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La luz en la oscuridad

Enviado por   •  24 de Noviembre de 2017  •  2.320 Palabras (10 Páginas)  •  464 Visitas

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- Chica ya te has levantado, no, no tú tienes descansar con lo mal que los has pasado- dijo la señora Müller-

- Mama deja a en paz no la agobies que se sentirá mal, venga mama vete a descansar un poco – le dijo Axel a su madre-

- Siéntate , que ahora te pondré un poco de comida- me dijo Axel -

- ¿Porque estas aquí no tenías que estar haciendo la guardia?- le dijo yo a el-

- Que te has vuelto ciega, no lo ves estoy cuidando de ti

- ¿Y porque estas cuidando mí?

- Porque te quiero, desde el momento que te salve, desde ese día no he parado de pensar en ti no sabía cómo decírtelo así que decidí escribirte una carta donde te que sentía y que al final por cobardía no te la entregue.

- Y cuando me tiraste el café o cuando me ignorabas por la calle que pasa también te sentías cobarde pero si eres militar tu cobarde de donde te vas a sacar.

Ante mis duras palabras Axel se levantó pero en vez de ir se, Axel me conto lo mal que lo había pasado cuando fue a la guerra lo mal que se sentía al ver tanta gente muerta y que le costó mucho quitarse esas imágenes de la cabeza. Escuchar la dura historia de Axel me fui corriendo armario, ese armario donde mi vida empezó a decaer, estuve en ese armario como un par de horas hasta que la señora Müller me explicó que hay veces que no hay que tener miedo hay que superar esa barrera que nos ponemos para no hacernos daño pero a ti ya te han hecho mucho daño así que no pierdas otra persona que te importa te lo digo yo que la perdí y cada día me arrepiento más de no haber actuado en el momento, no cometas tú el mismo error. Se nota que los dos os gustáis por que no podéis intentarlo.

Un año después, las palabras de la señora Müller me sirvieron de mucho aunque no actué de inmediato sí que lo hice lo más rápido, en cuanto me ordene la cabeza, y es que empecé a salir con Axel y se ve que teníamos muchas cosas en común además de ponernos nerviosos cada vez que nos mirábamos los dos teníamos el mismo gusto en cuanto a música y otras cosas. Axel y yo decidimos irnos a vivir juntos aunque nuestra relación hubiese empezado tenía unas ganas tremendas de estar él y yo solos, aunque siendo sincera nos costó mucho dejar a la señora Müller sola pero ella decía que no le importaba como si fuera ella la que quisiera que nos fuéramos de su casa pero bueno yo se que aunque ella se sintiese sola la señora Müller nos deseaba la felicidad a los dos. La convivencia con Axel tenía sus momentos buenos y malos como los de toda pareja pero siendo sincera tras dejar la casa de la señora Müller yo empecé a notar el vació que puede haber en una casa así que decidí pasar todo el tiempo que Axel estaba haciendo la guardia en irme a la casa de la señora Müller a cuidarla. Nuestra vida no era perfecta pero al menos éramos felices y los problemas los arreglábamos con una cena romántica, de las cuales decidí encargarme yo de hacer desde que Axel preparo una cena y me sentó fatal ya que el día siguiente al levantarme me fui corriendo al baño a vomitar, y con unas velas que se apagaban cuando nos íbamos a la habitación.

El 14 de febrero de 1940, fue un día que lo recordare toda la vida. La señora Müller y yo fuimos a la zapatería a comprar le unos zapatos a Axel para su cumpleaños pero cuando salimos de la zapatería enseguida escuchamos unos disparos, un hombre había sido herido. La gente se replegaba en torno del hombre moribundo al ver esa escena la señora Müller y yo decidimos ir a ver qué pasaba pero cuando vi al hombre me quede de piedra. Una mujer viendo como a un hombre, a su hombre le brotaba sangre del pecho y es que su corazón había explotado; sin ella poder hacer nada más que contemplar esa inhóspita situación para una joven y a la vez torturadora para una enamorada de la vida que daría la suya para salvar a la persona a quien amaba. Lo peor de ver la situación es vivirla y a mí me toco lo segundo.

- Axel! respira no cierres la vista, no te vayas por favor aguanta haz lo por tu madre y por mí- le dije a Axel-

- Te qui…ero – dijo el como última frase de su vida-

Axel había muerto mientras yo lloraba en su cuerpo y es que el dolor me corrompía por dentro sentía como un agujero dentro de mí ya que la persona de mi vida y con la que quería compartirla se había ido. La señora Müller supo mantener el tipo, ella fue la que me cogió y me llevo a casa y ella fue la que me dijo que por los muertos no se llora se vie y se les da las gracias. El mismo día por la tarde unos policías llamaron a la puerta de la señora Müller para dar el pésame por la muerte de Axel y también dar los objetos personales que llevaba puestos. Entre esos objetos había una caja donde dentro estaba un anillo de pedida. Al ver ese anillo mi mundo se me fue más abajo de lo que cabía de esperar.

Al día siguiente de enterar a Axel en el cementerio y de derrochar mis últimas lagrimas me despedí de la señora Müller, una mujer demasiado fuerte y con una mente que desearía tener yo al final ha demostrado ser una persona extraordinaria dela que siempre me acordare. Cuando ya me despedí de la señora Müller me fui a una montaña que hay cerca de la ciudad a reflexionar o morir y reunirme con Axel.

Y aunque no lo parezca esa niña asustada e insípida a veces insoportable que se dejaba caer para que el joven militar, que paseaba la ciudad, fuera a su rescate y así el sanara su herida la volví a ver cuándo en esa montaña cubierta de nieve se plantó frente a un árbol y con una cuerda que se la ato a su cuello estaba esperando el momento justo en el que saliese el sol por primera vez en ese año de oscuridad. Y es que a veces solo a veces el sol inunda de luz la ciudad de Marack y deja a las almas ser libres e ir hacia la luz.

Alex Danciulescu Cristian

2º de bachillerato CCNN

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