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En el presente documento se integra lo que entendí del Libro de Maquiavelo que lleva por nombre “El príncipe”

Enviado por   •  25 de Octubre de 2017  •  1.803 Palabras (8 Páginas)  •  637 Visitas

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Hubo príncipes que, para conservar sin inquietudes el Estado, desarmaron a sus súbditos, que dividieron sus territorios conquistados, que favorecieron a sus mismos enemigos, que se esforzaron por atraerse a aquellos que les inspiraban recelo al comienzo de su gobierno, que construyeron fortalezas y que las arrasaron.

Nunca sucedió que un príncipe nuevo desarmase a sus súbditos, más bien los armó cada vez que los encontró desarmados. De este modo las armas del pueblo se convirtieron en las del príncipe. Los súbditos a quienes el príncipe arma, son deudores del príncipe y se consideran más obligados a él.

Cuando un príncipe adquiere un Estado nuevo que se añade al que ya poseía conviene que desarme a sus nuevos súbditos, excepción hecha de aquellos que se declararon partidarios suyos durante la conquista.

En las ciudades conquistadas, aunque no se dejaba llegar al derramamiento de sangre, alimentaban discordias entre ellos, a fin de que, ocupados en sus diferencias no se uniesen contra el enemigo común.

Un príncipe nuevo al que le es más necesario adquirir fama, la fortuna le suscita enemigos y guerras en su contra para poder darle la oportunidad de que las supere y pueda elevarse a mayor altura.

Los hombres que al principio del reinado han sido enemigos, si su carácter es tal que para continuar la lucha necesitan apoyo ajeno, el príncipe podrá fácilmente conquistarlos a su causa, y lo servirán con más facilidad.

Los príncipes para poder conservarse acostumbraron a construir fortalezas que fuesen rienda y freno para quienes se atraviesen a obrar en su contra. Las fortalezas son útiles si en unas ocasiones favorecen y en otras perjudican. No hay mejor fortaleza que el no ser odiado por el pueblo.

Se estima al príncipe ser capaz de ser amigo o enemigo franco, al que, sin temores de ninguna índole, se declarase abiertamente a favor de uno y en contra de otro.

Aquel que no es tu amigo te exigirá neutralidad, y aquel que es amigo tuyo te exigirá que demuestres tus sentimientos con armas.

Un príncipe nunca debe aliarse con otro más poderoso para atacar a terceros.

El príncipe también debe mostrarse amante de la virtud y honrará a los que se distingan en las artes. Dará seguridades a los ciudadanos para que puedan dedicarse a sus profesiones; y que unos no se abstengan de embellecer sus posesiones por temor a ser robados, y otros de abrir una tienda por miedo a los impuestos.

La elección de los ministros, será buena o mala según la cordura del príncipe. La primera opinión que se tiene del juicio de un príncipe se funda en los hombres que lo rodea si son capaces y fieles, cuando no lo son, no podrá considerarse a un príncipe que el primer error lo cometa en esta elección.

Para que el príncipe mantenga constante la fidelidad de un ministro, debe pensar en él, así pueden confiar unos en otros.

Un príncipe debe pedir un consejo siempre que él lo considere conveniente y no cuando lo consideren los demás. Y si pide consejo a más de uno, los consejos serán siempre distintos y a un príncipe que no sea sabio no le será posible conciliarlos.

La fortuna es la juez de la mitad de nuestras acciones, pero nos deja gobernar la otra mitad. Y aunque esto sea inevitable, no basta para que los hombres, tomen sus precauciones con diques y reparos.

Con la fortuna se manifiesta todo suponer allí donde no hay virtud preparada para resistirle y dirigirse sus arrebatos.

Un príncipe q hoy vive en la prosperidad y mañana en la desgracia se debe a que confía ciegamente en la fortuna.

Los hombres para lograr el fin que se proponen proceden de manera distinta: con cautela, con ímpetu, por violencia o por astucia. Dos que actúan de distinta manera obtienen el mismo resultado y de otros dos que actúan de igual manera uno alcanza su objetivo y el otro no.

No existe hombre lo suficientemente flexible como para adaptarse a todas las circunstancias.

Conclusión

Tal vez la frase más comentada, y en realidad no es textualmente así, es que todos los medios son buenos si el fin es bueno. La tan mentada el fin justifica los medios se refiere a una visión completamente pragmática que lo caracteriza. Cuando dice bueno no lo hace desde un punto de vista moral sino refiriéndose a la eficiencia.

La poca importancia que da a los aspectos económicos y la gran importancia a la fuerza, son tal vez las diferencias fundamentales con la actualidad. Más que convencer y mantener convencido al pueblo con la fuerza, actualmente el punto sería lo económico.

Pero todo lo referido a la apariencia, a la que Maquiavelo concede enorme importancia, es completamente aplicable y aplicado al día de hoy. No hay político que no tenga un equipo de asesores de imagen. Cada palabra, cada tono, color de vestimenta y hasta la forma de moverse; son resultados de estudios con el fin de proyectar una imagen. Mover las manos de tal forma para parecer seguro, no cruzar los brazos para no mostrarse a la defensiva; son sólo algunos ejemplos que cualquier político conoce a la perfección y sobretodo que muchos de estos políticos se corrompen y practican la corrupción sin importar las consecuencias.

Bibliografía

El príncipe Editorial Porrúa Av. República Argentina 15. México Lorenzo Córdova Vianello

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