Publicidad y arte: ¿familia o desconocidos?

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Pero, ¿qué sucede con el creador de la publicidad y el creador del arte?

“¿Qué es lo que ocurre en el ámbito de la publicidad que, en ocasiones, se presenta y se valora como la disciplina que encarna el máximo exponente de la creación y de la innovación? Leyendo textos y entrevistas de los creativos publicitarios se constata que, con mucha frecuencia, ellos se arrogan la capacidad de producir nuevas formas de representación, de crear tendencias sociales, gustos y hábitos. Ostentan cierta pretensión creativa y demiúrgica que los emparienta con los artistas. Sin embargo, como es evidente, estos creativos no detentan un reconocimiento social análogo al de los artistas. Es más, por lo general, por fuera de sus ámbitos profesionales, suelen ser completamente anónimos para el gran público. Paradógicamente, aun cuando sus trabajos se difunden masivamente y están presentes en los escaparates de las ciudades y en las múltiples pantallas, ellos suelen ser desconocidos.” (Walzer, 2010)

El autor aquí lo menciona como es: el publicista no se adjudica la creación de su pieza al público, sino que es la marca para la cual fue creada quién la firma. No es completamente anónimo, ni desea necesariamente serlo, pero su nombre no figura a la misma altura de su obra como sucede con los artistas en el arte.

Y el publicista al crear su pieza, sobre todo, busca la innovación y la creatividad. Busca decir lo que le han pedido de forma única, estéticamente agradable, llamativa y, sí, artística

¿Podría este aspecto acercar a la publicidad al arte, en vez de alejar a ambos? Existe una especie de pureza en este fenómeno. Puede que el publicista no cree la pieza por un deseo innato propio, pero tampoco lo hace por un deseo de reconocimiento. La crea para que cumpla su propósito de persuasión y, sobre todo, de expresión. La crea para que exista, para que sea, y para que lo haga de forma bella.

La publicidad es una marca del humano, tanto como lo es el arte, y va dejando una huella de nosotros mismos. Busca la expresión y depende de su espectador, como la obra artística pide a gritos una interpretación. Existe en primera instancia con un propósito, le sirve a una figura que no es su creador propio, pero con el paso del tiempo se despoja de este y se convierte en una pieza autónoma que le sirve de forma única a la expresión. El arte, en su libertad innata, la toma o la deja, y de forma tangible van de la mano.

No son extraños, no son irreconciliables, pues los terrenos que comparten son muchos. Quizá no son exactamente lo mismo (pues la publicidad requiere del paso del tiempo para alcanzar la pureza de propósito que se le adjudica al arte de forma ciega) pero tampoco son enteramente distintos.

Pertenecen, definitivamente, a la misma familia y comparten la misma sangre.

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Bibliografía.

Herrero, J. (2013). queaprendemoshoy. Obtenido de queaprendemoshoy: http://queaprendemoshoy.com/podemos-considerar-la-publicidad-dentro-del-arte/

Ospina, W. (2012). El Espectador. Obtenido de El Espectador: http://www.elespectador.com/opinion/puede-publicidad-ser-un-arte

Walzer, Alejandra. (2010). Arte y Publicidad: Elementos para debate. Aisthesis, (47), 296-306. Recuperado en 26 de abril de 2016, de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-71812010000100021&lng=es&tlng=es. 10.4067/S0718-71812010000100021.