El libro El nombre de la Rosa es una novela histórica de misterio escrita por Umberto Eco
Enviado por Ensa05 • 14 de Noviembre de 2018 • 1.514 Palabras (7 Páginas) • 624 Visitas
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se preserva, más que se difunde, cambiaron mucho. Con la llegada de la edad Moderna, se producen grande cambios, en 1440 aparece la imprenta y la producción de libros deja de ser exclusividad de los monasterios y pronto se convertiría en un objeto masivo. Pero además, el papel sustituyó al pergamino que era de origen animal. También esta época es importante por la creación de las universidades.
En el Renacimiento surgió una renovación literaria, científica y artística bajo el influjo de la cultura clásica. Más tarde, la fundación de nuevas ciudades, los cambios económicos y sociales, la expansión del comercio y de la pequeña industria, el apogeo de las instituciones municipales y el establecimiento de algunas bibliotecas privadas, favorecieron el desarrollo del arte, la literatura, la educación, las ciencias y demás actividades del pensamiento. Ahora el concepto de biblioteca ya no es el mismo.
Y dando un salto grande en el tiempo, en los inicios de los siglos XX y XXI se generan cambios tecnológicos que particularmente cambiaron las formas de comunicación y la manera de tener acceso a la información. Internet, produce una especie de revolución y estos vertiginosos cambios, referentes a la informática y a la automatización de la información, originaron nuevas maneras de comunicarse. Las bibliotecas no se quedaron atrás y asimilaron todos esos cambios para facilitar el acceso a la información de sus usuarios. Se habla de democratización de la información.
Por lo anterior, desde hace algunos años surgieron iniciativas en varias bibliotecas que se apoyan en el uso de la tecnología, con el objetivo de digitalizar libros y ponerlo al alcance de cualquier persona con acceso a internet, iniciativas que ahora son conocidas como ’Colecciones Digitales’.
Por otro lado, con el tiempo, el libro pasa de manuscrito a impreso y actualmente se cuenta con una innovación tecnológica increíble que es el e-book. Algunos vaticinan la desaparición dentro de poco del libro impreso.
En la actualidad, al contrario de los tiempos de la obra de Eco, en donde la información era mantenida entre unos pocos privilegiados que podían tener acceso a ella, se habla de sobreinformación. Hay tanta información rondando en todo momento que produce que la sociedad se aliene ante la sobrecarga informativa. La cantidad de noticias que recibimos a diario nos hace imposible procesarlas y asimilarlas. No se puede a veces distinguir la información relevante de la que no lo es. Internet colaboró y colabora en ese sentido.
La web ha desplazado también el uso del libro y de las bibliotecas, ya que ahora cuando se necesita encontrar información específica se recurre a motores de búsqueda como Google o Bing, que son más eficaces en cuanto a la velocidad en que se obtienen los resultados.
Como explica el director de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, "Estamos en un universo en el cual hay mucha más información de la que podemos consumir. El problema que tenemos hoy es su selección. Durante siglos, la mayoría de las sociedades humanas vivieron bajo sistemas autoritarios de poder, que han practicado la censura, y, por consiguiente la realidad de la información era la escasez, había muy poca información que circulaba y el control de esa circulación era lo que daba más poder al poder".
Como refiere Ramonet, en la antigüedad había unas pocas personas autoritarias que manejaban la información, en el caso de El nombre de la Rosa, fueron las órdenes religiosas poseedoras de bibliotecas que también eran las que determinaban lo que se podía leer y ejercían la censura como el ejemplo de los libros prohibidos. Si se tiene en cuenta que la iglesia ocupaba un lugar de privilegio en la pirámide social, ser poseedoras de la información les daba más poder.
La censura de la que habla Ramonet hizo posible la trama y desenlace de El nombre de la Rosa, los libros prohibidos que el monasterio mantenía apartados porque como decía el Abad “No eran para todos” les daban poder como institución ya que ellos decidían su circulación o su cautiverio, creando curiosidad entre los monjes, que luego llevó a las muertes de las que Guillermo y Adso se encargaron de investigar.
Aunque vivimos en una sociedad de la información donde internet permite obtener y saciar casi todas las respuestas, la información en sí misma no es poder. Paradójicamente, en un mundo globalizado, donde parece que todo el mundo está informado, solamente quienes sepan discriminar entre tanta información, cual es relevante y cual no, y el uso o aplicación adecuada, serán los que detenten ese poder.
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