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LA MUERTE Y EL PROCESO DE MORIR

Enviado por   •  13 de Febrero de 2018  •  2.585 Palabras (11 Páginas)  •  313 Visitas

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tejidos no afecten la unidad cohesiva de integración o coordinación de las funciones físicas y mentales.

• Que los sujetos con deficiencias mentales puras, como autismo, demencia y estado vegetativo permanente, están vivos.

Problemas ético-morales que plantea la muerte encefálica

Estos problemas deben analizarse en el contexto específico de cada caso. Una vez diagnosticada la muerte cerebral, se deben suspender las medidas de soporte vital, pero esto puede resultar controversial en algunas situaciones particulares; las clásicas sondas siguientes:

Desconocimiento o poca claridad por parte del personal de salud acerca de que muerte cerebral es sinónimo de muerte de la persona; en consecuencia, hay resistencia a suspender las medidas de soporte vital porque hay dificultad en aceptar que un individuo que aparentemente respira, le late el corazón, tiene pulso y luce sonrosado, pueda estar muerto.

Para entender la muerte encefálica, es necesario conceptualizar al ser humano no como una suma de células, tejidos y órganos, sino como una totalidad integrada de las funciones armónicas de cada uno de los órganos presentes en su cuerpo y cuya integración está comandada por el cerebro; en consecuencia, cuando el cerebro muere se pierde total e irreversiblemente el funcionamiento del ser humano como un todo y por lo tanto ese ser humano está muerto.

El mantenimiento ríe las medidas de soporte vital en un paciente con muerte encefálica transgrede el principio de justicia distributiva ya que una camaVmuy costosa, como las ubicadas en las unidades de cuidado intensivo, está ocupada con una persona muerta y se están utilizando recursos materiales y humanos inútilmente en un difunto, restándolos a la atención de los que aún están vivos. Por otra parte, desde el punto de vista afectivo esto representa una crueldad para la familia y un irrespeto al derecho de morir con dignidad que tiene toda persona.

Cuando se ha diagnosticado muerte encefálica, no debe cometerse el error de solicitar la opinión de los familiares para retirar el ventilador, esto es totalmente absurdo, puesto que el diagnóstico médico es que el paciente está muerto. Esto no significa que se debe restringir el uso de la ventilación asistida por temor a que posteriormente haya que retirar el ventilador, por el contrario, debe instaurarse la ventilación asistida para evaluar la situación y aplicar los criterios de muerte, porque pudiera darse el caso de que estos criterios indicaran que el paciente está vivo.

Posibilidad de donación de órganos para trasplante, pues la mayor parte de los donantes de órganos son declarados muertos en una UCI y es obvio que éstos deben ser un sujetos con diagnóstico de muerte encefálica y con ventilación mecánica. Ninguno de los integrantes del equipo de trasplante debe participar en el proceso de diagnóstico de muerte encefálica, ni tampoco los que atienden directamente al donante; eso genera confusión en cuanto a los mejores intereses de los pacientes, pues los familiares pueden pensar que el interés principal no era salvar la vida del paciente sino conseguir sus órganos para trasplantarlos a otra persona. En estos casos es necesario mantener las medidas de soporte vital hasta que aparezca el receptor y los órganos sean retirados.

Esto representa una gran inversión económica, por lo que algunos cuestionan si estos recursos deben invertirse en salvar una sola vida o en otros programas de salud que favorezcan a un mayor número de personas.

El miedo a la muerte

Freud dijo que "el miedo a la muerte es en el fondo el de nuestra propia irreversibilidad en el tiempo". El miedo a la muerte es un hecho universal y un fenómenos que podemos considerar normal, siempre que no se vuelva obsesivo o demasiado intenso, y es necesario diferenciarlo de la ansiedad de la muerte que puede ser un estado transitorio o permanente. Este miedo puede llegar a ser tan absurdo e irracional que se teme a los seres amados que han muerto, y se les teme a partir del momento en que éstos se han despojado de la más leve posibilidad de ser temibles. Sería lógico que la muerte se analizara en relación con el nacimiento, como lo hace Platón en Fedón5 3 , pues tan misterioso es llegar a ser con el nacimiento que dejar de ser con la muerte. ¿Qué es lo que convierte un proceso natural en algo tan temible?

Aparentemente existen dos hechos fundamentales que hacen que la muerte nos parezca terrible: el miedo a lo desconocido, descrito de manera terrorífica por muchas religiones, y el temor a separarnos de los seres que amamos. Con relación al miedo a la muerte, las religiones son particularmente ambivalentes, ya que por un lado contribuyen a reducirlo cuando suprimen la idea de la anulación total, pero por el otro lo aumentan al describir infernales castigos en el más allá, salvo para aquellos que han obedecido fielmente los mandamientos de la religión.

Etapas en el proceso de morir

Según Elisabeth Kübler-Ross las etapas son las siguientes:

Fase de negación

La mayoría de los pacientes al enterarse de que padecen una enfermedad mortal reaccionan con la negación, insisten en que "no puede ser verdad" y que "tiene que haber un error", lo cual da lugar con frecuencia a una peregrinación por diferentes consultorios médicos, buscando a alguien que encuentre una solución satisfactoria a los trastornos de salud presentes. La doctora Kübler-Ross considera que esta fase no deja de tener sus ventajas pues funciona como un "amortiguador" ante la noticia inesperada, permitiendo que el paciente se recupere y movilice otras defensas. En esta fase es necesario detectar si el paciente desea hablar de la muerte, si es así, debe iniciarse un diálogo con él y sus familiares, que será mucho más fácil y productivo que si se realiza cuando la enfermedad está avanzada, puesto que en esta primera fase la muerte se percibe más lejana porque aún existe un estado de relativa salud y bienestar.

Fase de ira

La reacción es: ¿Por qué yo, habiendo tanta gente mala? ¿Qué hice para merecer este castigo?. Esta cólera se proyecta hacia la familia y el personal de salud, con lo cual resulta difícil atender al paciente. En esta etapa el enfermo necesita de gran apoyo y comprensión, ya que su ira no solamente es porque va a morir, sino porque se ha visto obligado a abandonar su proyecto de vida; no es pues contra nadie en particular, aunque acuse a todo el mundo, incluso a Dios. Puede suceder que los familiares y amigos se alejen

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