Ficha crítica del libro El hombre en busca de sentido
Enviado por Albert • 21 de Diciembre de 2018 • 959 Palabras (4 Páginas) • 497 Visitas
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- La relación entre los hábitos y los recursos según Marina, y su aplicación al quehacer educativo.
Los recursos son habilidades, saberes, destrezas, rasgos del carácter que facilitan el acceso a la felicidad entendida esta como bienestar y creatividad. Éstos pueden ser de clara influencia genética o aprendidos.
Los hábitos, que son experiencias y acciones repetidas que se integran de manera funcional en nuestra memoria expandiendo así nuestra matriz personal, son recursos aprendidos. Éstos pueden ser de tipo cognitivo, afectivo y operativos.
La función del educador es ayudar a que el niño/a desarrolle una personalidad inteligente, es decir, que resuelva adecuadamente los problemas prácticos que le surgen para alcanzar sus objetivos de vida. Para ello debe identificar los recursos básicos de cada niño/a, para aumentar los recursos personales, los hábitos del niño/a para aumentar la probabilidad de que alcance la felicidad y la nobleza.
Comentarios corrección:
Como educadores que somos debemos saber que los hábitos son el gran recurso que tenemos para aumentar las posibilidades de un niño para llegar a su desarrollo y su felicidad. De hecho, el proceso educativo intenta suplir con hábitos (cognitivos, afectivos, operativos) lo que el temperamento no facilita. Esto último se relaciona con la personalidad aprendida (el carácter) y es eminentemente aprendido. Este proceso será la base para la libertad del niño. Todo esto es necesario y ayuda a que éste, al tiempo, disponga de una personalidad elegida en el que pueda desarrollar su proyecto vital, el cual irá acompañado de su ejercicio de libertad personal. Para llegar a aquí la educación es fundamental, ya que es el mecanismo que tenemos para dotarle de las mayores potencialidades para que su desarrollo sea lo más óptimo posible. Sin duda, cuanto mejor sea nuestro papel como educadores mayor libertad para elegir tendrá la persona y viceversa. A través del conocimiento de la matriz personal, podemos crear hábitos de liberación y de autonomía, lo que puede suponer la culminación de la formación del carácter. En conclusión, no debemos entender el conocimiento de la personalidad recibida como una limitación si no como los cimientos necesarios para el crecimiento de la persona permitiendo al sujeto transcender sus orígenes y predisposiciones a través de la educación. Esto es lo que le hará en el futuro tener una verdadera libertad personal
Bibliografía:
Marina, J.A. (2004). Aprender a vivir. Barcelona: Ariel.
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