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Coloquio La Malasangre

Enviado por   •  3 de Marzo de 2018  •  4.288 Palabras (18 Páginas)  •  1.482 Visitas

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Cuando entramos en la escena dos, o cuando nos adentramos en la lectura de las acotaciones que escriben en el salón de la casa del terrorífico Benigno, nos topamos con todas las gamas del rojo, “… paredes tapizadas de rojo granate, la vestimenta de los personajes varia también en distintas tonalidades de rojo.” El rojo es el color de la divisa federal, de la mazorca, de Rosas, de la sangre. Podemos encontrar un colorado oscuro, que es utilizado por los personajes más malos de la obra, los matones, los torturadores, etc; “el padre que viste de rojo muy oscuro, casi negro […]” es el padre, quien representa a Rosas, y aquí se ve una clara denuncia sobre como influía Rosas en Argentina. Y, por otro lado, está el rojo fuerte no tan oscuro como el primero, que es utilizado por la gente no tan mala, donde su maldad no supera a los que utilizaban el rojo oscuro. Ambos colores, se ven más que nada en la ropa de los personajes. En la obra nos damos cuenta, que la casa donde transcurre las escenas simboliza a la Argentina federal, donde cortinas y otros detalles del hogar son de este color.

También se encuentran otros dos colores pero no con tanto protagonismo como el rojo: el azul y el blanco. No son colores protagónicos justamente porque representan a los unitarios y la obra es federal. Son estos colores los elegidos por el bando unitario y no otros por la bandera argentina. En un fragmento de la obra, uno de los pocos personajes unitarios: Rafael, describe su futuro hogar con su amada ambientado absolutamente todo de colores unitarios, y donde se niega a tener un color federal en su hogar. Esto va más allá de los colores en sí, lo que no quiere el personaje es seguir con una vida de federal, en donde la muerte y la tortura están presentes las 24 horas del día, “Y no tendremos nada rojo. Nada que huela a sangre […]- Todo blanco, hasta en la oscuridad.” Sin embargo no es el único que reclama una vida sin violencia, sino también la misma hija del gran federal de la casa que se revela y “se convierte en unitaria”.

Esta obra unitaria, deja muy expuestos a los federales, ya sea por los colores o las actitudes de violencia, burla, etc., que se pueden ver en un federal. En un sentido literario, el color rojo típico del federal, simboliza a toda esa sangre de esas cabezas cortadas y anteriormente torturadas por ellos. Los discursos autoritarios o machistas del padre, son representación de lo que era o como se maneaba el mismo Rosas. Mientras que por otro lado, los unitarios dejan un mensaje de bondad y honestidad de la obra. Ya sea por el color blanco que es lo más antagónico a lo oscuro, o por las a actitudes y sus pensamientos.

La violencia se instala desde la simbología del propio color del federalismo, y entramos así al universo violento dela familia con las primeras palabras de los personajes, cuando Benigno condena a su mujer por haber tenido la irrisoria idea de que él compartiría el vino con alguien más.

Del otro lado de la violencia representada por Benigno, Rafael es un personaje que encorvado, torcido, jorobado, es aquel que no sigue el “recto” comportamiento exigido, es que no viste de rojo, el que trae a la casa otra cosa diferente de aquella que trae Fermín, es el representante de “el otro bando”. Por un lado, dijimos que, como vehículo de la educación, saca a la niña de la ingenuidad para hacerle más consciente su sufrimiento, pero por otro lado, trae el amor y “las cabezas sobre los hombros” para afianzar en Dolores lo que ya ese vislumbraba en su carácter. El torcido convierte lo figurado en una imagen literal para que no nos queden dudas acerca de cuál es la ley que rige la casa, para que no dudemos cual es la línea que hay que seguir, pero que él no sigue, desviándose, pagando el desliz con su propia vida. Su joroba le vale humillaciones y sufrimientos, pero también le acerca la posibilidad de conocer el amor. Rafael es el receptor de la parte física y sin tapujos de la violencia ejercida por Benigno y por Fermín; él hace uso de la violencia verbal solo cuando debe defenderse, sobre todo las humillaciones de Dolores, frente a quien, por ser su alumna se muestra más firme que en frente a los demás.

El amor de Rafael es para dolores un escape y una lucha contra ese autoritarismo en el que la sociedad entera está inmersa. Los melones simbolizan en la pieza esa violencia externa que trasmite casi directamente al interior de la casa a través de Fermín, el nexo entre el adentro y el afuera, el que trae todo lo externo: trajo a Rafael y de la misma manera “se lo llevo”, y trajo melones para Dolores: “Fermín:- (…) ¡Melones! (…) ¡Pasaron y compré! Pensé, a la niña le gustara”. Fermín es el ejecutor, el verdugo, mientras que Benigno se comporta como el autor intelectual delas atrocidades que, orgulloso, su criado-bestia realiza. Fermín es, además, el único que se ensucia las manos con sangre. Mientras los demás acompañan el movimiento de la guerra de la sangre, el la lleva en sus manos primero para hacerle una broma a dolores y luego para aniquilar su felicidad, le trae el dolor de las cabezas cortadas a su misma presencia. A pesar de que lo que Fermín acarrea dentro de la bolsa no resulta ser realmente una cabeza, el daño que le produce a la joven es el mismo, el horror que le genera es aquel que le hubiese producido esa misma cabeza, solo ver la sangre apabullaba a la niña. Es el dolor del disparo de un fusil que no tiene balas pero que tortura al que no lo sabe.

El terror es el medio por el que el padre y la hija, el marido y la mujer, el amo y el criado se relacionan. Benigno no conoce otra manera, la pieza solo nos muestra un fragmento de esta sanguinaria vida que lo lleva a las torturas continuas. Lo que sabemos es que responde a alguien que está en el exos, en el afuera. “Incapaz de hacerse admirar o estimar, gustaba por ser temido; pero este gusto era exclusivo, dominante hasta el punto de arreglar todas las acciones de su vida a producir el terror en torno suyo, sobre los pueblos como sobre la víctima que iba a ser ejecutada, como sobre su mujer y sus hijos”. Ésta es la manera en la que se maneja Quiroga según Sarmiento y ésta es la manera en la que se maneja Benigno.

Rafael es el receptor de la parte física y sin tapujos de la violencia ejercida por Benigno y por Fermín; él hace uso de la violencia verbal sólo cuando debe defenderse, sobre todo de las humillaciones de Dolores, frente a quien, por ser su alumna, se muestra más firme que frente a los demás. Rafael se defiende con insultos y sólo una vez le levanta la mano, lo que le costará muy caro. “Dolores:- Hay mujeres que… que se pueden enamorar de los defectuosos… Rafael…) ¡Y defectuosos que por suerte no se enamoran de las imbéciles!”

Rafael

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