El presente documento aborda los Trastornos musculo esqueléticos relacionados con el trabajo (TMERT)
Enviado por Ledesma • 13 de Abril de 2018 • 5.302 Palabras (22 Páginas) • 524 Visitas
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Sin embargo, también es reconocido el carácter multicausal de este tipo de trastornos, en que además de los factores biomecánicos, influyen factores de tipo personal, como la edad, el índice de masa corporal, el hábito tabáquico, los antecedentes de trauma, capacidad funcional y el género; los factores de la organización del trabajo (entre ellos el ritmo de trabajo, los horarios, el sistema de 8 pago); factores psicosociales (como el bajo control sobre el trabajo, la monotonía, las características de supervisión, entre otros), y factores físicos y ambientales, como la vibración y el trabajo en ambientes con bajas temperaturas(3,4,5–7). Esta compleja gama de elementos se presentan en la mayoría de los casos de forma agrupada, lo que genera dificultades para el diagnóstico, vigilancia y determinación de una causa primaria. Pese a ello, existen estudios que han determinado factores atribuibles de riesgo para los factores biomecánicos, psicosociales y organizacionales, los que tendrían mayor preponderancia en la generación de los TMERT (5,8).
Los TMERT son generados por el desarrollo del trabajo, y afectan a distintas partes del aparato locomotor, entre ellos tendones, músculos, vainas tendinosas, nervios, y ligamentos. Aunque generalmente suelen recibir una denominación común, en la literatura se reconocen diagnósticos específicos que se incluyen entre los TMERT, tales como: tendinitis del hombro, la cual puede afectar a tendones de los músculos bíceps, supra espinoso, o del manguito de los rotadores; epicondilitis medial y lateral; tendinitis del segmento mano-muñeca, que afecta principalmente a tendones flexores o extensores comunes, y también a extensores del pulgar; también se incluyen alteraciones nerviosas como el síndrome del túnel carpiano, en el cual se ve afectado el nervio mediano; por otra parte encontramos los síndromes dolorosos de espalda baja de origen ocupacional, los cuales corresponden específicamente a alteraciones de origen mecánico, y en ellos se incluyen patologías del disco intervertebral, espondilosis y estenosis espinal y afecciones de origen mecánico de los ligamentos y musculatura para espinal (9,10,11).
El mecanismo fisiopatológico se explica principalmente por factores biomecánicos que interactúan con factores organizacionales generando un proceso de fatiga de las estructuras del sistema musculoesquelético. Kumar (12) presentó en el 2001 una síntesis de las principales teorías causantes de los los 9 trastornos musculoesqueléticos. La teoría de la fatiga diferencial se basa en el hecho de que las actividades industriales emplean un gran número de músculos y articulaciones con exigencias de movimiento variadas, generalmente asimétricas, donde la carga sobre los músculos depende los movimientos ejecutados y la fuerza aplicada, determinada por la naturaleza de la tarea y no por la capacidad de los músculos involucrados. Esta exigencia de carga prolongada o repetida, se observa mediante patrones de movimiento y fuerza que están alejadas de lo óptimo o natural, produciendo diferentes niveles de fatiga en los músculos involucrados, con el consecuente desequilibrio muscular que potencia la ocurrencia de una lesión. La teoría de la carga acumulativa refiere que los tejidos biológicos, al igual que otros materiales físicos, tienen una vida finita y están expuestos al desgaste y ruptura a consecuencia del uso repetido o prolongado, donde las exigencias prolongadas desarrollan una deformación permanente de los tejidos dada su constitución visco-elástica. La aplicación de cargas repetitivas puede producir una fatiga acumulativa, disminuyendo su capacidad para afrontar el estiramiento. Estos cambios reducen el umbral de tolerancia para la tensión, con lo que las fallas mecánicas son más posibles. Por otra parte, la teoría del sobre-esfuerzo se basa en que una carga que excede los límites físicos tolerados, puede darse por una actividad excesiva o por actividades repetidas de menor intensidad pero por un tiempo prolongado. La sobrecarga está en función de la “fuerza”, “duración”, “postura” y el “movimiento” realizado. Estos cuatro factores son extremadamente complejos y su interacción puede llevar a los tejidos a una falla mecánica, que se expresará en una lesión. Por otra parte, las contracciones musculares mantenidas también generan un proceso de fatiga, ya que durante la contracción se reduce el aporte de oxígeno al musculo, y los compuestos químicos derivados de este proceso no se eliminan de forma adecuada (13). Considerando lo anterior, es posible decir que desde la biomecánica existen, a grandes rasgos, dos vías por las cuales se generan procesos de fatiga, por una parte están las acciones repetidas, con carga, y por otra, las generadas por las contracciones estáticas.
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Respecto a los factores psicosociales y organizacionales, la evidencia aún es insuficiente para demostrar de qué forma intervienen en la generación de los TMERT. Sin embargo, varios estudios han demostrado que existe una relación importante entre estos trastornos y condiciones tales como: la monotonía del trabajo, por ejemplo al realizar las mismas tareas y acciones durante horas o días, lo cual incide en la carga mental dada la baja utilización de los recursos mentales; la percepción de una alta carga laboral principalmente física; la presión temporal, generada por la exigencia de cumplimiento de metas de producción; el bajo control sobre el trabajo, por ejemplo en líneas de producción mecanizadas en que el trabajador no puede decidir cuándo tomar un descanso; el bajo soporte social, ya sea percibido desde los supervisores o jefaturas, o desde los compañeros de labores; y el trabajo a destajo (pago a trato o por producción), incentivo que lamentablemente se utiliza con frecuencia en nuestro país, y que incide en una auto exigencia por parte del trabajador para percibir una mayor remuneración. Dichos factores, mediados por factores psicológicos personales, podrían generar un estado de estrés emocional que favorecería una contractura adicional de la musculatura, lo que contribuiría a aumentar la probabilidad de desarrollo de los TMERT (14,15–17).
La forma de presentación de estos cuadros no es aguda, sino que se desarrolla a lo largo del tiempo comenzando con episodios de dolor, previo a que se declare el trastorno como tal. Y una vez instalados, los cuadros se caracterizan por presentar recidivas, principalmente si las tareas que realiza el trabajador no son modificadas, en cuanto a los riesgos presentes en ellas. Las recaídas pueden provocar en el mediano y largo plazo incapacidad, no sólo transitoria, sino también permanente. Lo anterior limita la capacidad de trabajo de la persona, originando un problema social
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