Conocimiento y formación de profesionales
Enviado por Rimma • 12 de Febrero de 2018 • 2.402 Palabras (10 Páginas) • 457 Visitas
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La institucionalización transita por varias etapas, se relacionan con las características, rasgos huele mentes que se atribuyen a una profesión, como se verá más adelante. Éstas etapas según cita Pacheco (1997), son: la consolidación de un grupo profesional en torno a un conjunto de problemas; la constitución de un conjunto de conocimientos propios; establecimiento de procesos de instrucción y selección para definir la ocupación de sus miembros; formación de colectivos o asociaciones profesionales; reconocimiento público y reglas para acceder a ella y ejercerla.
Las universidades son instituciones de educación superior, que reciben por parte del Estado la prerrogativa de validar estudios a través del otorgamiento de títulos a las personas que estudian durante un determinado tiempo para aprender una profesión.
Cada modelo de universidad responde formas particulares de concebir la ciencia, de desarrollar y transmitir el conocimiento científico; también estos modelos se estructuran sobre concepciones acerca de quienes enseñan, de quienes aprenden y de la forma como realizan estas funciones, pero en definitiva la formación profesional que se despliega sociedad.
La institucionalización de las demás profesiones liberales ha desarrollado el sistema profesional en dos vertientes: las disciplinas intelectuales, y las que tienen como finalidad la aplicación práctica de las primeras. Esto ha permitido a la vez, la aparición de dos categorías de profesiones en la sociedad moderna: las profesiones de la erudición y las profesiones aplicadas.
El perfil profesional entonces, se puede precisar según: si se hace referencia a los contenidos científicos y técnicos que pertenecen a un campo de conocimiento; si se toma como referencia el ámbito sociocultural y las necesidades sociales en su sentido más amplio y, no solamente en las demandas del mercado de trabajo es políticas; si su referente son los programas indicativos emanados del aparato estatal; y, si el perfil de la profesión se define a partir de la demanda y de la oferta del mercado de trabajo de una determinada sociedad.
Los profesionales de hoy han de ser personas íntegras, con el bagaje teórico-práctico de su campo profesional, que incorporen además, en su perfil, las siguientes competencias: un pensamiento sistémico, capacidad de abstracción, de experimentación y de colaboración. El profesionista de hoy al observar y analizar un problema, ha de abordarlo y contemplarlo como un sistema, donde integran las ramas del conocimiento humano; debe poseer la capacidad para representarse la información de manera simbólica y a ver el izar un trabajo colaborativo e interdisciplinario para elaborar propuestas que lo lleven a una solución pertinente. Esto es algo que las universidades ya no pueden pasar por alto.
Las características o aspectos que debilitan la actividad del grupo profesional o profesión de que se trate, son: lograr una posición que permita registrarse en las normas de ejercicio ingreso a las profesión; realizar acciones que tiendan a la superación permanente del grupo profesional; contar con un cuerpo de conocimientos propios y participar en la los mecanismos para su enseñanza; la adopción de un código ético, y desarrollar una noción de servicio.
Los jóvenes que grasas de las universidades enfrentan en el campo laboral situaciones que van desde la tecnologización de los procesos, que han modificado la relacione esfuerzo trabajo, el manejo de grandes volúmenes de objetos y procesos de producción, nuevas relaciones entre equipos informatizados y grupos de trabajadores, hasta nuevas estrategias para el manejo de desechos; además aparecen también problemas novedosos que hay que atender mediante nuevas prácticas de actitudes, tal es el caso de la consideración Del usuario en diversos sentidos: información, satisfacción, libertad de elección.
El desarrollo de la capacidad para trabajar en equipo, es una de las características más importantes que se demanda a los profesionistas hoy en día, esto debe desarrollarse suficientemente en la universidad. Además también es necesario promover desde los procesos de formación la capacidad de argumentar y la de escuchar.
Todo nuevo profesionista, además de poseer la capacidad para adquirir, buscar y usar información reciente pertinente, debe enriquecer la con un análisis, para estudiar y ofrecer soluciones a un problema concreto, lo que también implica la responsabilidad de proponer la mejor solución posible.
Los profesionales y técnicos son un sector clave de las sociedades del conocimiento en la medida que, es precisamente en este sector, donde el conocimiento avanzado se haya ampliamente distribuido. Los cambios, especialmente los producidos a lo largo de la segunda parte del ciclo anterior, han transformado el mundo de trabajo, y con ello las actividades y prácticas profesionales que se realizaban.
De las transformaciones en el mundo del trabajo, una de las más perceptibles es la casi desaparición de la perspectiva del trabajo permanente, del empleo para toda la vida, ya que este régimen tradicional cede ahora el paso a lo que se llama modelo de trabajo flexible en el contexto de una mundialización de los productos y de los procesos. Por otra parte, el avance científico tecnológico acelerado imprime rasgos de desuso recurrente a la formación y prácticas profesionales, por lo que la actualización y flexibilidad curriculares deben ser ya una característica ineludible, además de la formulación de estrategias de educación continua.
En Última instancia, no sería estrictamente necesario producir conocimientos nuevos, lo que si es necesario desarrollar capacidades actitudes para utilizar creativamente el que se puede disponer; es decir estamos hablando de la recalificación y Reinterpretación de los saberes para aplicarlas a situaciones concretas, surge también un conocimiento específico y que tiene un valor en uso para la resolución de problemas, el cual si puede considerarse como algo propio y representativo de nuestra época.
Las universidades están llamadas a asumir el reto de la redefinición de la formación en torno a prácticas profesionales novedosas, y aún más, creemos que deberían participar de forma protagónica en la regulación de los contenidos y prácticas profesionales y sus mercados ocupacionales.
La universidad no contempló en sus desarrollos modernos abrir una carrera para formar maestros, investigadores, académicos o profesores, a pesar de que un porcentaje importante de sus egresados se dedican alguna de estas tareas; quienes se han desempeñado como tales provienen del sistema normalista o son profesionistas ingresados de
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