In catilinam contexto historico ciceron
Enviado por tolero • 7 de Marzo de 2018 • 2.447 Palabras (10 Páginas) • 346 Visitas
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no se promovieran cambios drásticos en la república; por otro, siendo el abogado defensor de algunos integrantes de la élite y de sus clientes.
La primera acción que realizó como cónsul fue oponerse a la ley de reforma agraria presentada por el tribuno Servilio Rullo. La ley establecía crear un fondo (con la venta de propiedades en Italia y en las provincias, especialmente las obtenidas desde el año 88 a. C) para comprar tierras en Italia y distribuirlas, junto con el territorio de Campania, que pertenecía al Estado, entre los veteranos y el proletariado de la capital. Esto sería ejecutado por una comisión compuesta por diez miembros, con poderes ilimitados y nombrados por cinco años.
El tribuno contaba con el apoyo de los populares –entre ellos, Craso y César–, pero se oponían a su propuesta los optimates2. Cicerón pronunció su discurso De lege agraria (contra Rullum) y el tribuno retiró su propuesta.
En el 63, Catilina se presenta una vez más al consulado. Al mismo tiempo, prepara una revuelta generalizada en toda Italia y organiza un ejército en Etruria, que queda al mando de Manlio, un antiguo centurión de Sila. Se proponen asesinar a los cónsules, a otros magistrados y a varios miembros del Senado, incendiar Roma y tomar el control del nuevo gobierno. Esta será conocida como la segunda conjuración de Catilina.
Cicerón pospone las elecciones y desafía a Catilina en el Senado, lo que provoca que este pierda el apoyo que necesitaba. Finalmente, a fines de septiembre, cuando el cónsul fue al Campo de Marte a presidir la elección, el hecho de que se presentara acompañado por guardaespaldas y con una especie de coraza bajo su toga hizo que los votos recayeran sobre Silano y Murena.
El 18 de octubre, Craso recibe unas cartas anónimas que lo alertaban de la masacre que estaba tramando Catilina para el 28 de ese mes. Decide entregarlas a Cicerón, quien al día siguiente denuncia el plan ante el Senado.
El 21 de octubre, Cicerón, enterado por sus propios informantes de los movimientos de los conjurados, declara en el Senado que el 27 de ese mes se levantará el ejército de Etruria. Consigue que se le otorgue el senatus consultum ultimum, una institución creada para casos de extremo peligro, en los que el Senado consideraba que solamente el uso de la fuerza militar contra ciudadanos podría salvar la república. Daba poderes extraordinarios a los cónsules para proteger la república. El cónsul no tiene pruebas suficientes, por lo que Catilina sigue libre y asiste a las reuniones del Senado.
Los hechos se suceden vertiginosamente. El 7 de noviembre, dos hombres se presentan en la casa de Cicerón; les niegan la entrada, porque el cónsul había sido prevenido de un posible atentado contra su vida. El 8 de noviembre de 63, Cicerón pronuncia la Primera Catilinaria ante el Senado reunido en el templo de Júpiter Estátor3. Catilina intenta defenderse de las acusaciones. Abandona el Senado, instruye a los conjurados y se va con unos pocos hacia el ejército de Manlio. Sus amigos corren la voz de que se fue a Marsella, desterrándose voluntariamente, por cuestiones monetarias.4
El 9 de noviembre, Cicerón convoca al pueblo y pronuncia la Segunda Catilinaria, relatando los sucesos ocurridos el día anterior. El Senado declara enemigos públicos a Catilina y a sus partidarios, ofreciendo indulto a los arrepentidos. Se ordena a Antonio preparar las tropas; Cicerón queda en Roma para defender la ciudad.
Mientras tanto, Léntulo, uno de los principales conjurados y pretor en funciones, intenta conseguir el apoyo de los alóbroges (un pueblo de la Galia), que prometen ayudar con caballería. Luego deciden revelar el asunto a su patronus5, Quinto Fabio Sanga, quien advierte a Cicerón. Este le dice que finjan mantener lo acordado, para conseguir más evidencias. Cuando los alóbroges se reúnen con los conjurados, les piden pruebas para poder mostrarle a su pueblo. Mandan a Vulturcio hacia donde está Catilina, con una carta sellada por Léntulo. Los embajadores conciertan con Cicerón salir de Roma de noche y ser emboscados en Ponte Mollo por los pretores L. Flaco y C. Pontinio.
El 2 de diciembre son arrestados y llevados a casa de Cicerón, quien convoca al Senado y hace llamar a Léntulo, Cetego, Gabinio y Estatigio. Manda al pretor Sulpicio a embargar el arsenal de armas en casa de Cetego. Ofrecen gracia a Vulturcio si confiesa lo que sabe, y este colabora. Los demás también confiesan.
El Senado resuelve dar públicos testimonios de agradecimiento a Cicerón y reconocimiento a los pretores Flaco y Pontinio y al cónsul Antonio; encerrar a los conjurados Léntulo, Cetego, Estatilio y Gabinio y a sus amigos Casio, Cepario, Furio, Chilon y Umbreno; y dar gracias en nombre de Cicerón a los dioses protectores de Roma.
El 3 de diciembre Cicerón pronuncia la Tercera Catilinaria ante el pueblo, para comunicarle lo sucedido. Se dispone que cada acusado sea puesto en custodia de uno de sus parientes.
El 5 de diciembre de 63, Cicerón todavía tenía el poder de ejecutar a los conjurados bajo el senatus consultum ultimum aprobado en Octubre. Sin embargo, tenía indicios de que los tribunos electos para el año siguiente, Q. Cecilio Metelo Nepote y L. Calpurnio Bestia, le causarían problemas. Prefirió, entonces, buscar el apoyo del Senado, corriendo el riesgo de no conseguirlo. Según la costumbre, los magistrados superiores consultaban al Senado antes de realizar cualquier acción que pudiera afectar a la comunidad. El cónsul no estaba obligado a seguir su consejo, pero el peso de la auctoritas de los senadores hacía que, en la práctica, así lo hiciera.
Reunió al Senado en el templo de la Concordia para decidir la condena de los conjurados. Cuando Silano votó por la pena de muerte, fue seguido por todos los consulares. Luego el debate pasó al pretor electo, César, que convenció a los senadores –incluso al mismo Silano– de que no era conveniente ejecutarlos y propuso confiscar sus bienes y condenarlos a prisión perpetua en distintos municipios. En ese punto del debate, Cicerón pronunció la Cuarta Catilinaria. Después le tocó el turno al tribuno electo, Catón, que habló a favor de la pena capital. Entonces Cicerón sometió el asunto a votación y el Senado aprobó las ejecuciones, que se realizaron ese mismo día. Cinco partidarios de Catilina fueron condenados ese día, tres de los cuales eran miembros del Senado.
Catilina pasó a la Galia al frente de 12 mil hombres. El ejército de Metelo enviado por Cicerón le cerró el paso por los Alpes. Catilina decidió enfrentarse al ejército de Antonio, que lo seguía. Todos los conjurados murieron, así como la mitad del ejército consular.
Bibliografía
Albrecht,
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