Contento con padescer: El tratamiento del dolor en la poesía amorosa medieval
Enviado por Ledesma • 31 de Enero de 2018 • 2.914 Palabras (12 Páginas) • 487 Visitas
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Señora, pues soys servida
en que muera,
es forçado que lo quiera.
Un hecho distintivo de la poesía medieval es que, frente a la postura del caballero que se lanza para ganar la aprobación de la dama, ahora el galán se caracteriza por su pasividad, limitándose al lamento o a la súplica. En este sentido, entre la dama y el galán siempre se interpone un obstáculo que puede ser la propia negativa de la dama, la partida o la ausencia de alguno de los dos o, incluso, la propia voluntad del poeta que anhela no satisfacer sus deseos e instintos. A continuación, vemos algunos poemas que ejemplifican lo que acabamos de explicar:
[283]
CANCIÓN DE DIEGO DE SAN PEDRO
Biuo sintiendo plazer,
plazer, temor y dolor;
dolor por n’os poder ver,
temor c'os temo perder,
plazer por ser amador.
Afirmo qu'estoy y digo
en dos partes hecho dos;
por el cuerpo acá comigo,
por ell alma allá con vos;
por ser vuestro, con plazer;
por el plazer, con temor;
con el temor por n’os ver,
en no's ver está el perder,
y en perder está el dolor.
[288]
CANCIÓN DE DIEGO DE QUIÑONES
En gran peligro me veo,
qu’en mi muerte no ay tardança,
porque me pide el desseo
lo que me niega esperança.
Pídeme la fantasía
cosas que no pueden ser,
y pues esto se desuía,
es forçado padescer:
no me defiendo y peleo,
muerte aurá de mí vengança,
pues que me pide el desseo,
lo que me niega esperança.
[322]
OTRA DE SAN PEDRO
El mayor bien de quereros
es querer vn no quererme,
pues procurar de perderos
será perder el perderme.
No porque perdiend’os gano
lo que lastimó el perder,
mas mi buen seruir en vano
morirá, muerto el querer:
assí que, viendo el no veros,
no será visto el no verme,
pues procurar de perderos
será perder el perderme.
[381]
De la gloria de miraros
mi memoria quedó llena,
porque me diesse más pena
la pena del dessearos.
Y pues puede hermosura
hazer esto en la memoria,
en la vista está la gloria
y en ell alma la tristura:
quanto se gana en miraros
tanto se pierde y condena,
pasando la triste pena
que viene del dessearos.
Cabe resaltar que, a menudo, los poetas hacen una bella conjunción entre la tradición cristiana y el estoicismo. Así pues, los autores del medievo entienden que el sentimiento amoroso es, por su misma naturaleza, placer y pesar, alegría y dolor, júbilo y amargura. Dos ejemplos claros son la canción [422] y la glosa [462] donde el autor, Nicolás Núñez, dudará de si es pena o felicidad lo que lleva por dentro:
[422]
Congoxa, pena y tristura,
mi querer tanto sostiene,
que por mi fuerte ventura,
mi vida no está segura
de tales contrarios tiene.
Congoxa por el temor
de me ver por vos perdido;
pena por el disfauor,
tristura por el dolor
que tengo por vuestro oluido:
mi gloria tan poco dura,
mi muerte tan cerca viene,
que por mi fuerte ventura,
mi uida no’stá segura
de tales contrarios tiene.
[462]
(…)
Tan penado y tan esquiuo
estó de mi voluntad,
que ni sé si só catiuo,
ni si muero, ni si bibo,
ni si tengo libertad:
ni sé si la culpa es mía,
ni si meresco reproche,
tal qu’estoy sin alegría,
que ni sé quándo es de día
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