Estructura Anecdótica de "MADRE CORAJE Y SUS HIJOS"
Enviado por klimbo3445 • 30 de Diciembre de 2018 • 1.861 Palabras (8 Páginas) • 410 Visitas
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Madre Coraje ha cambiado su opinión sobre la guerra. Ahora, en la cumbre de su carrera mercantil, arrastra su carreta con catalina, de la que cuelgan nuevas mercancías, ella ostenta un collar con monedas de plata; mientras, le canta una alabanza a la guerra porque es la fuente de sus ingresos.
En ese mismo año el rey de los suecos, Gustavo Adolfo, cae en la batalla de Lutzen. Una voz anuncia la paz en el campamento, Madre Coraje está bastante molesta pues esto amenaza con arruinar su negocio, justo cuando acaba de comprrar nuevas mercancías. Hay un reencuentro con el cocinero del Mariscal, éste convence a Madre coraje de ir a la feria a rematar sus mercancías. En eso llega Ivette, vestida muy lujosamente pero más vieja, ahora es la Coronela Starhemberg; viene a visitar a Madre Coraje, reconoce al cocinero como un antiguo amante que la hundió en la miseria. Madre Coraje se marcha a la ciudad con Ivette para vender sus cosas antes que bajen los precios. Poco después llega Eilif con las manos atadas, conducido por dos soldados. Quiere ver a su madre antes de que lo ejecuten por haber asaltado la casa de un campesino y matar a su mujer en época de paz, cosa que en la guerra habría sido un mérito. Pero los soldados no esperan a que Madre Coraje llegue y se lo llevan a empujones, el Capellán lo acompaña. Entonces aparece Madre Coraje corriendo, cargada aún de sus mercancías: La guerra recomienza. Madre Coraje sigue adelante con el cocinero y Catalina.
Otoño de año 1634, el invierno se ha anticipado y es duro, Madre Coraje se encuentra un poco apartada del camino que recorren los ejércitos suecos; han pasado dieciséis años y la guerra continúa. Violentas epodemias matan lo que ha quedado de las matanzas. El hambre desola los territorios reducidos a escombros. Los negocios van mal y no queda otro remedio que mendigar. Mientras cantan por un poco de comida delante de la casa medio derruida de un párroco, el cocinero le dice a Madre Coraje que ha recibido una carta donde le informan que ha heredado una hostería en Utrecht y está dispuesto a llevársela con él con la condición de que dejen a Catalina. Madre Coraje no piensa seguirlo con esas condiciones. Se oye una voz desde la casa que los invita a pasar por un plato de sopa, van ambos; cuando se han ido, Catalina, que ha estado escuchando, baja de la carreta llevando un bulto con sus cosas, dispuesta a irse, pero su madre la detiene e impide que se vaya, tiran las cosas del cocinero y continuan su camino las dos solas.
Durante el año de 1635, Madre Coraje y su hija Catalina marchaban por las carreteras de Alemania Central, siguiendo a los ejércitos que están cada vez más harapientos. Pasan frente a una casa de campesinos, dentro se oye cantar una canción que hace alabanza al hogar. Madre Coraje y Kattrin se detienen para escuchar la canción. luego siguen adelante sin decir palabra.
Enero de 1636. Las tropas imperiales están a punto de asaltar la ciudad evangélica de Hale. La carreta en muy mal estado, está estacionada a lado de una casa campesina de enorme techo. Madre Coraje fue a la ciudad a comprar mercancías, Catalina se quedó dentro de la carreta. Un Alférez y tres soldados amenzan el ganado de la familia de campesinos que viven en la casa, pidiendo alguien que les muestre el sendero a la ciudad; se llevan al joven. Van a tomar la ciudad mientras todos están dormidos. Los campesinos, convencidos de que no pueden hacer nada, invitan a Catalina a que rece con ellos por la ciudad, todos se arrodillan y comienenzan a pedir por sus familiares más pequeños, eso conmueve demasiado a Catalina, que se levanta y toma un tambor de la carreta; se sube al techo de la casa y comienza a batir el tambor para despertar a los ciudadanos. Los campesinos, preocupados por que los imperiales vengan por ellos comienzan a pedirle que se calle e intentan bajarla, pero Catalina se ha subido la escalera. En eso llega el Alférez, pero por más que intenta convencerla y hacer otro ruido para que no se escuche el tambor, termina disparándole, mas los últimos golpes de Catalina son relevados por el retumbar de cañones desde la ciudad que se ha despertado.
Entre la noche y la mañana, Madre Coraje está acurrucada junto a su hija, delante de la carreta. A su lado están los campesinos. Madre Coraje arrulla el cadáver de su hija, los campesinos le aconsejan que se ponga en marcha junto con el último regimiento. Madre Coraje se levanta, tapa con una cobija a Catalina y da dinero a los campesinos para cubrir los gastos de su entierro. Madre Coraje se unce a su carreta y tira de ella yéndose con un regimiento que pasa al fondo para poder seguir haciendo negocios.
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