LA INTERIORIZACIÓN DE LOS ESTEREOTIPOS DE GÉNERO EN JÓVENES Y ADOLESCENTES EN MÉXICO.

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Intersubjetiva.

De igual manera, la interiorización se relaciona directamente con la introyección. Carlos Valle Romo (2009) define la introyección como “la prohibición (o su contrario: la orden, la limitación, el “hay que, tienes que”) que lleva grabado dentro la persona.”[4], es decir, por medio de este proceso psicológico se forman los propios rasgos, conductas y otros elementos del entorno, específicamente de la personalidad de otros sujetos. La Psicología Gestalt define la introyección como la función psíquica mediante la que una persona incorpora a su estructura mental y emocional los elementos del ambiente familiar y social en el que le tocó vivir.

DESDE EL ASPECTO DE LA COMUNICACIÓN

El ser humano tiene un universo interior amplio que puede compartir con los demás a través de la comunicación de pensamientos y sentimientos. Vive de un modo consciente y reflexiona a partir de sus propias vivencias; también se encarga de interiorizar el propio vivir asimilando información teórica y práctica de la vida. En este caso, interiorizar es la acción a través de la que una persona asimila un hecho determinado o una información.

Este concepto implica convertir algo externo en propio. El mundo interior de un ser humano es inmaterial. Al ser inmaterial, el ser humano puede interiorizar una cantidad ilimitada de vivencias, experiencias internas, sensaciones, emociones y reflexiones que enriquecen la mente y el corazón a partir del valor de la experiencia. Cuando una persona ha interiorizado una realidad determinada, esa realidad forma parte de su ser en mayor o menor importancia.

Existen distintos medios que se encargan de puntualizar modelos con ciertas características, los cuales tienden a ser interiorizados a la personalidad y carácter. De todas las influencias sociales, los proveedores de imágenes y narrativas del ideal de belleza más poderosos, son, sin duda, los medios de comunicación.[5] Bien, la interiorización constituye “el momento en el cual un individuo cognitivamente adopta los ideales de belleza definidos socialmente y se dedica a realizar comportamientos dirigidos a alcanzar estos ideales”.[6]

DESDE EL PUNTO DE VISTA DE OTROS AUTORES

La interiorización es la transformación de los procesos interpersonales en procesos intrapersonales. Toda función aparece dos veces o en dos niveles, primero a un nivel social y, más tarde, a un nivel individual, primero entre personas y después en el interior del propio individuo. Las funciones superiores tienen su origen, por tanto, en las relaciones entre los seres humanos.

El proceso de interiorización implica que el individuo reconstruirá mediante su propia actividad mental los procesos que antes ya han ocurrido en el curso de la interacción social.

La apropiación es en sí misma, un proceso de transformación, un cambio que resulta de la propia participación. La persona que participa en un acontecimiento se transforma de tal manera que su participación en futuros acontecimientos es necesariamente diferente.[7]

Según la Ley genética del desarrollo cultural postulada por Vigotsky: "...cualquier función en el desarrollo cultural del niño aparece en escena 2 veces, en 2 planos: primero entre la gente, como una categoría interpsíquica, después, dentro del niño, como una categoría intrapsíquica", lo que sugiere que “las funciones se construyen primero en el colectivo, en forma de relaciones entre los niños; después, se convierten en funciones psíquicas de la personalidad"[8]. Esta tesis define el conocido principio de interiorización.

Sin embargo, Leontiev (1990) destaca que “el proceso de interiorización no consiste en la transferencia de una actividad externa a un plano interno preexistente en la conciencia: es el proceso a través del cual se forma este plano”.

María Aurora Romero Ortega (2007) postula los siguientes enunciados sobre la interiorización[9]:

- La interiorización no es una copia de la realidad externa en un plano interno ya existente.

- La realidad externa es de naturaleza social.

- Las formas semióticas externas se constituyen en su mecanismo de funcionamiento.

De acuerdo con uno de los discípulos más brillantes de George Herbert Mead, Herbert Blumer (1970), el tratamiento de Mead de la sociedad humana mostraba que la vida en grupo "es la condición esencial para el surgimiento de la conciencia, la mente, el mundo de los objetos, seres humanos como organismos en posesión de "selves" y de la conducta humana en forma de actos construidos"[10]. Goerge Mead, filósofo, psicólogo y sociólogo estadounidense, planteó que el Yo surge a través de la interacción social, de la interiorización de los roles de las demás personas. La Teoría del "SeIf" Social de Mead incluye: el "Self", el acto, la interacción social, de los objetos y la acción conjunta como elementos que conforman la interioridad de cual o tal sujeto.

CAPÍTULO II

CONCEPTO DE ESTEREOTIPO

La palabra estereotipo es un neologismo formado en el siglo XVIII de las palabras griegas stéreos (sólido) y typos (carácter, tipo o modelo). Fue creada en el ámbito de la tipografía para designar exactamente eso, un conjunto de tipos sólidos o fijos. Desde su significado original, el vocablo ‘estereotipo’ y sus derivados fueron extendiéndose a un uso cada vez más figurativo.[11] El publicista norteamericano Walter Lippmann fue el primero en introducir la noción de estereotipo en su obra Opinion publique, en 1922. Designa mediante ese término, tomado del lenguaje corriente, a las imágenes de nuestra mente que mediatizan nuestra relación con lo real. Explica que los estereotipos son “representaciones cristalizadas”, es decir moldes o esquemas de carácter cultural preexistentes, a través de los cuales cada uno filtra la realidad del entorno. Según Lippmann, en la sociedad estas imágenes toman un papel muy importante.[12]

Es prudente partir desde una perspectiva general del concepto tomando como referencia el Diccionario de la Real Academia Española; este define estereotipo como un modelo, imagen o idea establecida y aceptada por la sociedad con carácter inmutable, es decir, que no puede ni se puede cambiar. Se trata de una concepción popular sobre un grupo de personas y constituye una forma de categorizar grupos de gentes de acuerdo con sus