CRONICA URBANA
Enviado por mikeftb13 • 10 de Octubre de 2018 • Tarea • 1.266 Palabras (6 Páginas) • 302 Visitas
Todos creemos saber a donde vamos, o al menos eso queremos. Pero la pregunta: ¿de donde vienes? Es un poco más compleja. Hay miles de respuestas posibles a esa interrogante pero la mayoría suele contestar con el nombre del país y la localidad en la que se formó, la que nos vio crecer y nos hizo lo que somos hoy en día. La patria es como la madre y por lo tanto no hay dos iguales. Madre solo hay una.
5:30 AM. Me asomó para dar un último vistazo. Afuera todo permanece en calma, las primeras brisas del otoño hacían de aquella una fresca mañana. No muy lejos podían escucharse algunos prematuros vestigios de movimiento. La urbe emitía sus primeros bostezos matutinos.
La llaman “La ciudad del amor” y por esta vez no se equivocan. Como a un amor de verano le entregas tu corazón y con solo unos días a su lado, permanece en tu recuerdo para siempre.
El azul de los cielos se veía interrumpido solo por las blancas estelas que arrastraban los aviones en el horizonte. Gente de todas partes del globo, principalmente en esta época del año, visita aquella bella planicie en el norte de Francia en busca de esa efusión que te atrapa y te embelesa.
No por nada es el destino turístico más popular del mundo. La ciudad de París recibe alrededor de 27 millones de visitantes por año, es decir, lo equivalente a la población total de un país relativamente pequeño como Venezuela, nación tropical en la que, debido a su innata ubicación en plena línea ecuatorial, el verano se alarga prácticamente todo el año.
La luz del crepúsculo fluía de manera uniforme entre aquellas avenidas perfectamente dispuestas la una con la otra. Sin dar lugar a la espontaneidad ni la improvisación la ciudad se encuentra finamente construida y organizada.
Por un lado se encuentra la zona urbana ultra moderna (que no tuve la oportunidad de conocer) al mejor estilo de una metrópolis capitalista, repleta de rascacielos, tiendas y grandes centros empresariales. Y por el otro, siendo esta la preferida por los turistas, hayamos la zona más antigua donde yacen las principales atracciones del lugar como la famosísima torre Eiffel, el arco del triunfo, el museo del Louvre, La tumba de Napoleón, etc, etc. etc.
Un fuerte tráfico en dirección sureste, hacia las afueras de la ciudad, agobia las mañanas de los parisinos. No hay metrópoli en el mundo que se escape de la llamada “rush hour”.o “heure de Pointe” como le dicen los franceses.
Nuestro taxista permanecía en silencio. El parisino es un ser raro (Ojo, no confundir “ser raro” con “bicho raro”), muy misterioso. Es difícil reconocerlos entre tanto turista y extranjero. Es lo malo de vivir en un museo gigante, debes acostumbrarte a las visitas.
Indus, chinos, árabes, americanos… Nadie escapa al encanto que París representa.
Sabes que un parisino es autentico porque es el único entre la multitud que al cruzar La Av. De los campos Eliseos o pasar cerca de la torre Eiffel este sigue recto, sin inmutarse, sin detenerse a dar una miradita o a tomar siquiera una foto.
Son muy nacionalistas, aman su tierra, sí, pero para ellos es un amor distinto, es como el amor a la madre.
4 películas, un libro y una siesta no bastan. El avión continúa surcando los cielos.
El viaje es largo. El viaje es eterno.
Al fondo justo ante la entrada de los baños un pequeño grupo de hombres estalla en calidas risas. Los 3 señores sostienen una fluida conversación. Distintos entre si, provenientes de regiones diferentes, sus rasgos no tenían nada en común pero solo una cosa bastaba para identificarlos.
La diestra y jocosa forma que tiene un venezolano para sostener el trago lo delata en cualquier rincón del universo.
Conforme el avión se aproxima a tierra pueden observarse los primeros vestigios de Caracas. Se enciende la luz de “Abróchense los cinturones” y muchos aún están de pie, en el baño, durmiendo o terminando el “perro caliente” que compraron en el aeropuerto de partida.
¡OH, Caracas! La eterna luz del sol entre el denso humo. Más poética que tu ninguna. Tus rascacielos, tus techos zinc. Tus cientos de pintorescas casitas amontonadas caprichosamente la una sobre la otra formando un exótico arcoiris sobre el concreto.
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