La noción de Estado como poder autónomo: sus orígenes, mecanismos y resultados
Enviado por Kate • 29 de Octubre de 2018 • 4.149 Palabras (17 Páginas) • 292 Visitas
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Dos significados del poder del Estado
Retomando el debate de ayer para fortalecer el actual ¿Qué queremos decir con «el poder del Estado»? Tan pronto como empezamos a pensar en esta frase tópica, encontramos dos sentidos diferentes en los que los Estados y sus élites pueden ser considerados poderosos. Debemos discernirlos. El primer sentido atañe a lo que podemos denominar el poder despótico de la élite estatal, el abanico de acciones que la élite tiene facultad de emprender sin negociación rutinaria, institucional, con grupos de la sociedad civil. Podemos denominarlo poder infraestructural, la capacidad del Estado para penetrar realmente la sociedad civil, y poner en ejecución logísticamente las decisiones políticas por todo el país. Pero, ¿quién controla estos Estados? Sin prejuzgar enteramente un asunto complejo, la respuesta en las democracias capitalistas es menos probable que sea «una élite estatal autónoma» que en la mayoría de las sociedades históricas. En estos países, la mayor parte del liderazgo político formal es designable y revocable. De esta forma, los Estados en las democracias capitalistas son en un sentido débiles y en otro fuertes.
Son «despóticamente débiles» pero «infraestructuralmente fuertes». Distingamos claramente estos dos tipos de poder del Estado. El primer sentido denota poder por la élite del Estado misma sobre la sociedad civil. La segunda denota el poder del Estado de penetrar y coordinar centralmente las actividades de la sociedad civil a través de su propia infraestructura. El segundo tipo de poder permite aún la posibilidad de que el mismo Estado sea un mero instrumento de fuerzas dentro de la sociedad civil, por ejemplo, que carece de poder despótico. Ambas son dimensiones analíticamente autónomas del poder.. De estas dos dimensiones independientes del poder del Estado podemos derivar los cuatro tipos ideales que se muestran en el cuadro 1..
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El Estado feudal es el más débil, pues tiene ambos poderes despótico e infraestructural bajos. El Estado medieval europeo se aproximó a este tipo ideal. El Estado imperial posee sus propios agentes de gobierno, pero tiene sólo capacidad limitada para penetrar y coordinar la sociedad civil sin la ayuda de otros grupos de poder. Estados antiguos como el egipcio, el asirio, el persa y el romano se aproximaron a este tipo. Dudaba acerca del término Estado burocrático, por sus connotaciones negativas. Pero una burocracia tiene una alta capacidad organizativa, aunque no puede establecer sus fines propios; y el Estado burocrático está controlado por otros grupos de la sociedad civil, pero sus decisiones, una vez adoptadas, son aplicables a través de la infraestructura estatal. Las democracias capitalistas contemporáneas se aproximan a este tipo, como también el Estado futuro deseado por la mayoría de los radicales y socialistas. El autoritario está pensado para sugerir una forma más institucionalizada de despotismo, en la que los grupos de poder en competencia no pueden evitar el alcance infraestructural del Estado, ni están estructuralmente separados del Estado. De forma diferente, la Alemania nazi y la Unión Soviética tienden a este tipo. Éstos son tipos ideales. Pero mi elección de ejemplos históricos reales que se aproximan más o menos a ellos revela dos grandes tendencias que son suficientemente claras aunque merecen una explicación. Primera, ha tenido lugar un crecimiento histórico a largo plazo en el poder infraestructural del Estado, aparentemente con un impulso tremendo por parte de las sociedades industriales, pero también perceptible dentro de las sociedades preindustriales e industriales tomadas por separado. Segunda, dentro de cada época histórica han tenido lugar, sin embargo, enormes variaciones en los poderes despóticos. La historia del despotismo ha sido de oscilación, no de desarrollo.
El desarrollo del poder infraestructural del Estado
El crecimiento del poder infraestructural del Estado es único en la logística del control político. No voy a enumerar aquí sus principales fases históricas.
En cambio, daré ejemplos de algunas tecnologías logísticas que han ayudado a la penetración efectiva del Estado en la vida social, cada una de las cuales ha tenido un largo desarrollo histórico.
1. Una división del trabajo entre las principales actividades del Estado que éste coordina centralmente.
2. La alfabetización, la capacidad de estabilización de transmisión de mensajes a través de los territorios estatales por sus agentes, y la capacidad de codificación y archivo de responsabilidades legales.
3. Establecimiento de pesas, medidas y moneda, permitiendo el intercambio de mercancías bajo una garantía última de valor por el Estado.
4. Velocidad de comunicación de mensajes y de transporte de personas y recursos a través de mejoras en vías, barcos, telégrafo, etc.
Sin embargo, ninguna de estas técnicas es específica del Estado. Son parte del desarrollo social general, parte del crecimiento de las capacidades en aumento de los seres humanos para la movilización social colectiva de los recursos. Las sociedades en general, no sólo sus Estados, han aumentado sus poderes. De esta forma, ninguna de estas técnicas modifica necesariamente la relación entre un Estado y su sociedad civil; y ninguna está necesariamente promovida bien por el Estado o la sociedad civil. Así el poder del Estado (en ambos sentidos) no deriva de técnicas o medios de poder peculiares a él. Las variadas técnicas de poder son de tres tipos principales: militares, económicas e ideológicas. Son propias de todas las relaciones sociales. El Estado no es autónomo en este sentido. En realidad, el hecho de que los medios usados sean esencialmente también los medios usados en todas las relaciones sociales asegura que los Estados raras veces se separen mucho de sus sociedades civiles. Sin embargo, tampoco es difícil de encontrar ejemplos contrarios, en que los Estados se apropian técnicas infraestructurales promovidas por grupos de la sociedad civil.
El curso de la industrialización ha visto varios de estos ejemplos, culminando en la Unión Soviética cuyos sistemas de comunicaciones, vigilancia y contabilidad estatales son similares a los promovidos por las empresas capitalistas (con sus Estados como socios) en el Oeste. En este caso lo que comenzó en la sociedad civil, continuó en el despotismo estatal. Las técnicas infraestructurales se difunden hacia fuera de las organizaciones de poder particulares que las han inventado.
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