Escenas de transmisión

...

Hoy, casi finalizando el año lectivo, estamos ultimando detalles para poner en escena la historia.

Sin darme cuenta, en un momento, ellos tomaron el control de la clase y eso me lleno de orgullo.

Justificación:

Teniendo en cuenta las lecturas de los módulos, puedo afirmar que mi autoridad estuvo en crisis. Desde mi punto de vista estaba tratando de dar herramientas de estudios a los estudiantes y ellos no las aceptaban, en cierto modo, pensaba que lo hacían a propósito pero en realidad lo que estaba sucediendo era que: (…) “el tipo de autoridad pedagógica que se construye cotidianamente está fundado en un dispositivo que eterniza la jerarquía entre los que saben y los que no saben, entre los que pueden hablar y los que deben escuchar. (…) la igualdad que se busca como meta permanecerá inalcanzable mientras su garante sea la efectuación de procesos de verificación no de las lecturas compartidas sino de lo explicado por el maestro o profesor, cuya garantía última es la figura del examen. Así las cosas, la autoridad pedagógica volverá siempre a reducirse a la explicación y al examen”.[1] Justamente lo que los chicos me expusieron, la reducción a una actividad para recolectar nota. Por eso la clase 1 dice: “Preguntarnos qué puede hacer la escuela, o mejor, qué podemos hacer nosotros como docentes y/o participantes de la vida escolar, resulta fundamental si consideramos que la escuela es uno de los espacios en los cuales construimos las relaciones socialmente necesarias a partir de las cuales damos sentido y contenido concreto a los ideales de libertad, igualdad, justicia y responsabilidad”.[2] Bueno, la escuela puede hacer mucho y, en algunos casos lo hace (lo hacemos) porque: “No se trata en este sentido de desfondar la autoridad pedagógica sino de recrearla con otros recursos. Entre ellos, no es el menos importante el de construir un desafío intelectual que invoque el deseo y abra la curiosidad de los y las estudiantes. Dicho de otro modo: pensar la escena de transmisión muchas veces implica pensar qué tipo de ejercicio permitiría que cada estudiante empiece a dar cuenta de sí mismo respecto del mundo del conocimiento, sea éste de la naturaleza o la historia, de las matemáticas, la ética, o el mundo del arte. (…) Que la escuela pueda convertirse en un espacio público en el cual se experimente la emancipación intelectual a partir del aprendizaje concreto, dependerá de la capacidad que tengamos para recrear la autoridad pedagógica a partir del supuesto de la igualdad de las inteligencias, para construir desde allí una universalidad no violenta que supere la visión patriarcal de las instituciones asentadas sobre las jerarquizaciones tradicionales”[3]. Teniendo en cuenta esto podremos lograr que: (…) “el deseo o la curiosidad de uno/a o más estudiantes se pone en movimiento para aprender y/o realizar algo propuesto por lxs docentes y, en la cual, aunque sea parcialmente, se alcanza este objetivo”[4], o sea, la transmisión lograda.

Bibliografía:

- Instituto Nacional de Formación Docente (2017) Especialización Docente de Nivel Superior en Políticas y Programas Socioeducativos. Buenos Aires: Ministerio de Educación y Deporte de la Nación. Educación, Familias, Comunidades. Clase 2: Aprendizaje de una vida. Gabriel D´Iorio, Martín Ara

- Instituto Nacional de Formación Docente (2017) Especialización Docente de Nivel Superior en Políticas y Programas Socioeducativos. Buenos Aires: Ministerio de Educación y Deporte de la Nación. Educación, Familias, Comunidades. Clase 1: Vidas familiares, escolares, políticas. Gabriel D´Iorio, Martín Ara

---------------------------------------------------------------