Apstencion politica en colombia

Abstención Política  Colombia

Como se dice popularmente, “Promete más que político en campaña”; o como dice el autor del libro “Un Mundo Feliz” -Aldous Huxley-. “Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad. Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje”. Estos son solo ínfimos ejemplos de la falta de fe que se tiene en los representantes de la democracia. Su palpitar es más fuerte en países de segundo y tercer mundo, ya que las políticas de educación ciudadana son mucho más débiles. Colombia no es ajena a estos problemas; y esto queda muy claro en la fecha del plebiscito y elecciones de los representantes del pueblo, pero esto no es un problema de este siglo, ni de hace 50 años, los registros de abstención han oscilado desde los años 60 entre el 32 y 38 por ciento; esto se debe a que el vínculo que une a los colombianos con sus representantes directos se ha fracturado través de los años, un país azolado por la violencia, donde los que representa los intereses del común sufren persecuciones y son mal llamados enemigos de la patria, donde los colombianos son aquellos que se desviven por el partido de nuestra sección, y donde el estado elitista ha impedido el ascenso del poder popular.

Para entender esta falta de confianza en los actores representativos de la democracia  hay que remontarnos a los primeros desdeños de violencia, donde la violencia y las carreras por obtener poder sobre el bienestar común alzándose con las banderas que son pilares de cualquier sociedad, “la erradicación de la violencia social” sin la que las familias pueden disfrutar de su humanidad; “la inversión en las clases vulnerables”; esa preocupación por los más necesitados, que hace imprescindible para  todo pueblo que quiere crecer como nación y sociedad; y por último el “Desarrollo del país” ese momento en que a los votantes se les ofrece salir de la economía primaria y pasar a los bines manufacturados y la inversión en sector terciarios y de servicios.

Décadas de promesas en paz, inversión social, y fortalecimiento en políticas económicas han hecho grietas en la mentalidad colombiana con pensamientos pesimistas, donde la fe en el voto se perdió junto con sus representantes.

Apatía, falta de conciencia colectiva, y décadas de los mismos paracito atornillados en el poder con un historial incontable de hechos de traición al bien popular; donde los individualismos y la avaricia han hecho sollozar el campo y su población, todo por el hambre de poder que se fecunda en las plenarias oscuras, a espaldas de sus víctimas donde juran actuar siempre en pro de sus electores, velando por la verdad y los intereses de su comunidad. Pero es irónico esperar a que un país tenga fe en sus representantes donde, el fiscal anti corrupción ha sido acusado, destituido e inhabilitado, justo por aquella transparencia que  en un principio juro defender; no se puede creer en la política de un país donde sus representantes financian he imparten órdenes a grupos armados al margen de la ley con ideologías derechistas y unipoliticas, donde se pretende proteger el cierre del universo político y seguir teniendo al pueblo en la zozobra, germinando la idea que son inferiores a la clase política que los representa, porque no se imparte una educación con conciencia colectiva, desde el hogar se evita pensar en conjunto, en que un estado esta ha sido formado con la idea en que todos somos actores políticos y en nuestras manos se forma el país que tiene que ser de todos.