El verdadero valor de una literatura costarricense

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Personalmente, no comparto mucho de lo que aquellos aparentemente más sabios dicen, por ejemplo: Carlos Rubio dice que “nadie lee un poema, un cuento o una novela para adueñarse de conocimientos”. Pero en realidad cuando leemos algo tan “simple” como un cuento de Carmen Lyra, una Novela de Calufa, un poema de Ana Istarú, o leemos Cocorí, estamos adquiriendo gran conocimiento. Si bien no descubrimos la cura contra el cáncer o la llave de la vida en estos escritos, podemos obtener conocimientos profundos, lecciones de vida, incluso conocer más sobre nosotros mismos, y es que esta parte es la más valiosa de la literatura, poder conocerse a uno mismo a través de algo escrito por alguien más. El conocimiento fluye cuando abrimos el corazón a un texto. Un ejemplo de lo que Cocorí como literatura, sin necesidad de estar ligado o acomodado a un proceso sistemático de enseñanza, puede enseñar es: “Cocorí comparte junto a otras producciones textuales un mismo tópico estructural: el viaje de aventuras. De esta manera, el desplazamiento espacial del protagonista, así como los distintos personajes que encuentra en su camino, constituyen en la novela distintas etapas de aprendizaje en la formación ideológica del héroe.” (Mondol 2004) La evolución y desarrollo de Cocorí puede asociarse a la vida del costarricense, una gran enseñanza para un niño es que en la vida van a ser necesarios procesos difíciles, pero con la instrucción de los sabios y la valentía podemos lograr grandes acometidos, necesarios para el perfeccionamiento de nuestro ser. Así que se puede decir que la literatura, sin ser adaptada a un sistema educativo, ya trae algo que enseñar, ya tiene un mensaje y puede impactar vidas. Pero claro, no hay enseñanza si no hay deseo de leer. Mientras más grande sea nuestro aplomo por leer, más seremos dados a aprender de lo que leamos. Cosa que se ve afectada por la lectura obligatoria en nuestro sistema educativo. La lectura obligatoria reduce el efecto de la literatura para enseñar, por lo que obligar a alguien a que lea algo para aprender no es una idea muy buena. Según Borges “la idea de lectura obligatoria es una idea absurda: tanto valdría hablar de felicidad obligatoria”. La lectura es felicidad, y precisamente la felicidad es algo que se debe buscar y desear, es difícil ser felices cuando se nos obliga a algo. Estar obligados a algo, generalmente reduce nuestra pasión y empeño en ello. Si se nos obliga a ser felices, no seremos felices.

En conclusión, no podemos dejar simplemente que la crítica arruine el valor que tiene nuestra literatura. Es nuestra identidad, es valiosa, es única. Conocer a nuestros autores y sus obras nos hace amar más nuestra propia literatura, no podemos conformarnos con ese pensamiento colectivo de que “aquí no hay literatura buena”, claro que la hay. Costa Rica está llena de riqueza literaria, emprendamos una búsqueda como la de Cocorí, viajemos por el conocimiento, aprendamos de lo más pequeño y vivamos una vida amplia, valorando lo que somos y tenemos y defendiéndolo con todo el corazón.