Ensayo para morir en paz
Enviado por Rebecca • 19 de Mayo de 2018 • 2.857 Palabras (12 Páginas) • 450 Visitas
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El escritor Don Miguel Ruiz hace mención a que, el ángel de la muerte tolteca dice lo siguiente: “Todo lo que hay aquí me pertenece; no es tuyo. Tu casa, tu pareja, tus hijos, tu coche, tu trabajo, tu dinero: todo me pertenece y me lo puedo llevar cuando quiera, pero por ahora, puedes utilizarlo”[2]
Solemos hacer comparativas con personas perecientes de nuestra misma enfermedad pero en un estadio más avanzado donde probablemente esté en un deplorable estado, o inclusivo nos dejamos llevar por lo que nos dijeron que le paso “al primo de un amigo”, se llega a la idea que también llegara un momento en el que nuestro ser querido llegara a ese punto, es entonces cuando entra el temor y la angustia del pensar que este tendrá tal grado de transformación y sufrimiento.
Veo una manera optimista de la llegada de la muerte en este fragmento de texto, donde al verse llegada la hora en que el cuerpo de Little comienza el proceso de agonía, su pareja lo afronta de manera tranquila para darle tranquilidad al moribundo. Creo yo que es la mejor manera en que puedo reaccionar ante una situación de este tipo para así darle una muerte tranquila a mi allegado, donde sus últimos momentos en vida sean de tranquilidad, armonía, reconciliación. Somos capaces de tener el control del 20% de lo que pasa en nuestras vidas el otro 80% es controlado por agentes externos, conociendo esta realidad deberíamos reconsiderar ¿qué hemos estado haciendo lo últimos años para con nuestros seres queridos?, como se menciona al inicio de esta sección “aprendimos que lo mejor era aprovechar el momento, reconocer honestamente lo que estaba pasando, no importaba lo difícil que pudiese resultar, y hablar claramente con el corazón”[3]; debido a una serie de situaciones como la monotonía perdemos ese apego, esa expresividad para con nuestros amados, y no es hasta el momento en el que es hora de despedirse cuando sentimos la necesidad de retomar aquello que se dejó pasar durante tanto tiempo, sin embargo es crucial para que la persona pueda tener una muerte tranquila el expresar y expresarle todo aquello que lo hará sentir tranquilo, acompañado y amado; así como lo expresa el tibetano en el libro de Christine Longaker “Hay dos cosas vitales que puedes hacer por alguien que está muriendo, expresarle todo tu amor a tu pariente moribundo y dejarle ir. Dejarle que muera en paz y sintiéndose amado”[4].
“Es cierto que no sabemos lo afortunados que somos. Tampoco nos damos cuenta de lo que hemos perdido”, existe una reflexión de un escritor llamado Bob Parks que me permitiré usar para hacer énfasis y una visualización más profunda al entrecomillado anterior:
-“Te deseo suficiente dolor para que los más pequeños gozos de la vida se vean mucho más grandes. Te deseo suficientes pérdidas para que puedas apreciar todo lo que posees”.
La naturaleza “humana” tiende a crear estilos de vida donde la sobrevida predomina, en donde no se llega a apreciar más allá de lo que podemos ver o palpar en el momento. Para poder trascender de esta condición humana es necesario sufrir nuestros propios infiernos, esto haciendo referencia a las pérdidas que no contemplábamos que algún día llegarían o en el caso de contemplarlo, no pensamos que sería en ese momento; se es necesario debido a que gracias a esas situaciones comenzamos a valorar lo que tenemos en el hoy y en el ahora, existe un replanteamiento, así como un proceso de feedback en donde un “castigo” una situación inesperada, o algo que nos hace movernos de la zona de vainilla (de confort) nos vemos en la necesidad de cambiar las cosas que podemos cambiar o de atrevernos a realizar algo que en una postura de la condición humana se vería en contra de sí misma. Es entonces que a partir de un suceso que no queríamos que pasara cosechamos aprendizajes, rediseñamos nuestra manera de ser, hacer y tener, así como fortalecer lazos afectivos con quienes alguna vez pusimos barreras.
En base a situaciones desfavorables para nosotros mismos podemos sacar el lado positivo de esto, pongo como ejemplo a mi mejor amigo; el a la edad de 16 años presencio el suicidio de su hermano y meses después de su padre, con esto como parte de la superación del hecho eligió entrar a un centro de desarrollo personal en el cual pudo comprender que fue algo que no estuvo dentro de sus manos, a partir de ello comenzó a realizar una certificación y ahora es un reconocido coach de talleres de transformación personal. Es pues un claro ejemplo de como una situación desfavorable le podemos dar el enfoque adecuado, es nuestra decisión si queremos permanecer en un proceso improductivo o ese potencial transformarlo en algo relevante y altamente productivo tanto laboral, espiritual y personal para nuestra vida.
Anteriormente explica un poco acerca de la naturaleza “humana”, ahora hablare de la “esencia íntima”. Esta esencia es aquella naturaleza verdadera del ser viviente, en el libro lo menciona como “una conciencia pura e inmutable que subyace en la vida y en la muerte”, es la verdadera luz con la que nacemos y que al pasar los años en base a paradigmas vamos distorsionando, se dice también “en la muerte” debido a que en los momentos antes, durante y después de partir resurge de la niebla esa verdadera esencia dejando de lado toda creencia y es meramente solamente ella que igual que a su llegada se va. Todo esto va por el tema de la espiritualidad, la esencia o ese verdadero yo es el que le da el sentido a la vida, a veces esta puede resurgir no necesariamente con la muerte, si no, en base a la cantidad de sufrimiento experimentado, nos deja ver las situaciones desfavorables como oportunidades, así como lo menciona Christine “Esa actitud de no aferrarse, de soltar con cada cambio, empezaremos a descubrir algo mucho más grande: la apertura de NUESTRA NATURALEZA semejante al cielo” es decir, gracias a estos procesos podemos relucir la esencia más profunda de nuestro ser, podemos llegar a tener una apertura a la divinidad en vida.
Es importante detenernos un momento como familiares de un moribundo, debemos dejar de pensar en ¿qué será de mí sin él? Y dejar que sea el quien recite sus necesidades. En ese instante quien necesita de apoyo, comprensión, amor, perdón, y una cantidad exorbitante de necesidades es solamente el, es importante reconocerle por todo lo que hizo, a diseminar sus temores y hacerlo sentir seguro, darle la oportunidad de soltarse de todo lo que lleva cargando consigo para así pueda tener un deceso en paz.
El dolor es un aspecto inevitable de nuestra existencia, mientras que el sufrimiento depende de nuestra reacción frente a ese dolor. Quiero hablar de cómo algunas veces las personas deciden revolcarse en el lodo.
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