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Ensayo de libro: LO QUE HACE FELIZ A TU CEREBRO

Enviado por   •  4 de Septiembre de 2018  •  2.540 Palabras (11 Páginas)  •  410 Visitas

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Nuestro cerebro establece este tipo de asociaciones, porque es lo que suele hace en cierta parte y siempre resulta útil recordar que la capacidad de nuestro cerebro es como el patrón de reconocimiento, no evoluciona para incorporar la complejidad de las modificaciones comerciales del entorno en que vivimos sino para hacer las cosas mas interesantes, también nos sentimos predispuestos a querer siempre una causa para cada afecto; y si nos resulta convincente, nuestro cerebro tardara de crearse una que le satisfaga.

Y ese es yno de los hábitos más frustrantes de nuestro cerebro es dedicarse a conseguir una recompensa, para después sentir una sensación de pérdida tras haberla logrado. Esto puede llevarnos a entrar en un círculo d desear, obtener y lamentarse. Es sumamente importante tener conciencia de que podemos estar atrapados en ese círculo. SI usted esta pujando por comprar un objeto por Internet y se ve forzado a seguir pujando mas allá de lo que vale el objeto o mas allá de lo que estaba dispuesto a gastar , haga un esfuerzo por caer en la cuenta de que lo que esta haciendo ha dejado de ser de su propio interés. Decidirse a actuar es difícil porque tendrá que alejarse de la meta. Si no lo hace, no puede esperar que simplemente pensando racionalmente se vaya a corregir el problema, porque muy raramente ocurre así. Somos maestros en la justificación, y casi cualquier motivo racional que asumamos ( ya venga de nuestra parte o de la de otros) para detener una acción podemos desmantelarlo en cuestión de minutos o en menos tiempo. La acción a tomar en estos casos tiene que ser absoluta; detenerse y alejarse. Y si las circunstancias lo requieren, correr.

La razón por la que nuestros cerebros se encuentran bien al poner el piloto automático es un tema de gran interés para lo científicos cognitivos, dado que la ultima conclusión a la que se ha llegado es la de que la mayoría de los seres humanos piensan en distintas cosas de las que están haciendo, en un porcentaje de un 30% a un 50% , durante el estado de vigilia. Otra cosa sorprendente es lo que lo subyace a ese porcentaje mencionado. Convertirnos en miembros de un viaje espacial puede resultar algo muy atractivo. Pero como tantas otras cosas para las que sentimos cierta capacidad de adaptación, cuanto más nos dejamos llevar por ellas, mas probable será que tengamos un tropiezo.

Actuar sobre los logros a corto plazo que puedan rendir beneficios a largo plazo ya que el cerebro feliz tiende a centrarse en el corto plazo. Siendo este el caso, sería una buena idea considerar cuales son esas metas cercanas que podemos lograr y que son las que al final nos llevaran a lograr las de largo plazo. Por ejemplo, si uno desea reducir quince kilos en seis meses (para llegar a tiempo a lucir un traje de baño en verano ), ¿cuáles deberían ser las metas próximas que podrían asociarse con perder pequeñas cantidades de peso al terminar haciendo que logremos la meta final ¿ Puede que sea alfo tan simple como darse una recompensa cada semana que logre reducir un kilo. Lo mismo se aplica a un sinfín de metas, como dejar de fumar o mejorar en el desempeño del trabajo. Descomponiendo la meta general en partes más pequeñas de corto plazo podremos centrarnos en logros acumulativos en lugar de sentirnos abrumados por la enormidad de la meta.

Si a todo eso le sumamos el propónerse metas tangibles y mesurables, continuando con la deliberación sobre las metas, es útil hacer que sean tangibles (recordemos que el cerebro feliz esta orientado a la valoración y la recompensa). Es obvio que la pérdida de peso tiene un resultado tangible y mesurable. Los beneficios de dejar de fumar pueden no ser tan obvios a primera instancia, pero haciendo un seguimiento de cómo se sentía uno antes y cómo se siente unos meses después hace que la meta sea tangible. Este simple truco lo llamamos análisis de reacción. Es tan simple como tomar unas cuantas notas sobre su estado ( sobre su bienestar físico y mental, por ejemplo, por no mencionar sobre cuánto dinero se ha ahorrado ), y repasarlas posteriormente unas cuantas semanas o meses después, con el fin de obtener una evidencia tangible del valor de la meta. Son innumerables los modos en que este procedimiento puede aplicarse, con tal de que sus evaluaciones iniciales y posteriores sean honestas y lo menos parciales que sea posible.

Termine lo que empiece, con esta sugerencia se aprovecha una tendencia del cerebro feliz que juega a nuestro favor. Para nuestro cerebro, lo incompleto representa inestabilidad. Una ilustración básica de esto constituye el experimento del círculo abierto. Trace una circunferencia sobre un papel, dejando una pequeña abertura para que no quede totalmente cerrada. Seguidamente fije su mirada en la figura durante un par de minutos y observe lo que sucede: su cerebro intenta cerrar el círculo. Para algunas personas el impulso de cerrarlo será tan fuerte que terminaran tomando el lápiz para terminar de cerrarlo. La misma dinámica puede aplicar para detener la indecisión que le corroe. El truco se reduce a comenzar cualquier proyecto que tenga delante; comenzarlo por cualquier sitio. Los psicólogos lo llaman efecto Zeigarnik, porque fue este psicólogo ruso quien primero documento el hallazgo de que cuando alguien esta frente a una meta abrumadora y por ello aplaza su enfrentamiento, comenzar por cualquier sitio desencadenará la motivación de terminar lo que se ha comenzado.

Cuando se inicia un proyecto, aun cuando se comience con la parte más pequeña y más simple, se comienza a trazar el círculo. Después se continúa con otra parte ( se traza otro poco más del círculo), y otra más ( más circulo), etc. El único requisito previo para que funcione el efecto Zeigarnik es que en primer lugar, usted este motivado para completar el proyecto.Pregúntese ; no se lo diga a sí mismo, pues la automotivación no es fácil, pero unos cuantos trucos pueden hacer que sea así sencilla y productiva. Cierta investigación en piscología sugiere que preguntarse a sí mismo si se puede alcanzar una meta es más efectivo que decirse a sí mismo que le va a alcanzar. No es lo mismo decirse: ¿Creo que puedo! ¿Creo que puedo! , a decirse: ¿Puedo arreglarlo? ¿Sí que puedo! Esto último resulta más productivo desde el punto de vista motivacional.

Las investigaciones en el campo de la piscología nos muestran que la cantidad de tiempo necesario para lograr el máximo de automaticidad ( jerga que significa hábito) es de sesenta a seis días. Pero cuando se trata de desarrollar un hábito saludable, es probable que lleve por lo menos ochenta días para convertirse en automático. Cuanto más complejo sea el hábito, más tiempo tardará en formarse. Adoptar un régimen de ejercicio, por ejemplo, le llevará

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