena vida y 2) la práctica del vivir bien como tal.

Cuando se usan en el nivel societal, sólo se puede aplicar el primer significado. Cuando decimos que la calidad de vida en un país es mala, queremos decir que faltan condiciones esenciales, como alimentación, vivienda y cuidados médicos suficientes. En otras palabras: el país no es “vivible” para sus habitantes.

Para responder a esta pregunta, vamos a atender al autor Richard Sennet, el cual tiene una visión muy clara sobre el concepto de trabajo flexible y sus consecuencias en la sociedad.

El trabajo flexible para Richard Sennet es un tipo de trabajo muy característico de la sociedad moderna, en el que cada trabajador tiene diferentes horarios y la jornada de trabajo