LOS PARTIDOS POLITICOS Y ANALISIS DE LOS DIÁLOGOS EN EL INFIERNO ENTRE MAQUEAVELO Y MONTESQUIEU.
Enviado por Jillian • 6 de Septiembre de 2018 • 17.435 Palabras (70 Páginas) • 365 Visitas
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Como síntoma de este avance en 1997 las elecciones son por primera sostenidas bajo vigilancia independiente. El PRI pierde la mayoría general en la Cámara Baja del Congreso y pierde también, por primera vez en la historia, las elecciones municipales en Ciudad de México. Y en 1999 el presidente Zedillo se compromete a abandonar las facultades tradicionales y permite que el PRI elija a su candidato presidencial en la primera elección primaria abierta.
Siendo que el partido a analizar, prácticamente deja el poder hace 1 año, haremos una síntesis de los hechos que consideramos relevantes tanto nacionalmente como dentro del partido.
1.- 1994: AÑO DE TRAGEDIAS
En 1994 no hubo uno, sino varios estallidos en México. En enero, Chiapas; en febrero, la amenaza de Manuel Camacho de dividir al PRI; en marzo, el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio. Como una repetición espeluznante de la primera mitad del año, todo estalló nuevamente después de las elecciones nacionales de agosto de 1994. Primero el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu.
Una rebelión armada explotó dentro de comunidades indígenas en Chiapas, después de esto, a finales de aquel año se produjo una catastrófica devaluación del peso gracias a una fuga masiva de capital. Esto a su vez resultó en una creciente inflación al igual que en un declive sin precedentes del Producto Interno Bruto (6.9% en 1995). La crisis económica profundizó la crisis política.
Asesinato de Luis Donaldo Colosio.
Asesinato de José Francisco. Ruiz Massieu
Caída del peso.
La estrategia económica era engañosamente simple. México iba a atraer grandes cantidades de capital internacional (incluyendo parte de los 50 mil millones de dólares que escaparon del país durante las décadas de los 70 y los 80), y ese capital, por un lado, ayudaría a disminuir la carga de la deuda y, por el otro, se invertiría en nuevas empresas productivas. La clave del esquema estaba en ofrecer estabilidad monetaria e incentivos económicos como mano de obra barata y acceso a los mercados. Para garantizar lo primero se redujeron radicalmente los presupuestos públicos y se vinculó el peso al dólar. Para lo segundo fue necesario abrir la economía mexicana al comercio mundial (y garantizar la reciprocidad).
El TLC le prometía a los inversionistas el acceso al mercado consumidor más rico del mundo. En gran parte la política tuvo éxito. Durante los primeros años de la década de los 90 entraron a México cantidades masivas de capital.
Como lo sabemos ahora muy bien, esa estrategia era peligrosa. Mantener la paridad con el dólar condujo a un peso sobrevaluado y lógicamente estimuló un consumo excesivo de bienes importados mientras volvía menos atractivas las exportaciones mexicanas. Parece que los responsables de la política estaban conscientes de eso, pero creían que la entrada continua de capital equilibraría la cuenta comercial durante suficiente tiempo para mejorar la productividad mexicana y llevar la economía a su supuesta categoría de "Primer Mundo".
Lo que la estrategia sí logró fue diezmar grandes porciones de la burguesía nacional y de la mano de obra industrial abrumadas por las importaciones baratas, empobrecer aún más porciones significativas de un campesinado incapaz de sobrevivir sin las subvenciones o en competencia con la agroindustria estadounidense, y volver la economía extremadamente sensible a los mercados de capital externos. Además, el tipo de inversiones obstaculizó también el éxito de largo plazo de esta política.
El capital nuevo no se invirtió en escuelas, hospitales, carreteras o empresas, sino mayormente en especulación bursátil. Por ejemplo, en 1992, 72% de la inversión extranjera estaba en el mercado de valores o en el mercado monetario. La inversión nacional no creció dramáticamente durante ninguno de los años de Salinas y en realidad descendió en 1993. La creación neta de puestos de trabajo fue decepcionantemente baja
Dadas esas condiciones, la economía mexicana era en rigor un rehén de las percepciones externas. Mientras los mercados de capital globales la consideraran segura y lucrativa, la economía cumpliría. Así como al parecer los tecnócratas convencieron a los mexicanos de que ya estaban en el "Primer Mundo", también persuadieron a los expertos financieros de que México estaba a punto de su proverbial despegue. Sin embargo, en 1994, después del levantamiento en Chiapas y de los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu, los mercados comenzaron a dudar del milagro tecnocrático. Por otra parte, a medida que las tasas de interés comenzaron a aumentar en Estados Unidos, disminuyó también la atracción relativa de los mercados monetarios mexicanos.
A partir del 19 de diciembre de 1994 comenzó a desbaratarse el esquema porque la economía había dependido tanto de un optimismo superficial y de la consiguiente disposición de los inversionistas a ignorar la realidad, la caída fue increíblemente rápida.
Al perder el peso la mitad de su valor, las deudas denominadas en dólares o con tasas de interés flexibles arruinaron a grandes sectores de la clase media y a miles de empresas. El resultado final fue que México comenzó 1995 debiendo más dinero que nunca, sin paraestatales que vender, y con un sector manufacturero nacional duramente golpeado por nueve años de puertas abiertas.
2.- 1995 Año de conversiones.
Este año estuvo alimentado con el deterioro de los salarios, el crecimiento explosivo de la deuda y el desplome de costos. Los mayores márgenes resultantes de lo anterior no se utilizaron para aumentar los ingresos de la población ni se invirtieron en el sector primario. Como resultado, los trabajadores no ganan lo suficiente para comprar lo que ellos mismos producen; los campesinos no pueden comprar los productos terminados de sus materias primas y las clases medias están tan endeudadas que han perdido su poder de compra.
Algunos datos curiosos de éste año son:
Alrededor de 2 000 miembros de la CNC realizaron un mitin en San Felipe Orizatlán, Hidalgo, donde hicieron pública su renuncia al PRI y su incorporación al PRD debido a la represión y marginación de que han sido objeto.
Manuel Camacho Solís renunció formalmente al PRI. Categórico, afirmó: "Ya estoy fuera del PRI, porque a lo largo de estos meses he observado que no hay voluntad de hacer el cambio de régimen, ni para la reforma verdadera
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