El libro de arena.

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La lectura es una actividad global lo que ha permito abrirle paso a diferentes autores en diferentes países, estos lograron subir de nivel logrando así un reconocimiento al interior de su zona, tanto así que llegaron al punto de convertirse en escritores representantes de su país, es el caso de William Shakespeare (Inglaterra), Goethe (Alemania), Hugo (Francia), Miguel De Cervantes (España), que dejaron huella en cada una de sus obras y hasta el sol de hoy son recordadas e incluso leídas por aquellos que gozan de una buena historia imaginativa.

Se mencionan dos escritores Montaigne y Emerson, estos han hablado sobre el concepto “libro” y han dicho, empezando por Montaigne que un libro no debe requerir ningún esfuerzo pues son una felicidad, por el contrario Emerson dice que el esfuerzo en un libro es más gratificante para el lector ya que ayuda a una mayor interpretación textual, pero al mismo tiempo coinciden en algo y es en que se debe leer únicamente lo que al público le agrada, de allí parte la diferencia en la sabiduría de un verdadero lector con la ignorancia de un personaje corto de conocimiento.

Al leer un libro no solo se aprende sobre el contenido de este, sino también se aprende inconscientemente una nueva forma de interpretar, una nueva forma de ver el mundo actual, permite captar la idea principal del autor, podemos no estar de acuerdo con esa ilusión que muestra el texto, pero todavía se conserva algo sagrado y es ese deseo de encontrar felicidad, esa satisfacción de saber que un conjunto de letras juega con la memoria de una persona pero impregna en ella recuerdos, sueños y permita registrar una nueva forma de divertir, distraer e informar.

Bibliografía

EL LIBRO DE ARENA. Jorge Luis Borges, Esplugas de Llobregat (Barcelona): Plaza & Janés, 1977.