DEFINIRLA O ANALIZARLA ES SU RAZÓN DE SER O NO SER LITERATURA

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Cuando la etiqueta literaria dada a ciertos texto, nos dispone a prestar atención, a como los sonidos se organizan y otros elementos del lenguaje que pasan habitualmente inadvertidos en otras ocasiones se tornan particularmente identificables. Es allí que como lectores somos los que jugamos un papel protagónico para la designación de lo literario. Es en este punto en donde Terry Eagleton habla de otro de los discursos sobre literatura “ES UNA FORMA ALTAMENTE ESTIMADA”, ya que como intérpretes llegamos a esa dilucidación. Para él no hay una forma de declaración si es o no, sin que en ello halla un atisbo totalmente desinteresado. El hecho ideológico que nos atraviesa cambia de contexto en contexto de generación en generación, por ser nosotros parte de una sociedad. Y la ideología es lo que decimos, hacemos o creemos y que forma parte conectándose con las estructuras de poder.

Los texto al cual accedemos, muchos de sus significados juegan con el poder del lenguaje que accionar el pensamiento; ese esfuerzo de encontrar una coherencia provoca, tensión y luego deviene una interpretación de ese mundo, esa expectativa que nace en el lector, ese supuesto comunicativo entre autor-texto-lector, para Culler tiene que ver con lo el “PRINCIPIO DE COOPERACIÓN HIPERPROTEGIDO”. En esa aproximación a la obras, inicia un proceso comunicativo, que da un interés. Aquel que se comunica, sino coopera perdemos nuestro interés y no nos esforzamos al analizarla. Examinar, comprender implica un esfuerzo a la hora de leer, por estar escrita en un lenguaje no común al cotidiano, explica que la “LITERARIEDAD” ES “UNA ETIQUETA INSTITUCIONALIZADA” porque esperamos que el esfuerzo al momento de leer “valdrá la pena”. Culler en un tercer rasgo de la literariedad habla de “LA LITERATURA ES UN OBJETO ESTÉTICO” el considerar en la práctica el suponer un texto como literario es cuestionarnos como contribuyen sus partes al efecto global, pero no cree que su fin tenga una intención de convencernos o informarnos, como si los propósitos fueran externos, sino en su función estética, afectiva, que impacte al lector u oyente. Estos punto compare de ambos autores.