¿Hay recursos renovables o no?.

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En este sentido podemos afirmar que ambos enfoques siendo económicamente diferentes, son ecológicamente iguales, pues se basan en una explotación despiadada de los recursos naturales, unos basándose en la maximización beneficios y satisfacción de necesidades y otros basados en el principio "De cada uno según su capacidad; y a cada uno según sus necesidades".

La solución a la crisis global del medioambiente no puede tener a su base ninguna de estas concepciones mencionada debido al uso abusivo de los recursos naturales. La realidad está exigiendo a la humanidad a adoptar un nuevo paradigma, en buscar un nuevo modelo de civilización que garantice la vida a lo largo del tiempo, de todos los seres que habitan el planeta.

La contaminación ambiental es una de las principales causas de muerte en el mundo, 14 mil millones libras de basura se vierten al mar cada año, Más de 1 millón de aves marinas y 100.000 mamíferos marinos mueren por la contaminación cada año.

La alta contaminación y destrucción ambiental impiden que los recursos naturales puedan restaurarse por sí solos, es decir a una velocidad mayor a la de explotación y consumo por parte de los seres humanos. Podemos decir que los recursos naturales no se están renovando (bosques, ríos, mantos acuíferos, entre otros), los elementos naturales esenciales para la vida, están desapareciendo.

Pero existen otros recursos, los no renovables (cuyo tiempo de restauración tarda millones de años) en el que su nivel de explotación los está condiciendo al agotamiento de manera total, como el petróleo, el oro y el carbón.

El rápido desarrollo tecnológico, la expansión de la producción y su consecuente contaminación ha convertido al planeta y a todos sus habitantes en un recurso no renovable, que se agota día con día.

Dadas las condiciones críticas del medioambiente a causa de las actividades del ser humano, y de la forma en cómo se organiza para producir, no es posible hacer una distinción a nivel práctico de lo que se considera a nivel teórico como recursos renovables y no renovables.

Al crear y establecer ciudades y alejarnos de la naturaleza, se crea una ilusoria barrera que separa totalmente a la naturaleza de la ciudad sin embargo, ello solamente nos acerca y nos hace más dependientes de ella. "Al liberarse el ser humano del poder de la naturaleza, no se aleja de ella, sino que la conoce aún más profundamente, a la par que la hace servir cada vez más a sus propias necesidades. En este sentido podemos decir que la dependencia del hombre respecto de los recursos naturales no desaparece nunca, aunque su dominio sobre la naturaleza se eleva invariablemente”[3]

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