¿Pueden los países en vía de desarrollo abstenerse de implementar políticas cambiarias internacionales?

¿Pueden los países en vía de desarrollo abstenerse de implementar políticas cambiarias internacionales?

“La globalización e integración económica mundial es un fenómeno que no  se puede detener” Tania Sofía Pérez Naranjo

Desde mediados del siglo pasado se ha visto con mayor empuje como las economías de los distintos países se han ido integrando, ya sea mediante pactos, asociaciones, uniones y convenios, de tal manera que se hace imposible el pensar que estas pudieran ya subsistir sin sus aliados comerciales, los cuales les permiten una mayor dinámica en lo que a sus productos se refiere (importaciones, producción, exportaciones, materias primas, etc.) Países con regímenes políticos que no se han abierto a la economía de mercado internacional han visto cómo sus vecinos  o países con similares características económicas, más no políticas, se han desarrollado, mientras que ellos permanecen en el oscurantismo y aislamiento global.

Los convenios económicos que han proliferado a lo largo de estos últimos sesenta años, han traído también una serie de normatividades que son de obligatorio cumplimiento para que estos pactos cumplan la finalidad propuesta. Son  notables los casos que se han presentado al interior de la unión europea en donde muchos de sus miembros han tenido que adoptar medidas económicas internas muy impactantes con el fin de sanear sus finanzas y así equipararse a sus similares de la comunidad europea de naciones (Grecia tuvo que hacer fuertes recortes presupuestales con el fin de disminuir su déficit y así acceder a los beneficios que los otros miembros le podrían brindar). De la misma manera pero en forma pero en ocasiones menos drásticas se realizan las operaciones entre la infinidad de tratados y convenios comerciales que se han tejido a lo largo y ancho de nuestro planeta.

 Todo lo anterior se ha hecho tan primordial que países que hasta hace poco tenían una economía muy cerrada, casi siempre debido a imposiciones políticas o religiosas, se han abierto a establecer acuerdos económicos con otros, que a pesar de que no comparten sus creencias o dogmas, si les beneficia el realizar dichos pactos, pues de otra manera no tendría forma de acceder a productos, materias primas, tecnología y otras ventajas que tienen en virtud de lo establecido, igualmente le brinda la oportunidad de exportar sus excedentes y de ver llegar inversión extranjera a su territorio.

Sin embargo, a medida que estos países se han ido adaptando a las mayores oportunidades que ofrece una participación más intensa en la economía mundial cada vez más integrada, y a los cambios en su propia situación económica, han ido adoptando regímenes más flexibles, pues al pertenecer a esta orbita también tiene que cumplir muchos de los requerimientos y exigencias que le impone una economía global. Por supuesto esto acarrea cambios en sus esquemas económicos internos que muchas veces generan choques y disturbios tanto en lo político como en el orden público en general, sin embargos son los costos que se deben asumir para pertenecer a esta comunidad.