Tp monográfico MF.
Enviado por tolero • 31 de Marzo de 2018 • 2.438 Palabras (10 Páginas) • 287 Visitas
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Participó junto con su hermano Rafael de la batalla de Cañada de Gómez, en la que también fueron derrotados por los mitristas. Se trató de una incursión sorpresiva de tropas del Estado de Buenos Aires sobre las de la Confederación Argentina.
En Entre Ríos formó parte de la última rebelión gaucha que intentó defender la autonomía de esa provincia y al Partido Federal contra los embates del presidente Sarmiento. Fue liderada por Ricardo López Jordán, y su primer acto fue el asesinato de Urquiza. Fueron derrotados en 1871; López Jordán y Hernández se exiliaron en Livramento, Brasil. Allí permaneció hasta 1872, año en que emigró a Uruguay; posteriormente fue amnistiado por Sarmiento y regresó a la Argentina.
En 1856 inició su carrera periodística, poco después del último intento de Hilario Lagos de incorporar a Buenos Aires a la Confederación. Se alineó en el Partido Federal Reformista, dirigido por Nicolás Calvo, que apoyaba la incorporación de Buenos Aires a la Confederación. A los integrantes del medio se los llamaba "chupandinos" por su supuesta afición a la bebida. A su vez a los contrarios se los llamaba "pandilleros" porque se decía que andaban siempre en pandilla o grupos.
Hernández se vinculó al periódico de ese partido, La Reforma Pacífica, editado por Juan José Soto; el hijo de éste, Héctor Soto, años más tarde codirigiría con Hernández un periódico en el Uruguay. El diario salió a la calle el 1 de diciembre de 1856, con un tamaño de 84 centímetros por 53 de ancho, contando con tres columnas anchas y ocho páginas; circulaba diariamente, excepto los días posteriores a los feriados. Su suscripción costaba 30 pesos al mes. Su redacción funcionaba en Defensa 73, siendo trasladada posteriormente a Representantes 71, al tiempo que cambiaba su formato y reducía el número de páginas.
Hay referencias que afirman que el trabajo de Hernández fue de colaborador. Otras lo ubican como corresponsal en Paraná, adonde había debido trasladarse en 1858, tras un duelo con un dirigente opositor, que a su vez le forzó a dejar el ejército porteño. Allí trabajó como empleado de comercio y en la Administración Nacional.
Posteriormente a la batalla de Cepeda trabajó como taquígrafo del Congreso Nacional en esa ciudad entrerriana; sus supuestas colaboraciones de esa época en La Reforma Pacífica no pueden ser verificadas por no estar firmadas. Recién en 1860 se puede determinar que un artículo firmado bajo el seudónimo de "Vincha" es de su autoría. Las colaboraciones como Vincha se sitúan entre el 13 de febrero de 1860 y el 12 de enero de 1861. El 18 de febrero de ese año apareció una columna que decía:
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En 1861 fue nombrado secretario del general Juan Esteban Pedernera, vicepresidente de la Confederación bajo la presidencia de Santiago Derqui.
De aquí más adelante sería importante remarcar, por encima de todo, la ideología de Hernández, aunque por su recorrido histórico, se puede entender más a un revolucionario que un gran autor o periodista.
Según su hermano menor, Rafael Hernández, una de las características más notables del poeta era el don de la elocuencia. Era capaz de improvisar versos y discursos en reuniones de amigos o en el Congreso. Su memoria era fuera de lo común y su voz potente resonaba en el recinto.
Entre 1852 y 1872, durante una época de gran agitación política en el país, defendió la postura de que las provincias no debían permanecer ligadas a las autoridades centrales, establecidas en Buenos Aires. La postura que defendían varios políticos —Sarmiento entre ellos— centralizaba el trabajo de las provincias y la producción de sus materias primas en Buenos Aires, centro dominador pero no productivo que ideaba ser un prebendado social en un país agroexportador. Se centraba en un gobierno unitario sostenido por grupos dominantes en las potencias extranjeras, en cuyo beneficio obraba, entregándoles las materias primas ahogando la industria local.
En el año 1853 viste uniforme militar y combate en Rincón de San Gregorio contra las fuerzas del coronel rosista Hilario Lagos. Obedeciendo a sus ideales combatió luego bajo las órdenes de Urquiza, intervino en las batallas de Pavón y de Cepeda (1859) y luchó junto al caudillo López Jordán en la última rebelión gaucha contra el gobierno de Sarmiento, un desdichado movimiento que finalizó en 1871 con la derrota de los gauchos y el exilio de Hernández al Brasil.
Hernández siempre defendió al gaucho, y además, lucho junto a ellos, como se puede ver él fue en primer lugar un luchador por lo que estábamos perdiendo, que ahora, ya perdimos. Nuestra cultura se ve reflejada y pisoteada por los antiguos gobiernos de nuestra Argentina, la desaparición de los pueblos originarios de nuestras tierras demuestran cómo, poco a poco, nuestra cultura se va deteriorando; nos embarcamos en un mundo globalizado, la juventud ahora (me incluyo) se ve transformada en prototipos estadunidenses, escuchando todo tipo de música pero exceptuando la folclórica de nuestro país.
Perdemos nuestra identidad, no tenemos el futuro fijo y no tenemos lideres a quien poder seguir… no es por desinterés, sino más bien, por desilusión, porque aunque no queramos aceptarlo, cada vez los defectos en esos líderes, que salen en la tele o por el noticieros, se hacen más notorios, demuestran que son unos ladrones, se le ausenta la moral y la ética pero más aún, la falta de amor hacia la patria, hacia lo que nos define como argentinos. Por esto lucharon grandes hombres como José Hernández, para no perder eso, para demostrar que se les puede decir, “No, soy argentino”, a las ideologías extranjeras; para demostrar que nuestra cultura es rica y que no es porquería de barbarie como bien nos expresó en ese entonces Sarmiento.
Continuando con Hernández, su inicio en la literatura fue con algunas composiciones poéticas cultas, sin mayor fortuna. Fue en la poesía gauchesca, de vigorosos perfiles y de tono genuinamente popular, donde encontraría su inspiración y legaría una obra genial. En 1863 escribe “Rasgos biográficos del general Ángel Peñaloza” (en donde narra la vida de éste famoso caudillo riojano y que es llamado “Vida del Chacho” a partir de la segunda edición), “Instrucción del Estanciero” (tratado sobre las posibilidades económicas del campo argentino con consejos para el hombre de estancia), la descripción gaucha “Los treinta y tres orientales” y varios escritos dispersos que fueron recopilados póstumamente en “Prosas del autor del Martín Fierro (1834-1886)”.
El
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