Los magos de la guerra

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su vida para poder salvar el vestigio de lo que algún día fue una gloriosa civilización. Y lo que es más, lo que pone en verdadera tela de juicio el arrebato descontrolado de tu balanceada ética es definir esos bando porque, qué pasaría si ese mal que asola a la humanidad fuera una enfermedad como el cáncer, o el sida, o algún parásito al que solo algunos son inmunes, ¿Qué sería lo correcto?: Estudiar a este selecto grupo de inmunes, contando su vida para una improbable cura, o dejar morir a los infectados y genéticamente débiles humanos normales para que éstos selectos puedan continuar con nuestro legado de especie, fortaleciendo los solitarios eslabones que aún prevalecen testigos de nuestra grandeza.

¿Qué es correcto?, ¿Qué es bueno?, ¿Qué es natural?

Yo considero que el sacrificio de una ineficiente mayoría podría ser el mayor beneficio de la entera sociedad, pues no solo significaría un gran avance evolutivo, sino que también sería el resultado de una bien educada y sabía sociedad pues, al final, ese sacrificio no es más que el resultado de cada valor que hemos ido aprendiendo desde el inicio de nuestros tiempos, no estamos aquí para sobrevivir como mayoría, sino como especie, y buscar proteger a aquellos que pueden lograr eso, es la sólida prueba de que nuestra conciencia al fin va de la mano con nuestro instinto, al pensar en el futuro, en las próximas generaciones limpias de esta enfermedad, y quizá de muchas otras, fortificando nuestro genoma, haciendo más fuerte y más resistente al humano, haciendo que nos adaptemos sin necesidad de volver a perder a una sociedad entera.

Y viéndolo desde adentro; ¿Qué haría yo si fuese alguien que tiene la esperanza de ser un factor primordial en la cura y salvación de millones de personas?, ¿Qué haría yo si la vivencia de una civilización, acostumbrada a rascar con las uñas si es necesario, estuviera tocando a mi puerta? Sería muy difícil saber que mi instinto me dice que sobreviva para un mejor futuro, mientras que mi moral me pide que a toda costa preserve la vida de los demás.

Y en ese punto, es donde tu juicio entra en un conflicto existencial porque ¿Qué es vivir?; estar a la expectativa de una posible cura, vivir rogando porque hoy no sea yo el que muera, dejar morir a más inocentes cuyo único pecado fue ser libre del mal que destruye a la mayoría, dejar atrás todo lo que conozco para comenzar un nuevo conocer, abandonar toda esperanza cargada de miles de almas con fe en mí para dar inicio lento a un dudoso renacimiento, ¿Cómo sé que estoy vivo como hombre y no sobrevivo como animal, nada más?

Finalmente, atino a festejar y vitorear el gran éxito que despierta el letrado, al hacer surgir este conflicto interno que puntualiza dentro de un bello duelo de armas orquestado por cada acto dentro de la novela, dejándote un satisfactoriamente amargo sabor de boca, aliviado por no tener que decidir, y ligeramente agobiado con un temor creciente muy dentro de tu mente, pensando que no tienes