CARTA A LA TRISTEZA.

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CARTA A LA VIDA

“Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo” es lo que decía el gran maestro Facundo Cabral, qué sería de su alma si se hubiese negado los placeres más sencillos, dichoso él que pudo contemplar y experimentar muchas cosas por la vida de bohemia que llevaba, y está bien porque de no haber sido así, su muerte, la cual la causó un injusto asesinato, habría liberado a su alma en un estado reprimido.

Hoy por recomendación de la profesora de español, decidí escribirle una carta a la vida, ella sabe que a mí me gusta observarla durante el día, porque es cuando intento descifrarla, pero cuando se extingue el último rayo de luz renuncio a todo eso y sólo me dedico a contemplarla, porque es ahí en la noche donde veo su majestuosa belleza que a veces está cubierta por una melancolía relativamente suave. La vida nocturna es mi completa debilidad, todo lo interesante que puedan ofrecerme sólo lo puedo encontrar en la noche, y más cuando está adornada por una radiante luna blanca.

En efecto la vida nos pesa y nos duele mucho más que la muerte, y eso lo he notado últimamente, y aunque no he muerto para poder afirmar esto, sí la he presenciado varias veces y en esos momentos en que sientes que todo pasa lento he sentido la tranquila levedad que posee la muerte, la frialdad que la inunda junto con la embriaguez de libertad oscura que siempre lleva consigo.

Siempre he tenido presente lo que solía decir Canserbero, un joven rapero de Venezuela (el cual murió este año) en una canción: “La vida es un viaje no una estación”, esa frase yo la interpreto en el sentido de que la vida quiere que nos mantengamos en constante movimiento, no podemos pretender quedarnos en un solo lugar siempre, porque el tiempo es algo que influye, pero que también no debemos apegarnos mucho a ella porque la muerte también espera su turno para llevarnos con ella. Creo que la vida a veces me mira con indiferencia porque me ve simplemente ahí caminando solo y apenas respirando, y eso estoy notándolo, que estar vivo no es precisamente igual a vivir.

Acepto que a veces considero la posibilidad de morir, pero siempre acabo desistiendo por la misma razón: la vida es una sola y efímera. Nunca le he tenido miedo a la muerte, es más que bienvenida cuando guste pasar por acá, pero pienso que aún no sé si la muerte pueda ser eterna, no sé qué vaya a pasar luego de esta vida, pero sí sé que esta vida tiene fecha de vencimiento, así que pienso disfrutarla completamente.

AUTOBIOGRAFÍA

Nací en 1999

Por el momento sigo anclado en mi ciudad natal