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SINTESIS FORMAS DE ORGANIZACIÓN ANTIGUA

Enviado por   •  30 de Noviembre de 2018  •  5.417 Palabras (22 Páginas)  •  360 Visitas

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El rey Rómulo conducía el ejército y era el juez en los pleitos legales, pero entre otras funciones estaba la de mantener buenas relaciones con los dioses para que favorecieran a su pueblo.

El principal deber cívico del romano consistía en ocupar su lugar en las filas del ejército. "Cada ciudadano debía llevar consigo un escudo y una lanza por lo menos. La mística guerrera de los romanos fue en su origen verdaderamente democrática. "El voto de un hombre se valoraba de acuerdo con su mérito

Militar”. El rey se asesoraba de consejeros especiales que regularmente eran jefes de las grandes familias, o de ancianos de conocida sabiduría; el origen de dicho grupo es la base previa del Senado, que desempeñaría un importante papel al establecerse la República propiamente dicha. Los Romanos eran generosos en la victoria, y solamente controlaban la política exterior de una ciudad conquistada. Los ciudadanos de la ciudad caída debían pelear bajo las órdenes de Roma; sin embargo, a nivel interno arreglaban sus propios asuntos.

La expansión de Roma favoreció el desarrollo del comercio. Ello afecta necesariamente su economía, y es entonces cuando se introduce el dinero. La llegada del dinero creó nuevas tensiones en la estructura social de la ciudad romana. Sin embargo, el origen de los plebeyos los excluía de los cargos públicos, ante la amenaza de los plebeyos de abandonar la ciudad para fundar otra, los patricios accedieron a modificar la constitución para que aquellos pudieran ser elegidos en cualquier cargo público.

No obstante la organización y forma de gobierno que mostraba la Roma republicana, algunos tratadistas niegan que se pudiese tener por un Estado propiamente dicho.

El debate político y la ideología esclavista de la antigua Roma colocaba los asuntos concernientes al Estado, al derecho y a la moral entre los problemas más importantes de la sociedad. La esencia de clase del derecho romano estribaba en sancionar legislativamente la explotación de los esclavos y de las capas más pobres de la población; el derecho romano salvaguardaba la propiedad privada y los privilegios de los esclavistas, a la vez que ponía a los esclavos fuera de la ley. La explotación del hombre por el hombre era considerada como una relación eterna y ‘natural’ entre los hombres.

El Imperio romano, integrado por aquellos pueblos a los que se impone la paz por la fuerza, y un tributo que puede considerarse "moderado", mientras que éstos se beneficiaban con el progreso que dictaba el centro -desde la construcción de servicios públicos hasta una amplia red de caminos que permitían afianzar el poder-, coadyuvaba al desarrollo de las comunidades e incrementaba la comunicación entre los pueblos y protectorados.

Tal método de penetración, no sólo afianzaba política y culturalmente al imperio romano, sino que también profundizaba y aportaba a la ciencia política nuevas nociones de poder y libertad. Podríamos considerar que el imperio romano constituyó el toque final de la aglutinación de todos los pueblos del Mediterráneo.

En suma, la mayor aportación de los romanos a la civilización es un sistema de legislación que al paso del tiempo y hasta nuestros días se ha estado perfeccionando como expresión del sentir general y se traduce en los debates legislativos, siempre en busca de la razón que posteriormente habrá de convertirse en ley. Roma aportó al derecho público dos importantes conceptos: el concepto de soberanía y el de imperiu.

La diferencia cabal, en relación con otros imperios como el faraónico, o el de los mismos griegos, estriba precisamente en que el aspecto religioso pasa a ser un rezago innecesario, y la figura de Dios o del gobernante "divino" se deja a un lado; es al hombre que ostenta el poder, aun derivado del mismo emperador, a quien se le reconoce y obedece.

1.1.3 India

Cuando se habla de la enigmática India, se asocian con el de una personalidad tanto histórica como religiosa: Buda, cuyo verdadero nombre era Gautama, quien nació en las estribaciones del Himalaya en el año 560 a. de n.e. Hijo del rey, Gautama fue educado para gobernar, ya que al producirse su nacimiento las profecías lo señalaban como un futuro maestro de la filosofía o un emperador del mundo.

Nacido príncipe, fue eremita, asceta y mendigo, y terminó convertido en el padre de la religión más conocida del Oriente: el budismo, la cual se extendió a lo largo del río Ganges.

Durante los cinco siglos siguientes a la caída del imperio romano, el centro de la ciencia se trasladó al Oriente del río Éufrates. Específicamente durante los siglos V, Vl y VII se vivió una época de gran progreso cultural, el budismo fue sustituido por un renacimiento del hinduismo, se dio gran impulso a la ciencia, en especial a las matemáticas y la astronomía.

En la India, el modo de producción esclavista dio paso al desarrollo de las fuerzas productivas durante los siglos IV y Vl de n.e., época en la que surge el feudalismo, que amplía la división del trabajo y favorece el aislamiento de las colonias tanto rurales como urbanas, se incrementa la producción artesanal, se difunde el comercio, y posteriormente aparecen los pequeños terratenientes. En el aspecto político, los cambios permiten la sustitución de los representantes del gobierno imperial de las diversas regiones, por gobernadores independientes del poder central.

La religión en la India se convirtió en la ideología predominante bajo el régimen feudal; e influyó considerablemente en casi todas las formas de la conciencia social: el derecho, la moral, el arte, la ciencia y, en general en las doctrinas políticas y filosóficas.

El orden jurídico de tales pueblos estaba basado en "un sistema autocrático, de monarquías autoritarias, rodeadas de un plantel de funcionarios, y muy sometidas a intervenciones sacerdotales.

1.1.4 China

La enigmática historia de China está signada por la enseñanza de grandes maestros que dejaron un legado filosófico cuya importancia se vio tanto en la religión como en la política. Entre los gobernantes tenían simpatizantes y enemigos, y cada uno de ellos, en su oportunidad, difundía el pensamiento del filósofo que más apreciaba, o a la inversa, lo combatía mediante la represión.

Confucio y Lao-Tse predicaron la igualdad entre los hombres, sostuvieron la democracia como forma de gobierno y abogaron por el derecho legítimo del gobernado para rebelarse contra los mandatos despóticos y arbitrarios del gobernante, circunstancia ésta que ya barrunta

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