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INDIVIDUO, SOCIEDAD, VALORES Y NORMAS

Enviado por   •  11 de Septiembre de 2018  •  6.296 Palabras (26 Páginas)  •  416 Visitas

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Apropósito de ello, Bien podría decirse que el juego caracteriza nuestra vida, considerando que siempre estamos > un rol e insertos dentro de contextos que se rigen por > que elegimos acatar o rechazar. Pero, aun en este último caso, nuestro rechazo suele producirse desde la afirmación de reglas alternativas. La noción de >, que implica la presencia de > y >, ha llamado poderosamente la atención de la reflexión filosófica en el siglo XX, y ha servido, a algunos pensadores, para dar cuenta de la condición humana de los fundamentos de la ética (tal es el caso de Ludwig Wittgenstein: teoría de los juegos lingüísticos), o aun de la naturaleza humana en general (Hans Georg gadamer: hermenéutica del juego; Johannes huizinga: homo lundens, etc.)

Siempre estamos integrados grupos. Un grupo no es un agregado de personas, sin más. Solo puede hablarse de grupo cuando entre sus componentes se establecen relaciones mutuas, objetivos comunes y lazos afectivos. Ni siquiera es necesario que tenga una organización formal. La familia, por ejemplo, o la veracidad o la confianza, u otras más particulares de cada pandilla. Todo el miembro del grupo, a su vez, tiene la seguridad de que cada uno asume su papel en conformidad con el lugar que ocupa en el mismo.

El grupo que mayor importa tiene en la función socializadora es la familia, pues en ella discurren los primeros años de vida: los de mayor receptividad. Ahí adquiere el niño el conocimiento del lenguaje, y con él, el entramando de conocimientos y valores, favoreciéndose por la mayor carga de afectividad que en ella discurre.

Es también destacada la influencia del grupo de amigos en el que actúa. El individuo aprende a identificarse así mismo en la medida que se identifica con el papel asignado en el grupo, adoptando aquellos comportamientos que supone que los demás esperan de él. Y en esa misma medida identifica a los otros

En las sociedades modernas, los individuos necesitan aprender y desempeñar otros roles, generalmente relacionados con la división social del trabajo, mucho más compleja en ellas. Si la familia envía sus hijos a la escuela es porque entienden que se deben prepara para asumir un papel profesional en el futuro. Entramos aquí en la socialización secundaria, en la que intervienen otros grupos e instituciones, como la escuela o los medios de comunicación. Su aportación no se agota en la transmisión de conocimientos. Más importante es frecuentemente la función que ejercen como transmisoras de actitudes y valores.

Una vez que hemos constatado el hecho de que la vida humana discurre en sociedad, cabe una reflexión filosófica sobre el origen de esta –vinculada a la esencial trama moral en que se sustenta- y la explicación de tal hecho. Tal es el propósito de la filosofía política y de la ética.

Ya en el siglo IV a.n.e. Aristóteles definía al ser humano como animal político. Según él. El hecho de que los hombres constituyan sociedad no es modo alguno, un capricho ni fruto de una decisión pactada. El hombre está configurado del tal manera que, por naturaleza, es un ser social. Solo en la sociedad puede encontrar su suficiencia y llegar a satisfacer todas sus necesidades. Poco importante que retrocediendo el tiempo pueda encontrarse individuos que no vivan estrictamente en condiciones sociales- si tal fuera el caso-, no por ello el hombre deja de ser esencialmente un >: lo es potencialmente, como la semilla de trigo contiene > la planta. La sociabilidad y la condición de sujeto moral que esta supone se hallan desde siempre > en el individuo.

Que el destino humano es la vida en sociedad como sujeto moral, además de estar sustentado en el hecho de que ningún ser humano es autosuficiente – autárquico- (solo los dioses o las bestias podrían serlo dice Aristóteles), tiene para Aristóteles una prueba definitiva en el hecho del lenguaje: el hombre es el único ser que tiene palabras y con ella establece en todo momento que es lo conveniente, bueno y justo, lo cual solo se hace participando de una comunidad política, portadora de valore. Por ello, solo en su pertenecía a la comunidad política encuentra el hombre su plenitud.

La realización del ser humano en la vida política, tendría que ver para Aristóteles con el hecho de que lo que define a una comunidad política como tal, la diferencia de una mera agrupación aleatoria de individuos – una muchedumbre-, es que ella es un sujeto moral puesto que es portadora de valores y de metas comunes, que sus integrantes comparten. Esto es importante en términos éticos, pues hace de la moral el elemento definitorio de una sociedad. Los grupos humanos que no comparten valores básicos, y por tanto, no mantienen entre sus integrantes un nivel de desconfianza básico, no pueden ser considerados en sentido estricto una comunidad política.

Por lo mismo, La sociedad no es un agregado mecánico de individuos atomizados, ni puede ser comprendida como funcionando en virtud a leyes ciegas de orden mecánico. Según Aristóteles, lo que define a una sociedad, constituyendo su elemento de cohesión y dinamismo, son los valores y apuestas morales, una cierta concepción de la felicidad y de4 las vías para su logro. De allí la importancia de la ética, y la imposibilidad para el de establecer una distinción sustancial con la política.

Algunos otros pensadores, tanto en la antigüedad (por ejemplo, el sofista Protágoras) como en los tiempos modernos (por ejemplo, Thomas Hobbes) han desarrollado una idea muy distinta de la sociabilidad y la relación entre moral y política. Se trata del convencionalismo, una idea según la cual no hay una natural sociabilidad en el ser humano. Este sería más bien originariamente egoísta. Pero, en la medida en que su egoísmo instintivo lo conduce al conflicto con los otros y, por tanto, a la posibilidad de la muerte, ocurre en él un cálculo racional, es decir, su egoísmo- que le conviene entenderse con los demás, estableciendo normas y obligándose a acatarlas. Tal seria el origen de la comunidad política.

Como puedes ver, de acuerdo a esta teoría, no es que el hombre viva en sociedad por un originario sentido altruista, solidario y convencional, sino estrictamente por un cálculo de lo que le conviene para mantener la vida. Desde esa perspectiva, no el sujeto aislado y en perpetuo conflicto sino el individuo, en tanto integrante de una colectividad vendría a ser el perfecto egoísta, pues sería un egoísta calculador. Las normas morales, serian por tanto instrumentos para el fin egoísta supremo: conservar la vida y tener la posibilidad de su disfrute. Las normas morales son, por eso convencionales

Sin embargo, el que las normas morales tengan un

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