Ensayo: Habitabilidad y tiempo

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Autores como Fuentes definen al contexto como las variables ambientales, tanto naturales como artificiales que inciden de manera directa en una edificación, así como en la relación con el habitante[7]. Por su parte, Bruno Stagno coincide con Fuentes pero además incluye dentro de su conceptualización las situaciones atemporales, compuestas por los factores sociales, culturales e históricos[8]. Norberg Schulz se acerca más a la relación hombre-espacio dentro del proceso de diseño y refiere al contexto como el ámbito en el que el arquitecto se desenvuelve en situaciones originadas de manera determinada y que, explícita o implícitamente, plantea problemas particulares[9].

Las situaciones referidas inciden de manera directa en la habitabilidad del espacio y se componen de condiciones económicas, políticas y sociales, de tradiciones culturales, de factores físicos como el clima y topografía y también de seres humanos que ven el ambiente de formas diferentes. Es decir, el diseño arquitectónico se ve influenciado por el contexto circundante, el cual comprende el ambiente natural, el social, el cultural así como la percepción e interpretación que el usuario hace de él. De esta manera el entorno no determina totalmente la conducta de su ocupante, pero si la inhibe o la alienta.

En términos de la relación entre el contexto, el espacio y el individuo (habitar), Puppo habla de una reacción biológica en todo ser viviente como respuesta al contexto que le rodea, una búsqueda de abrigo o “nicho ecológico”, que si en los animales y en las plantas se limita a la natural protección física, en el hombre va más allá; es la necesidad de un “espacio para vivir”; un espacio que significa también quietud de espíritu, sin cerrarse totalmente a la continuidad vital exterior. Un espacio para vivir es la vivienda o cualquier espacio que resulte familiar por su cotidiano contacto. En este sentido, crear espacios bajo los factores formativos del contexto es la finalidad de la arquitectura; espacios donde los hombres desarrollen su vida de trabajo, de diversiones, de descanso, de relaciones sociales y familiares, espacios habitables.

El concepto de habitabilidad en la arquitectura se puede analizar e interpretar desde distintas perspectivas. José Villagrán plantea la habitabilidad como la esencia de la arquitectura, es decir, característica específica de los objetos arquitectónicos, y que los diferencia de los demás objetos. “…Lo que hace que una obra sea arquitectónica y no escultórica o escenográfica o simplemente edificatoria”[10]. Paola Jirón, aborda este concepto de manera más detallada y define la habitabilidad como la cualidad de lo habitable del espacio, determinada por la relación y adecuación entre el hombre y su entorno, refiriéndose a cómo cada una de las escalas territoriales es percibida y evaluada según su capacidad de satisfacer las necesidades humanas[11].

Derivado de la investigación de Jirón, Patricia Gasmuri estudió la relación en la vivienda de la familia y la habitabilidad. Gasmuri habla de la habitabilidad como el conjunto de propiedades y características de la edificación que le confieren aptitud para satisfacer tanto los requerimientos expresamente estipulados en reglamentos, planos y especificaciones técnicas, como también los requerimientos implícitos, propios de las reglas del arte y de la buena práctica profesional que aseguran una adecuada respuesta a las necesidades habitacionales de los usuarios[12]. Como se puede notar con esta definición, habitabilidad se liga a las necesidades de los usuarios pero también a la normatividad competente en el ámbito de la construcción.

Mercado habla de la habitabilidad como el grado en que el espacio se ajusta a las necesidades y expectativas de los moradores. De esta manera la habitabilidad de una vivienda irá de acuerdo al grado en que las expectativas de cada persona se cumplan conforme a sus necesidades y al estilo de vida que tengan[13]. Tanto Salomao, Jirón, Gasmuri y Serafín Mercado determinan la habitabilidad en relación a las actividades, necesidades, expectativas y la normativa competente en el área; factores que no se pueden deslindar de una cultura y una época en específico. Estos factores se reflejan en los productos arquitectónicos, de manera directa en la vivienda, y como consecuencia la producción arquitectónica varía dependiendo del lugar donde se encuentre y la época a la que se refiera.

Al respecto, Iglesias comenta que habitabilidad no es un concepto que universalmente se aplique de la misma manera para todos, es un concepto específico, absoluto para cada región y cultura, para cada individuo[14]. Habitar está conformado por dos dimensiones, una propia del ser y otra del estar, en su entorno habitable.

En este enfoque Jaime Cruz Bermúdez expone que la habitabilidad es la satisfacción de las necesidades tanto físicas como psicológicas, donde el arquitecto diseña espacios que habitará el ser humano y por lo tanto requiere conocer todas las necesidades espaciales que los seres humanos tenemos para que estos espacios estén completos[15]. Al realizar esta acción, más que construir un espacio material, el arquitecto construye los lugares en los que vivirá el hombre. Estos espacios no se constituyen sólo por las necesidades físicas, sino también por los anhelos, experiencias, deseos y todas las manifestaciones culturales del hombre y la sociedad.

Al considerar estas necesidades, Cruz plantea que las necesidades espaciales están condicionadas por los elementos naturales, sociales e individuales. Es decir, que para lograr la habitabilidad de un espacio, éste debe ser único e individual y debe responder tanto a las condiciones naturales como sociales de una localización y un tiempo en específico. Gómez-Azpeitia expone la habitabilidad desde tres perspectivas: de lo espacial, de lo sustentable, y de lo psicosocial. Con la intersección de estas tres perspectivas pretende resaltar la importancia de pensar o conceptualizar la habitabilidad como un todo.

Para que un espacio particular pueda considerarse habitable debe reunir condiciones físicas y ambientales de acuerdo al tiempo y al espacio geográfico correspondientes, además de tomar en cuenta los factores sociales y culturales que determinan las expectativas de los habitantes. El espacio debe reunir determinadas características de uso, función, forma y significado que derivan del contexto y la cultura de su localización (espacial y temporal); debe de tomar en cuenta los aspectos económicos, ecológicos y sociales que condicionan el espacio habitable y en conjunto plantear la relación existente entre la conducta, ya sea individual o social, con el espacio construido que se habita[16].

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