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LA MEDICINA EN MÉXICO”

Enviado por   •  21 de Marzo de 2018  •  1.720 Palabras (7 Páginas)  •  354 Visitas

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En fin, el Sukia, también conocido como Chamán fue en América el hombre que dio el primer paso en la lucha contra la enfermedad, y que luego de muchos años llegaría hasta el médico de nuestros días, curaba a los enfermos, adivinaba los sucesos futuros de los individuos y de la comunidad, controlaba los fenómenos atmosféricos, manejaba lo impuro y conducía las almas de los difuntos hasta la morada final.

Otra personalidad médica, exclusiva de México era el Ticitl, quien se dedicaba en general a curar con drogas y manipulaciones externas. Aparte de éstas, también existían muchas otras especialidades como componer huesos, sacar dientes, curar con hierbas, practicar sangrías, entre otras.

La información que se tiene sobre la medicina maya existe gracias a una fuente de conocimiento que provee información detallada sobre ésta, el libro sagrado del Popol-Vuh. En éste se describen los comienzos de la mitología, en la cual las fuerzas del mal son representadas como gigantes; y gracias al mismo libro se sabe que la cirugía y la medicina mágica tienen ya un papel importante dentro de esta cultura.

En cuanto a la medicina azteca, se tienen muchos registros gracias a la conquista, con la cual varios de sus métodos y remedios fueron descritos por los mismos conquistadores quienes quedaron impresionados por lo avanzado de la medicina en América. Según relatan los historiadores algunos frailes, inclusive el propio Hernán Cortés, preferían ser atendidos por médicos indígenas, ya que decían su conocimiento era superior al de los médicos europeos en cuanto a procedimientos quirúrgicos y sobre todo en cuanto a herbolaria.

Otro aspecto interesante de los aztecas, es que a pesar de que su medicina se basaba en hechos místicos y religiosos, llegaron a determinar que muchos factores físicos como el frío, la humedad y el viento, ejercían influencia sobre las enfermedades, incluso llegaron a establecer que también el contagio era una causa de la enfermedad. Además los médicos aztecas llegaron a conocer el concepto de circulación sanguínea y pulso, al igual que algunas funciones de los órganos de los sentidos, como son el tacto, el gusto, el olfato y otros.

Siguiendo con la medicina azteca y citando a un autor, Díaz Trigo, sabemos que: "Su farmacopea, si así puede llamarse, comprendía así mismo el empleo de purgantes, eméticos, antieméticos, diuréticos, sudoríficos, enemágogos, ocitócicos, abortivos, antiabortivos, antidiarreicos, antiespasmódicos, anestésicos, expectorantes, tónicos, narcóticos, revulsivos, emolientes y parasiticidas, todos los cuales empleaban en forma de cocimientos, maceraciones, polvos, colutotorios, buches, gargarismos, lavatorios, enemas, fumigaciones, zumos, cataplasmas, unciones y emplastos".

Sabiendo esto, no es de sorprender que los españoles consideraran a la medicina indígena superior a la propia, apropiándose de los conocimientos indígenas, de sus plantas y drogas. Quizá sea por esto, por la amplitud del territorio, la gran diversidad de pueblos, los años de avance de los mismos, entre otros factores que, a diferencia de las demás culturas que evolucionaron dejando atrás viejas tradiciones y creencias, en Mesoamérica no se lograron erradicar por completo las costumbres, creencias y tradiciones mesoamericanas.

Aún en la actualidad permanecen vigentes para muchas personas remedios o curas para distintos padecimientos que eran utilizados antiguamente, y esto no se limita únicamente a los pueblos autóctonos que lograron sobrevivir a la conquista y a la modernización a la que fue sometida la población indígena, también lo podemos ver en ciudades en las que algunas personas a pesar de poseer una mayor educación y acceso libre a la medicina moderna aún conservan creencias que se remontan a la época precolombina, como es el uso de hierbas medicinales, el recurrir a personas que son el equivalente a los antiguos chamanes, e incluso hasta no hace mucho tiempo la gran mayoría de las mujeres embarazadas acudía con parteras o comadronas, las cuales tienen su origen en la cultura indígena.

Quiero terminar este ensayo citando a Carlos Martínez Durán, exrector y profesor de historia de la medicina de la Universidad de San Carlos de Guatemala, en el prólogo de su libro «Las ciencias médicas en Guatemala», que dice:

"Nunca debemos perder el contacto con la historia de la medicina, pues ella nos permite comprender lo arduo que ha sido el camino para llegar a lo más nuevo, y que ningún resultado, por grande y espontáneo que parezca, deja de ser el fruto de milenios de maduración, de trabajo de generaciones más o menos anónimas".

Esta cita me parece acertada, sobre todo para nosotros, estudiantes de medicina, pues no debemos creer que los conocimientos que nos son dados a lo largo de nuestro estudio están totalmente desligados de las antiguas culturas, de la historia. Pues para obtener el conocimiento que poseemos actualmente fue necesario que el hombre recorriera infinidad de caminos, que cometiera errores y que acertara; y nos toca todavía continuar recorriendo más caminos, cometiendo errores y acertando. Seguir haciendo historia.

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