“SÓLO SON ESCLAVOS AQUELLOS QUE NO TIENEN LA VOLUNTAD DE SER LIBRES”.
Enviado por Jillian • 9 de Abril de 2018 • 2.656 Palabras (11 Páginas) • 457 Visitas
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Mentiría si dijera que el profesor no nos da libertad en el salón de clases, si lo hace, sin embargo en ocasiones aunque él lo propicie, son tan arraigadas las prácticas realizadas en casa y en grados escolares anteriores, que es muy difícil “romper” con ellas. La tarea así, es complicada, pero no imposible; los profesores deben empezar por ser libres ellos mismos, para valorar la libertad y así comprenderla y proyectarla implícitamente en cada actividad que realicen para nosotros en nuestro salón de clases. Digo esto pues ellos mismos dependen de un sistema en el que su participación es nula, son reprimidos constantemente y lo peor es que lo aceptan con pasividad. Tienen temor al conflicto, se les hace más cómodo hacer lo que otros digan y quejarse “contra la pared” lo que muchas veces se ve reflejado en el salón de clases con malas actitudes hacia nosotros los alumnos.
En momentos de reflexión he llegado a pensar que gran culpa de ésta conducta en los individuos es de la educación primaria, que con prácticas obsoletas y autoritarias nos formó como seres pasivos, sin espíritu, o por lo menos con la apariencia de no tener éste último.
He tenido la oportunidad de observar a otros profesores, la situación es aún más preocupante; alumnos castigados físicamente o privados de su libertad para salir al recreo a manera de castigo. Alumnos que el único error que cometieron fue no haber cumplido con una tarea, o bien, haberle faltado el respeto al profesor. Alumnos minimizados, ridiculizados y en el peor de los casos maltratados para que “aprendan” a ser “disciplinados” y “respetuosos”, cualidades que mal empleadas constituyen, a mi juicio, el peor obstáculo de la libertad.
Estos hechos son tan sólo algunos de los que he visto en mis pocos años de estudiante, quizá existan otros más deprimentes, no lo podemos negar. En lo particular, todos los días me esfuerzo por mejorar por lo menos mi conducta alumna, sé que no es suficiente, pero si empiezo desde hoy a corregir todos esos pequeños detalles que coartan mi libertad, y soy persistente, tengo la esperanza de que un día otros compañeros se contagien y digan “sí se puede” y así les permitan a los demás enseñarles a gozar de ese derecho que contraen desde que nacen: el derecho a ser libres.
CAPÍTULO II
ALGUNAS CONCEPCIONES ACERCA DE LA LIBERTAD
“Libertad: estado de una persona que no está prisionera, o que no depende de nadie. // Poder de hacer lo que no está prohibido, de obrar a su antojo”[2]2
Ésta, tan sólo es una sencilla definición que aparece precisamente en el diccionario que utilizan los niños en la escuela, pero que nos da un primer acercamiento hacia su significado. Es preciso que aclare qué entiendo por libertad. A fin de delimitar mi conceptualización, a continuación citaré algunas concepciones importantes de reconocidos autores, pero también la de un servidor, la cual considero que es la que he logrado conformar a partir de mi experiencia en el campo de la docencia.
Para el existencialismo la libertad es la clave de la autorrealización del hombre, Heidegger, Jaspers y Sartré, han coincidido con esta idea. Paciano Fermoso la describe como un tesoro inalienable del hombre. Por su parte, Octavi Fullat afirma que la libertad es creadora y sin ella se entenebrece el hombre, que es iniciativa, originalidad , impulso, competencia, liberalidad y respeto. Para Jaspers, la libertad es apertura, porque presupone independencia, autocreación, decisión, audacia y fidelidad.[3]3
Así como éstas, existen muchas otras concepciones acerca de la libertad, podría seguir citándolas, pero considero que además de conocer que piensan los autores acerca de ella, es igual de trascendente preguntarme: ¿Y para mí, qué es la libertad?. No creo que exista una definición exacta , pero en mi opinión desde el momento en que un hombre puede decir lo que siente y piensa, sea capaz de comunicar a los demás sus más íntimos sentimientos sin temor y pueda actuar de acuerdo a esos mismos sentimientos de manera ilimitada, este hombre es libre, desde el momento mismo en el que descubre que tiene un espíritu y que éste lo distingue de los demás seres vivos y le permite ser él mismo, es libre. en el preciso instante en el que se maravilla de todo lo bello que lo rodea y disfruta sin límites de ello, aprendiendo de todo lo que esta a su alrededor y asumiendo este aprendizaje como algo propio e inalienable, es libre, porque la educación nos hace libres y capaces de discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo positivo y lo negativo, entre lo posible y lo utópico.
Pensar que la libertad se adquiere de manera inherente a la vida, es iluso, más bien creo que la libertad es un valor que se gana y se construye a través de todas aquellas pequeñas acciones en las que se manifiesta nuestro ser como nuestro verdadero yo, único, auténtico, capaz de poner en todo lo que hace ese sello característico que sólo se nos permite a los hombres a través del espíritu.
CAPITULO III
¿ POR QUÉ LA LIBERTAD EN LA FORMACIÓN DEL NIÑO?
El ejercicio de la libertad está fundamentado en las garantías individuales especificadas en nuestra constitución; sin embargo en la práctica no la consideramos un elemento de carácter formativo, la relegamos a segundo ( o tercer) término , cuando en realidad debería estar presente en todas y cada una de las actividades que se desarrollan en la práctica educativa. Debería estar inmersa en todos los contenidos que se desarrollan en la educación , desde las actitudes cotidianas de respeto en el aula, hasta la selección de actividades a desarrollar durante la clase, la relación maestro alumno y la que se establece con los demás profesores.
Y es que hasta ahora no nos hemos puesto a reflexionar que si partimos del hecho de que estamos trabajando con hombres, en consecuencia estamos trabajando con seres que poseen ese espíritu que caracteriza todas sus acciones, y que sobre todo se encuentran expuestos a una serie de influencias muy fuertes que serán determinantes en el proceso de personalización. Una de estas influencias muy poderosas, queramos o no , somos nosotros los profesores; al estar todos los días con ellos durante cinco horas o más valiéndonos de un prestigio a veces falso, nos convertimos en una influencia que puede liberar en ocasiones, pero en otras, que son las más frecuentes, pasamos a ser una influencia que esclaviza.
Ignace Lepp precisamente subraya que el hombre que se vale deliberadamente de su prestigio para ejercer sobre los otros una
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