TRONCO INTERDIVISIONAL ENSAYO: ¿QUÉ ES LA CIENCIA?

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Los progresos científicos han terminado por modificar la relación del hombre con la naturaleza. Como bien dice Easlea, lo que une a la ciencia con la sociedad son las necesidades de la sociedad. Hoy en día, la ciencia es uno de los factores esenciales del desarrollo social, hemos tomado conciencia de que la importancia de los avances científicos en cuestiones de salud, recursos alimenticios, el medio ambiente y la optimización de la calidad de vida del ser humano.

La ciencia fue creada para solucionar muchos problemas, para encontrar una explicación a lo que nos rodea, incluso a nosotros mismos. Pero desafortunadamente el hombre no conoce sus límites y la ciencia quiere controlar las reacciones del hombre igual que los científicos quieren controlar y manejar otros fenómenos naturales (Watson, 1973), al igual que la ciencia ha dado solución a diversos problemas, ha creado nuevos de difícil solución; el cambio climático es uno de los efectos secundarios del desarrollo científico y que actualmente es muy complicado de controlar. Consiguientemente es necesario frenar un poco este desarrollo porque de lo contrario llegará un momento en el que el hombre culto no podrá tener en cuenta seriamente el vitalismo (Crick, 1973).

Antes el conocimiento científico estaba reservado para la burguesía y se castigaba a aquel que osara enseñarle ciencia a alguien del proletariado. Pero en la actualidad ya no es posible reservar la cultura científica y tecnológica a una élite, es necesario que todos los sectores de la población accedan a los retos y al satisfactorio mundo científico, a entender el universo en el que vivimos.

La neutralidad ética de la ciencia

Primero que nada, la ética es el conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano. Ahora bien, el término ciencia puede usarse de dos formas: como un proceso o como el resultado de ese proceso. Cuando es un proceso es un conjunto de actividades como observar, experimentar, planificar, realizadas por científicos, y por otro lado cuando se usa como el producto de las actividades científicas es un conjunto de enunciados que intentan describir un fenómeno. (Serna, 1997).

El trabajo de un científico se da dentro de un contexto social, por lo cual los productos de sus investigaciones son también de carácter social y sus resultados pueden contribuir a incrementar la calidad de vida de la humanidad o bien, ponerla en riesgo. Por ejemplo, los avances del uso de la energía atómica, podrían ser utilizados al antojo de un país argumentando que, por haber financiado la investigación, tiene el derecho de utilizarla como le plazca. Esto tendría como consecuencia que dicho país tuviera ventaja militar sobre otros países débiles dependientes que posiblemente no cuentan con la economía suficiente ni con el desarrollo tecnológico que el otro país goza; evidentemente el país débil estaría en peligro tanto de guerra como de crisis económica. Aquí es cuando entra la ética, un científico no puede excluir su ética cuando se trata de ciencia como producto, pero sí cuando la ciencia es un proceso.

CONCLUSIÓN

Hablar de ciencia es entrar en una discusión realmente extensa y con un sinfín de opiniones, y ahora después de realizar este ensayo me encuentro en un dilema. Estoy a favor de la ciencia y de los avances tecnológicos, pero no estoy de acuerdo con que se salgan de control todos estos avances; tenemos que entender que no por el hecho de comprender lo que nos rodea, de predecir o alterar los fenómenos naturales vamos a ser superiores a la naturaleza. Si seguimos por este camino, de creernos Dios para hacer y deshacer, el resultado será trágico y en vez de ayudar al mundo y solucionar los problemas vamos a terminar por matarlo.

Entonces tal vez, me pongo a favor de la naturaleza.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

- Sagan, C. EL MUNDO Y SUS DEMONIOS. 1995. p.31. Planeta.

- Easlea, B. LIBERACIÓN SOCIAL Y LOS OBJETIVOS DE LA CIENCIA. 1973. p.1, 349 y 352.

- Serna C. EL MITO DE LA NEUTRALIDAD DE LA CIENCIA. Revista Diálogo Iberoamericano, Universidad Educares Chile. No. 10. Agosto, 1997. p.18.