Argumentos contra normalidad

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No hay que confundir lo natural con lo normal. Lo natural se relaciona con lo biológico, lo normal lo define la sociedad.

La terapia de “reconversión” del sicólogo holandés Gerard J.M. van den Aardweg y el norteamericano Richard Cohen sigue un estereotipo de masculinidad, como eso de martillar, aserruchar, y ellos también se guían por lo que ellos consideran que un “hombre heterosexual hace”. (Machismo como mantención de estereotipos, se perpetúa una idea de normalidad, no hay evolución en la sociedad de pensar “más allá”). Al mantener una idea de lo que es normal en un hombre, también se perpetúa discriminación en cuanto al género. ¿Qué pasa si una mujer hace trabajo que requiere fuerza? Se le atribuyen características “masculinas”. Aquí, la normalidad estaría contribuyendo a la discriminación. No solo en el caso de la mujer; si decimos que una característica femenina es depilarse, y un hombre lo hace, también se le discrimina por llevar a cabo actos “femeninos”. (Normalidad negativa en relación con las libertades de cada persona, lleva a la discriminación basándose en normas de género impuesta por la misma sociedad, lo que impide un desarrollo más amplio de las habilidades de cada persona junto con violar su libertad de expresión).

“Si nos repugna ser ordinarios, no por ello deseamos ser anormales”. Existe una idea de normalidad pero no está presente la normalidad en la práctica. Por ejemplo, para un joven una marcha gay es normal, mientras que para su abuela es anormal. Aquí habría dos concepciones distintas de la normalidad.