Teoría general de la danza.
Enviado por Rebecca • 29 de Enero de 2018 • 2.371 Palabras (10 Páginas) • 452 Visitas
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Al intento de definición de qué cosa es la danza, se agrega el explicar el significado de la palabra danza. Si la definición es una fórmula verbal que incluye todos los casos y excluye todos los no casos, la danza no sería definible fácilmente.
Por lo tanto, el ideal de una definición verdadera y real de las propiedades necesarias y suficientes de este arte debe ser reemplazado por el intento más modesto de trazar los límites alrededor de los elementos que lo constituyen.
No sólo las definiciones con respecto a qué se considera danza, sino cuestiones particulares dentro del área como: a qué se considera danza-teatro, diferencias entre danza y gimnasia, cuando una secuencia de movimiento se transforma en una danza, cuando un movimiento cotidiano puede ser considerado danza, han despertado hasta hoy grandes polémicas.
¿Podemos pensar la danza como un objeto ontológicamente formado? ¿Puede alguien decir: la danza es y luego enumerar una serie de propiedades? Evidentemente no. Este es uno de los grandes problemas de la Teoría de la Danza. El objeto siempre se desliza, se escapa. La danza no es un objeto estable, no sólo varía social e históricamente, sinon que comparte propiedades con otros objetos que no son danza.
La mayoría de las discusiones por definiciones surgen en conexión con las definiciones teóricas, o sea, aquellas que tratan de formular un caracterización teóricamente adecuada de los objetos a los cuales se aplican. Todos los objetos que pertenecen a la extensión de cierto término tienen algunas propiedades o características comunes. ¿Cuáles serían en la danza esas características comunes?
El término danza por tener varias acepciones diferentes, deviene un término ambiguo y vago .El término danza es ambiguo porque tiene más de un significado según el contexto y ese contexto no aclara en cual de los diferentes sentidos se utiliza ( esto sucede cuando el término danza se utiliza para indicar movimiento en general: la danza de los planetas, “ir a bailar...”, etc.) También es un término vago porque hay casos límite que hacen imposible decidir si el término en cuestión se aplica a ellos o no (éste es el caso de la famosa discusión sobre cuando la danza pasa a ser gimnasia o viceversa, o bien cuando queremos establecer cuando una secuencia de movimientos constituye una danza y deja de ser un conjunto de movimientos) El recurso de una definición operativa podría intentar, distinguiendo los significados diferentes y estableciendo los límites de su aplicabilidad, eliminar en el primer caso, la ambigüedad y en el segundo caso, la vaguedad.
Si las definiciones pueden tener una función informativa y una función expresiva, la palabra danza se utiliza muy frecuentemente cumpliendo el segundo objetivo. Así, a veces, este término queda atrapado en definiciones que intentan gravitar sobre las actitudes o agitar las emociones de los oyentes.
Tomando este término en un sentido amplio, y utilizando frases comunes acerca de la danza podríamos establecer un primer límite enumerando algunas de sus notas más características, por lo tanto, la pregunta sería: ¿en qué consiste?
Para nosotros, y utilizando una definición que sirva a un fin teórico (lo que no incluye todo lo que en el uso corriente es llamado danza o el que puede aplicar un bailarín) la danza va a consistir en el cuerpo humano en movimiento. Ésta es además, una respuesta en un sentido muy amplio porque hablar de cuerpo y movimiento es entrar en dos conceptos sumamente complejos.
Utilizar estos términos tan amplios trae varios problemas. Uno de los más notorios es la dificultad de discernir cuándo el movimiento conforma danza y cuándo es simplemente un conjunto de movimientos, lo que trae como consecuencia el excluir o incluir arbitrariamente dentro de la categoría danza manifestaciones cuya identidad no estamos seguros. El elemento que indiscutiblemente la constituye, el movimiento, necesita ser, entonces, limitado en su aplicabilidad, porque hablar de danza sólo en términos de movimiento sería incluir demasiado dentro de ella.
La distinción de cuándo el movimiento pasa a ser danza y cuándo deja de serlo es uno de los problemas centrales que alimentó numerosas discusiones históricas, ya que hay posiciones antagónicas acerca de que si para que exista una danza es condición que un determinado grupo de movimientos no tenga una finalidad práctica y , además, esos movimientos deberían darse dentro de una estructura organizada o, tal vez, podríamos prescindir de una estructura sin que la danza pierda carácter de tal y no se transforme en un conjunto de movimientos aislados. Por otra parte, el contexto en el que sucede esa estructura de movimiento es de gran ayuda para el trabajo teórico ya que aquí se suma otro problema que es el de clarificar cuándo una danza tiene un interés artístico.
Como puede verse a simple vista la discusión acerca de los límites de la palabra danza está indisolublemente ligada a la discusión acerca de los límites de la palabra movimiento y el contexto en el cual éste sucede.
Ferrater Mora establece una diferenciación entre definición y discernimiento. Definir no es lo mismo que discernir. Discernimos si una secuencia es verdaderamente danza cuando interviene la experiencia. Mientras la acción de discernir supone comprobación empírica de la verdad o falsedad del objeto considerado, la de definir supone delimitación intelectual de su escencia.
La danza como espectáculo moderno en Occidente.
Al hablar de la danza como espectáculo moderno occidental significa poner un límite desde una perspectiva histórica, temporal y espacial.
La danza espectáculo que tomaremos como objeto es la que se genera en Occidente hacia fines del siglo XVII, comienzos del XVIII que obedece a una concepción corporal regida por paradigmas propios del pensamiento moderno cuando la danza pasa del mecenazgo de los príncipes y se incluye dentro de un mercado artístico que, ligado al ascenso y consolidación de la burguesía, transforma el arte en mercancía, en objeto de producción y consumo.
Vamos a considerar como producto del pensamiento moderno a la danza configurada a partir de aquellas reglas que comienzan a fijarse con las disposiciones de la Real Academia de Música y Danza, creada en 1661, durante la monarquía absolutista de Luis XIV y que terminan de establecerse con el Tratado Elemental sobre la Teoría y la Práctica de la Danza escrito por Carlo Blasis en 1820, aunque no podríamos decir de manera global cuál era la concepción de la danza en el siglo XVII porque eso supondría
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