“LA CRISIS ECONÓMICA MÁS DOLOROSA EN LA HISTORIA DE BOLIVIA”
Enviado por monto2435 • 24 de Abril de 2018 • 5.638 Palabras (23 Páginas) • 581 Visitas
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- CONTEXTO NACIONAL:
A su vez debemos mencionar las circunstancias por las que atravesaba el país, a saber:
- Se alcanzó un alto grado de endeudamiento externo, cuyo servicio llegó a convertirse en una pesada carga, al subir la tasa LIBOR (1977) sobre la cual se basaban los préstamos de la banca internacional.
- El agotamiento del “estilo de desarrollo” o forma de funcionamiento de la economía en torno a la minería se hizo evidente al caer la producción de la COMIBOL, cuya participación en el PIB fue el sostén de la economía en otras épocas.
- Caen los precios y demanda de los productos de exportación en el mercado internacional (desde 1979)
- Declinan de las inversiones y la actividad productiva por el desmejoramiento de la situación financiera y la desestabilización del régimen dictatorial entonces vigente.
- Alto grado de estatismo de la economía.
- Inestabilidad política agravada a fines de la década de los setenta.
- LA VUELTA A LA DEMOCRACIA: GOBIERNO DEL DR. SILES SUAZO
Cuando Siles asumió la presidencia en octubre de 1982 la situación política estaba muy lejos de haberse consolidado y la economía, por su parte, manifestaba ya signos preocupantes de deterioro. Las presiones de la izquierda y el sindicalismo, fortalecidos tras los últimos años de lucha, se sumaban a la presencia de una institución militar acostumbrada a intervenir desembozadamente en la vida política del país, todo lo cual conformaba un cuadro de debilidad institucional a la que no poco contribuía la carencia casi absoluta de una verdadera tradición democrática.
La economía presentaba ya los signos característicos de la crisis final del modelo de crecimiento hacia adentro. “Durante el período 1976 a 1981, el déficit del sector fiscal no financiero promediaba alrededor del 9,5% del PIB”, lo cual inducía ya una elevada inflación y un progresivo endeudamiento. La situación financiera del país era grave: los ingresos fiscales disminuían en términos reales y del mismo modo descendía la capacidad de pago frente a los acreedores externos. Hacia mediados de 1981 se había llegado prácticamente a una cesación de pagos con el extranjero y el gobierno militar había apelado a un control de cambios para evitar el descenso de las reservas. La economía, en conjunto, se precipitaba hacia una severa crisis.
En estas delicadas condiciones llegó Hernán Siles Suazo nuevamente a la presidencia de Bolivia. Bajo la amenaza latente del retorno de los militares a sus prácticas golpistas, y ante un sindicalismo poderoso que reclamaba un rápido restablecimiento de su nivel de vida y estaba dispuesto a todo por conseguirlo, Siles escogió la consolidación de la democracia como su meta principal. Ello parecía comprensible pues la situación, como se ha observado, se caracterizaba por “un sistema político con alto grado de inestabilidad, un estado débil y reducidos márgenes de gobernabilidad”.
Siles, lamentablemente, defraudó en buena medida las expectativas del pueblo: si bien logró que la democracia se consolidara, su política económica resultó en definitiva desastrosa, ahondando la crisis del país hasta un punto realmente inconcebible. La gran paradoja de su actuación como gobernante es que, habiendo sido capaz de controlar la inflación provocada por Paz Estensoro en su primer gobierno, allá por los años cincuenta, Siles ahora acudió a una receta totalmente inconveniente para enfrentar la crisis, llevando así a Bolivia a una hiperinflación que sólo puede compararse con la que, en tiempos de guerra o de inmediata posguerra, tuvieron Alemania, Austria, Hungría o Polonia.
Todo el país reclamaba soluciones mientras la economía se hundía: el PIB, entre 1980 y 1986 –años que de algún modo enmarcan la crisis experimentó un descenso del 10%, en tanto que la disminución del PIB per Cápita fue, naturalmente, mucho mayor, alcanzando al 22%. El sector informal crecía velozmente, llegando a superar el 50% de la ocupación total, y el descenso en los ingresos y la inseguridad en que se vivía modificó los valores mismos de la población. No tenían ya ningún sentido ni el ahorro ni los proyectos a mediano plazo. Se vivía con sobresaltos, sin saber si el sueldo podía alcanzar, sin tener idea de cuánto podían valer las cosas mañana. Una fracción significativa de la población abandonó entonces por completo la legalidad y se pasó a “la informalidad delictiva”, en buena parte vinculada al tráfico de drogas. Siles, sin apoyo y sin una política coherente ante la crisis, intentó al final tomar algunas medidas parciales para sanear la situación, como la eliminación del control de precios en el mercado de bienes, pero ya era tarde para la rectificación: sólo otro gobierno, con un nuevo acuerdo político que lo respaldase, podía intentar la tarea de detener la hiperinflación y encarrilar nuevamente al país.
- DESCRIPCIÓN DE LA CRISIS
Entre 1982 y 1986 se sufrió en Bolivia una crisis económica muy dolorosa.
El descenso de la producción nacional (PIB) de las exportaciones y de las importaciones, y el aumento del desempleo así como el aumento de los precios hiperinflacionarios fueron sus manifestaciones más notables. Todo esto acompañado de un gran aumento de la emisión monetaria.
El PIB bajo más del 15% en estos cinco años, el desempleo subió hasta un 25% y los precios aumentaron más del 20000% anual.
Los malos indicadores económicos de la crisis afectaron a los indicadores sociales.
- ANÁLISIS DE LAS VARIABLES ECONÓMICAS
- TIPO DE CAMBIO
En noviembre de 1982 se dictó el Decreto Supremo 19249 llamado de desdolarización, que tendría consecuencias importantes en la estabilidad económica, especialmente en el largo plazo y sobre el comercio exterior.
Dicho decreto establecía que todas las obligaciones contraídas en moneda extranjera o moneda nacional con mantenimiento de valor quedaban convertidas en pesos bolivianos al tipo de cambio del día de pesos 145.40 por dólar americano.
Además establecía que:
- Los depósitos en dólares debían ser redimidos al tipo de cambio oficial de 196 bolivianos por dólar
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