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Socioeconomía Solidaria. Marco conceptual latinoamericano

Enviado por   •  24 de Abril de 2018  •  8.412 Palabras (34 Páginas)  •  216 Visitas

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En el primer mundo el desmantelamiento del Estado providencia ha generado una febril búsqueda de nuevos mecanismos de solidaridad. Entretanto, los desafíos que se presentan para la periferia y semi-periferia en parte son diferenciados de los países capitalistas más desarrollados. La crisis derivada de la reestructuración productiva y de la globalización económica en los países periféricos es agravada por el simultáneo colapso del modelo de sustitución de importaciones. Además de esto, como estos países nunca fueron exactamente una sociedad salarial, sus caminos para construir la ciudadanía no son los mismos que se presentan para las sociedades que construyeron su base de integración en el trabajo asalariado. Todo el gran esfuerzo para inventar nuevas solidaridades en los pueblos del Sur tiene otro sentido, pues cabe aquí primeramente reconocer – y en seguida apoyar – el que los más pobres ya vienen haciendo, una vez que estos nunca dependieron del débil Estado -de-bien-estar. Es esto lo que lleva a Milton Santos (2000) a afirmar que “la suerte del Brasil son los pobres”, lo que hace que Negri y Hardt presenten a los pobres como el denominador común de la multitud para ser libres como los pájaros e inmunes a la disciplina de la fábrica (2001: 174-176).

En esos países la construcción de proyectos alternativos exige considerar atentamente la profunda simbiosis que existe en estas sociedades entre lo arcaico y lo moderno. Aún persiste por parte de las clases medias intelectualizadas (y las elites en general) de los países periféricos, un arrogante preconcepto hacia lo arcaico, con nuestras poblaciones mestizas, caboclas, cafuzas, caipiras, manezinhas (en lo máximo consideradas como exóticas y objetos de estudios de los antropólogos). Inclusive el pensamiento marxiano y engeliano, al tratar despreciativamente a los pobres como "refugio del proletariado” (el Capital, 1863), como "putrefacción pasiva del viejo orden” (Manifesto Comunista, 1848), sin duda contribuyó para que la izquierda también estigmatizase a los mas humildes. Como también esta incomprensión es derivada de la enorme distancia social que separa los mas pobres de las clases medias universitarias en los países del Sur, agravada por la predominancia de una ciencia social colonizada, alienada para con nuestras realidades y descomprometida con su transformación (Martins). Ciegos por el resplandor iluminista, con sorpresa a veces descubrimos a las Carolinas y Clementinas de Jesús, Chicos Mendes, Dona Pureza, Dona Geralda y Rigobertas Menchu[1], después del debido reconocimiento internacional, es claro.

Hay que reconocer que del cotidiano de las clases populares se levantan no sólo grandes liderazgos, sino también un círculo protector de iniciativas económicas autónomas. Las redes de solidaridad informales ofrecen alguna protección fuera del mercado. Abajo de la línea del agua de la formalidad jurídico-institucional “encontramos mucho más que la falta de ley. No es un territorio vacío de valores o de sociabilidad” (Fernandes, 1994: 125).

Apesar del largo período de vigor de las formas fordistas-industriales y de la consecuente hegemonía de los procesos de mercantilización de la reproducción de la fuerza de trabajo, las unidades domésticas mantuvieron un papel significativo en esta reproducción. Hace cerca de 30 años los cientistas sociales "descubrían" que los pobres sobreviven a través de actividades propias, y crearon el concepto de "economía informal". Algunos hablan de "economía invisible", pero es un inmenso mundo hiper-visible en las calles de nuestras ciudades. Los sectores populares viven básicamente de los mercados locales y al margen de los grandes mercados, pese a los vínculos de subordinación con los circuitos más globalizados.

Recientemente descubiertas por los intelectuales y gobiernos, las actividades que dan substrato a la economía popular son, en verdad, muy antiguas, por lo tanto no eran visibles para la mirada regida por los parámetros de la razón iluminista. La economía popular era (y continúa siendo) incomprensible (y desvalorizada) por los parámetros de la razón económica-social dominante. La mirada iluminista (en especial el pensamiento periférico, el cual tiende a rectificar aún más el moderno) siempre descalifico las prácticas más tradicionales, en las cuales en general no existía el sentimiento de inseguridad en relación al sustento de la familia. En los países semi-periféricos, en particular, la acumulación capitalista no llevó a la desorganización de la pequeña producción mercantil: siempre tuvimos un gran conjunto de la población "sobreviviendo" en los márgenes del mercado en una economía de "subsistencia", subordinada sin duda .

La manifestación de nuevas formas de organización del trabajo (paradigma de la acumulación flexible), tornando competitiva la pequeña producción, reconfigura el papel de la economía informal y de la economía popular, generando nuevas interpretaciones de las mismas. Para algunos el sector informal deja de ser visto como locus del excedente de la fuerza de trabajo, pasando a ser señalado como atajo para la modernidad. Para otros él pasa a tener mayor relevancia debido a su funcionalidad y a las nuevas formas de sumisión del trabajo. El actual estadio del capitalismo no sólo hace evidenciar la existencia de una economía Solidaria junto a la economía popular (y mismo fuera de la misma), como también las fortalece, en función de la creciente indiferenciación entre producción y reproducción con la multiplicación del trabajo a distancia y en el domicilio (afectando la localización espacial de las actividades productivas, rediseñando los espacios urbanos y los comportamientos sociales).

Hoy la imagen de impotencia de los pobres es revista. Las alternativas económicas exigen que consideremos la existencia "de un saber popular en materia económica que no puede ser visto como pura alienación" (Coraggio, 1996). El propio concepto de "subsistencia" es una forma despectiva de nombrar las actividades productivas de los pobres, induciendo a pensar que se trata de una existencia menor, estigmatizando –al considerar ineficientes – modos de vida productores de valor de uso relativamente auto-suficientes, más equitativos y más adecuados al ecosistema (pues desarrollarán, por ejemplo, la policultura y no la monocultura mercantil).

La solidaridad es un concepto ausente de los manuales de economía. Pero, las relaciones comunitarias son muy fuertes en la "economía de los pobres". Sin ellas no es posible entender como aquellos "tan pobres" logran constituir una economía operando con baja productividad recursos

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