LA ENCUESTA POR MUESTREO
Enviado por Kate • 27 de Marzo de 2018 • 28.749 Palabras (115 Páginas) • 336 Visitas
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La entrevista a un individuo consta de dos elementos: la pregunta y la respuesta. Ambas se pueden expresar de forma estandarizada o de forma libre. Imaginemos una entrevista en la que a todos los sujetos se les plantea la misma pregunta, con idéntica formulación, por ejemplo: «:,le interesa a usted la política?», y éstos sólo pueden responder eligiendo una de las cuatro opciones preestablecidas, por ejemplo, mucho, bastante, poco o nada. En este caso, tanto la pregunta como la respuesta están estandarizadas. Otra posibilidad es plantear una pregunta estandarizada que el entrevistado puede responder libremente (por ejemplo, la respuesta a la pregunta anterior podría ser: «Depende, me interesa en campaña electoral porque todos hablan de ella y también tengo que decidir qué votar, pero fuera de estas ocasiones no me interesa en absoluto»). La tercera posibilidad es que la pregunta tampoco esté estandarizada, por ejemplo, cuando el entrevistador sabe que, en el curso de la entrevista, debe hablar del interés por la política, pero puede formular las preguntas como considere más oportuno, según el curso de la propia entrevista y las características del encuestado.
Combinando entre sí las características estandarizadas/libres de pregunta y respuesta, se obtiene la tipología de la figura 5.1, que da lugar a tres instrumentos de investigación distintos (el cuarto, en efecto, no existe):
Resumen 5.1. LA MATRIZ DE DATOS
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- El cuestionario, cuando tanto la pregunta como la respuesta están estandarizadas.
- La entrevista estructurada, cuando sólo la pregunta está estandarizada, mientras que la respuesta es libre.
- La entrevista libre, cuando ni la pregunta ni la respuesta están estandarizadas.
En el primer caso, el entrevistador dispone de un texto escrito que reproduce la formulación exacta de las preguntas y, para cada una de ellas, la lista de posibles respuestas y su correspondiente codificación; en el segundo dispone de los textos de las preguntas, y debe atenerse a la formulación y al orden de los mismos; en el tercero sólo dispone de una guía para la entrevista, una lista de puntos y de temas que debe tratar, en un orden determinado y según la formulación que decide el propio entrevistador. Lo que cambia, por lo tanto, en las tres situaciones descritas, es el grado de libertad con el que se desarrolla la entrevista.
En este capítulo trataremos sólo el primer tipo, el cuestionario. Las entrevistas estructuradas y libres se estudiarán más adelante (en el capítulo 10), en la parte del libro dedicada a la investigación cualitativa.
La encuesta por muestreo tiene una larga historia en la investigación social. Marx y Weber ya aplicaron la idea de obtener información pidiéndola directamente a los propios sujetos estudiados. En 1880 Marx envió 25.000 copias de un cuestionario a los lectores de la Révue socialiste, con preguntas abiertas sobre sus condi¬ciones de vida (sin embargo, recibió tan pocas respuestas que ni siquiera llegó a analizar los datos [cfr. Bottomore y Rubel, 1956]).
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Figura 5.1. Instrumentos de investigación mediante preguntas.
Weber también recurrió varias veces a los cuestionarios entre 1880 y 1910 para estudiar problemas sociales, como las condiciones de trabajo en los campos de Prusia oriental (con cuestionarios enviados por correo a propietarios agrícolas y a pastores protestantes), y los efectos de trabajar en la industria pesada sobre la estructura de la personalidad y la forma de vida de los obreros (con cuestionarios planteados tanto a observadores privilegiados como a una muestra de obreros [cfr. Lazarsfeld y Oberschall, 1965]). Podemos citar también las encuestas que se realizaron sobre el impulso de los movimientos de reforma social que tuvieron lugar entre los siglos XIX y XX, sobre todo en Inglaterra, con el objetivo de recopilar información sobre las condiciones de vida de los pobres, los obreros y los marginados. Estos primeros estudios partían de la premisa de que hasta que no se midiera la naturaleza y el alcance de estos problemas, poco podía hacerse para solucionarlos.
Pero el verdadero salto cualitativo en el ámbito de las técnicas de encuesta se produjo con la consolidación del concepto de representatividad y la introducción de los procedimientos de muestreo. Es decir, cuando se afianzó el principio de que para conocer la distribución de un número determinado de variables en una población concreta, no era necesario estudiar a toda la población, sino que un estudio de una muestra seleccionada convenientemente podía producir resultados igual de exactos que los obtenidos por un estudio realizado sobre el total de la población (o incluso más exactos, dado que los recursos no utilizados gracias a la reducción del alcance de la investigación podían emplearse para mejorar la calidad de la misma). Este principio, sistematizado teóricamente en los textos del estadístico polaco Jerzy Neyman hacia mediados de los años treinta, se consolidó rápidamente y allanó el camino para el extraordinario éxito que tendría la técnica de la encuesta por muestreo.
5.2. LA ESTANDARIZACIÓN O INVARIACIÓN DEL ESTÍMULO
Los problemas fundamentales a los que se enfrenta el investigador que ha decidido utilizar la encuesta por muestreo guardan relación con las diferencias de base (ontológicas, epistemológicas y metodológicas) existentes entre los dos paradigmas básicos de la investigación social: el planteamiento de la tradición positivista (con sus variantes neopostivista y postpositivista), y el planteamiento que hemos denominado interpretativo. A continuación comentaremos dos dilemas relacionados con estos dos planteamientos diferentes.
5.2.1. Criterio objetivista y criterio constructivista
El primer dilema enfrenta a quienes consideran que la realidad social existe fuera del investigador y éste puede conocerla de manera plena y objetiva, y quienes consideran que el propio acto de conocer la realidad conlleva una alteración de la misma. Esta alteración hace que la realidad sólo pueda ser la generada por el proceso interactivo que se establece entre el sujeto que estudia y el sujeto estudiado. Tenemos, pues, por una parte, la posición que podríamos definir como objetivista (el dato social se puede registrar objetivamente, con un procedimiento no muy distinto al de la «observación» en las ciencias naturales), y, por otra, la posición
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