Uno de los principios básicos en la dinámica familiar como sistema social la constituye la afectividad
Enviado por karlo • 14 de Mayo de 2018 • 20.611 Palabras (83 Páginas) • 490 Visitas
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A partir de lo anterior, los padres pueden contar con una actitud hacia la afectividad, la cual es conceptuada por Ibáñez (2011) como: “…una estructura cognoscitivo-emocional que canaliza la significación de los objetos y orienta el comportamiento hacia los objetos” (p. 193). Es evidente entonces, que la actitud conforma una estructura en la cual intervienen procesos tanto cognitivos, emocionales o afectivos; y, que guía la conducta de los padres hacia el objeto focalizado en la afectividad; por tanto, se trata de una disposición que refleja la presencia de emotividades y sentimientos ante los hijos, por lo que algún modo hace que éstos sean receptores de ese proceso instaurado por los padres.
A modo de complemento de la posición anterior, Fabrigar (citado en Sayans-Jiménez (2015), sostiene que:
…las actitudes pueden ser inferidas y, a la vez, tener influencia en tres bases de información relevantes para la actitud (cognitiva, afectiva y conativa o conductual), asumidas tradicionalmente como componentes de la actitud. Esta concepción flexible permite entender la actitud como una entidad separable de estas bases de información. (p. 48)
En efecto, las actitudes se deducen de la tendencia hacia algunos comportamientos; y, es a partir de esta base de información cognitiva, afectiva y conductual asumida por los padres, como la actitud hacia la afectividad ante los hijos estudiantes, se explica cuando intervienen procesos internos cognitivos fundados en creencias, opiniones, percepciones positivas o negativas sobre la disposición actitudinal; así como el afectivo mediante la expresión de sentimientos y emociones, aunado al carácter conductual, en la cual dada la responsabilidad, comunicación, orientación y seguridad como signo del posicionamiento afectivo, complementan la triología señalada, como base para el desarrollo de una actitud hacia la afectividad que los padres deben ofrecer para el progreso socio-emocional en los hijos estudiantes.
Cabe destacar, que a pesar de lo señalado, algunos padres de hijos estudiantes, especialmente del Centro de Educación Inicial del Niño y la Familia, ubicado en el Municipio San Cristóbal, estado Táchira, durante entrevistas personales e informales con la investigadora, sostienen que mantienen dificultades para mantener una disposición que favorezca la afectividad proporcionada a los hijos, y lo reflejan en sus opiniones acerca de lo poco que disfrutan del afecto que suministran a los hijos, consideran que las opiniones como padres poco alimentan la vida afectiva en ellos, perciben que no necesariamente es importante darles gestos de cariño o signos de protección para el mejoramiento de su crianza; igualmente, tienen dificultades para expresarles emociones que generen seguridad emotiva, así como ejercer el control de las mismas de manera equilibrada para evitar afectarlos en su vida emocional; de la misma manera, argumentan que hay cierta inclinación que desfavorece la comunicación como parte de la expresión afectiva a través de prácticas comunicacionales donde se exprese el cariño, cordialidad o mensajes positivos; tampoco asumen una disposición favorable hacia la orientación que deben realizar hacia los hijos cuando les deben guiar hacia el desarrollo y progreso afectivo, tampoco dan consejos para que sean más amistosos; y sobre todo, carecen de intención para generar un ambiente de seguridad o protección a partir de la afectividad para que asuman retos en la vida y se distancien de los peligros del entorno donde se desenvuelve.
Es probable que la situación antes descrita se deba a la falta de procedimientos cognitivo conductuales a ser manejados por los padres para conducirse bajo una disposición hacia la afectividad realizada ante los hijos, de modo que se produzcan cogniciones, una inclinación afectiva y conductual positiva en beneficio de las relaciones familiares; el desconocimiento por parte de los padres sobre qué hacer para evitar constituirse en modelos inefectivos que desarrollan una afectividad desfavorecedora del desarrollo de la personalidad y desenvolvimiento en los hijos. Igualmente, la falta de acciones educativas para lograr un mayor progreso en la expresión de emociones y sentimientos tendientes a enriquecer el lazo familiar que los une.
El reflejo de estos hechos y causas, podrían generar consecuencias para todos los miembros de la familia como es un déficit de acercamiento afectivo entre padres e hijos, baja autoestima, dificultades en el comportamiento de los padres quienes podrán manifestar respuestas de falta de seguridad, vacío o frustración, tal como advierte Valdivia (2010):
…cuando no se experimenta la posibilidad de amar ni de sentirse amado, se vive con inseguridad, con temor; es experimenta el vacío y la soledad, y se puede llegar a perder el sentido de la propia vida. En estas circunstancias, la persona, o se resigna a vivir en una profunda frustración por la soledad o tratará de comprar o sustituir por el medio que sea el amor o el cariño que le faltan. (p. 45)
En efecto, los padres pueden mantener vivencias como resultado de las dificultades para asumir una actitud favorable hacia la afectividad, lo cual se expresa en temores, inseguridad ante los hijos, vivir en soledad porque no cuentan con el apoyo emocional de los hijos, ausencia en el disfrute del amor o cariño por parte de ellos.
Igualmente, las actitudes de los padres desfavorecedoras hacia una afectividad ante los hijos, pueden impulsar consecuencias para éstos; y, se devela en trastornos de personalidad en ellos, dificultades de relación con los padres, familiares y entorno social, conflictos en el espacio familiar y escolar porque allí se vivenciarán experiencias afectivas poco equilibradas; incluso, lo que Ortiz (2009) denomina síndrome del hambre del afecto, explicándolo e los siguientes términos:
El hambre de afecto primario está dado por aquellos niños que no reciben suficiente cariño, suficiente afecto, porque están en una institución, porque lo han rechazado, etc. No vamos a decir todas las cosas que pueden producir déficit de afectos en un niño, y esto genera una personalidad muy trastornada en la adultez: son personas muy frías, que tienen lo que nosotros llamamos un trastorno de personalidad, tienen una personalidad totalmente inadecuada. (p. 13)
Entonces, los hijos también padecerán las secuelas de una actitud poco favorecedora de la afectividad que los padres pueden proporcionar, al extremo que los hijos manifiesten trastornos emocionales, conflictos, síndromes, entre otras consecuencias, lo cual afectaría su desarrollo evolutivo emocional con trastornos irreversibles.
El anterior argumento, conlleva a pronosticar
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