La Constitución es un fenómeno indeterminadamente nuevo en la historia de la forma de estructurarse de los grupos humanos.

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A través de los últimos tiempos se han dados algunos abusos al término Constitución, es por este motivo que K. Lowenstein ha clasificado a la Constitución en tres grupos en función del no-abuso, menor o mayor abuso de su nombre: Normativa, Nominal y Semántica. En lo que respecta a las normativas, hay una coincidencia respecto a lo que prevé la Constitución y lo que ocurre en realidad. En las nominales habría en cambio una desviación importante. En las semánticas decimos que cualquier parecido, es pura coincidencia. Refiriéndonos a estas, El Derecho Constitucional exige una Constitución normativa; cuando esta no existe, puede haber un derecho político, pero no un Derecho Constitucional.

De este concepto se derivan tres problemas que atraviesan en el Derecho Constitucional: Se pregunta de quién es la autoridad para hacer la constitución, recayendo este en el poder Constituyente. El problema de la Interpretación de la Constitución, siendo esta en cuanto a carácter de norma jurídica será interpretado por un organismo específico que forma parte del Estado. El problema de garantizar la supremacía de la Constitución como norma sobre las demás, adquiriendo esta el control de Constitucionalidad de la ley.

Podemos decir en resumen que la finalidad de la Constitución se trata de posibilitar la construcción jurídica de un orden político. Esto es la máxima aspiración de la constitución. Al querer realizar esto, hay que entender que al realizarlo, se lo debe de hacer jurídicamente así como en base del principio de igualdad.

Por este motivo, el constituyente debe responder a tres exigencias en el momento de ejecutar la tarea: La sociedad Civil tiene que expresarse políticamente y ser una sociedad ordenada, integrada por individuos que se sujeten a instrucciones. La expresión política de la sociedad tiene que ser única, ya que los individuos que forman parte de la sociedad serán iguales y libres y su orden político les corresponde a todos.

El Estado es un representante político de la sociedad, por lo que no puede tener una voluntad propia y que no sea la de la sociedad. Pérez Royo afirma que estos son los tres requisitos exigibles en un proceso constituyente para que al crear la Constitución, esta sea vista como auténtica y que responda a su concepto de Constitución (Pérez Royo, 2005).

Bibliografía

García-Pelayo, M. (1993). Derecho Constitucional Comparado. Madrid: Alianza Editorial.

Pérez Royo, J. (2005). Curso de Derecho Constitucional. Barcelona: Marcial Pons.

Sieyés, E. J. (1793). Qué es el Tercer Estado. Obtenido de https://borisbarriosgonzalez.files.wordpress.com/2011/09/sieyes-que-es-el-tercer-estado.pdf

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