“Una Gran Bretaña rota”

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Lo cierto es que no hace falta estar sin trabajo para ser pobre en la Gran Bretaña actual (entiéndase como pobres aquellos hogares con menos del 60% de los ingresos medios nacionales). Con la llegada del nuevo laboralismo al Gobierno, se incluyó el salario mínimo a la política económica (pese a que su tasa se fijó al nivel más bajo posible). Además, a los trabajadores con ingresos bajos se les permitió complementar su paga con el Crédito Fiscal a Trabajadores, pero mucha gente que reunía los requisitos no solicitaba este dinero al que tenía derecho (esta evasión en las prestaciones es, además, otro argumento que serviría para desmitificar la dependencia al Estado de Bienestar de la clase trabajadora). Esta medida del Crédito Fiscal estuvo sujeto a varias críticas, al catalogarlas de “subsidios estatales a los sueldos de miseria” (Larry Elliot, Guardian). Además, los laboralistas trataron de fomentar el apoyo a las viviendas de protección oficial (chav es, de hecho, el acrónimo de Council Housed and Violent, nótese aquí de nuevo el estigma hacia la clase obrera). (Pese a todas estas medidas, el autor admite al final del capítulo que “sería un error echar toda la culpa a los conservadores, el nuevo laboralismo también dejó morir la manufacturación”).

Los jóvenes, viéndose envueltos en esta complicada situación de precariedad laboral se organizan en pandillas. “Son todos unos macarras”, dice el autor reflejando lo que la gente suele comentar sobre estas tribus urbanas y que posteriormente rechaza con argumentos puestos en boca del profesor MacDonald, que sostiene que “puede ser resultado de un grito desesperado, de angustia ante la falta de futuro” y que “el aburrimiento es sin duda otro factor”. Asimismo, las bandas podrían considerarse un mecanismo de supervivencia para jóvenes que viven en la pobreza, pudiendo dar sentido a la vida, estructura y recompensas. Los padres tienen un papel vital en el evitar que el joven se vea inmerso en mundos que pudieran ser peligrosos para él (drogas, contrabando…) y, contrariamente a la opinión general, en base a sucesivos informes de la Fundación Joseph Rowntree, los padres suelen jugar, en estos barrios “marginales”, un papel muy positivo: “Los padres que hemos entrevistado describían estrategias sofisticadas para minimizar la exposición de sus hijos al peligro y protegerlos de las tentaciones a descarriarse”. Otro estigma relacionado con el mundo de las drogas hacia los chavs es el de que la industria de la droga ilegal, que mucha gente materializa pensando en barrios de vivienda pública, en una escalera sucia y llena de agujas hipodérmicas, es cosa de, valga la redundancia, chavs, cuando lo cierto es que todas las clases han experimentado con las drogas (de hecho, la cocaína tiene una reputación muy arraigada como la droga preferida de la clase media). Con respecto a esto la líder laboralista Tony Blair prometió una política “dura con la delincuencia y con las causas de la delincuencia”, pero, como ha admitido su secretario político, terminó siendo “dura con la delincuencia y con los delincuentes”, pues la causa, la pobreza, era un problema difícilmente abordable.

Para las madres solteras de clase trabajadora también es complicado vivir bajo esta situación de escaseza laboral (después de todo, la madre soltera de clase obrera es uno de los iconos chav más vilipendiados). Lo único cierto es que casi todas las madres quieren trabajar (según la Encuesta Británica sobre Actividades Sociales, el 84% de las madres desempleadas quieren, o bien trabajar, o bien estudiar). Rebecca, madre soltera, afirma: “malo si sí, malo si no”, esto lo dice ya que en verdad se encuentran atrapadas, si cobran las prestaciones son unas vagas, y si van a trabajar se sobreentiende que están descuidando a sus hijos. Por otra parte, se desmiente también el hecho de que ser madre a tempranas edades sea algo necesariamente malo para estas mujeres de clase obrera. Dice Fiona Weir, investigadora sociológica, que “si vives en una zona con altos índices de desempleo y donde solo se ofertan trabajos poco atractivos y mal pagados ¿por qué esperar para ser madre?, quizá estén buscando sentir que tienen una función, una meta, un sentido, y quieren importar y ser útiles”.