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La historia, una materia muy importante para nuestro aprendizaje en nuestros días. En este preciso trabajo seria el tema de Andrés Bello.

Enviado por   •  1 de Marzo de 2018  •  7.076 Palabras (29 Páginas)  •  481 Visitas

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En estos años de intensa actividad oficial comenzó a gestarse su gusto por la historia, la historiografía y la gramática, que quedó tempranamente plasmado en su Resumen de la historia de Venezuela.

El exilio londinense (1810-1829)

El momento decisivo en la vida y carrera intelectual de Andrés Bello fue la decisión de la Junta Patriótica, a raíz de los acontecimientos del 19 de abril de 1810, de enviar a Londres una misión diplomática con la encomienda de lograr la adhesión del gobierno inglés a la causa de la reciente y frágil declaración de independencia venezolana. El 10 de junio de ese año zarparon en la corbeta inglesa del general Wellington los miembros de la misión designados por la Junta, Simón Bolívar y Luis López Méndez, a quienes escoltaba Andrés Bello en calidad de traductor.

Bello ignoraba que ese viaje que entonces iniciaba lo alejaría para siempre de su ciudad natal, y que la ciudad a la que se dirigía, Londres, sería su residencia permanente durante los próximos diecinueve años. El primer acontecimiento importante de su nueva vida londinense se cifró también en el encuentro con un gran hombre: Francisco de Miranda. Llegados a la capital inglesa el 14 de julio, los tres integrantes de la misión recibieron alojamiento, consejos y ayuda de parte de Miranda, quien a su vez decidió sumarse al proceso independentista viajando a Caracas.

El 10 de octubre, fecha de su salida de Londres, Miranda dejó instalados en su casa de Grafton Street a López Méndez y a Andrés Bello, quien residiría allí hasta 1812. Bello tuvo acceso a la espléndida biblioteca del prócer, que ocupaba todo un piso. Cuando el 5 de julio de 1811 se declaró la Independencia de Venezuela, ambos fueron designados representantes del nuevo gobierno secesionista en la capital inglesa, cargo que perdieron al reconquistar los españoles el poder un año después.

Comenzó entonces para Bello, quien no pudo regresar a Venezuela so pena de ser procesado ante un tribunal militar por traición, un largo período de penurias económicas, que se prolongó durante una década. Tuvo mala suerte en las gestiones que inició para lograr un cargo y un sueldo. Así, en 1815, su solicitud de un puesto al gobierno de Cundinamarca fue interceptada por las tropas de Pablo Morillo y nunca llegó a su destino, y su posterior ofrecimiento de servicios al gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, a pesar de ser aceptada, nunca tuvo efecto, ya que se vio incapacitado para trasladarse a Buenos Aires.

Mientras tanto, fue viviendo de trabajos a destajo: dio clases particulares de francés y español, transcribió los manuscritos de Jeremy Bentham y se desempeñó como institutor de los hijos de William Richard Hamilton, subsecretario de Relaciones Exteriores, puesto que logró gracias a su amistad con José María Blanco White, el gran intelectual sevillano exiliado en el Reino Unido y simpatizante con la causa independentista americana.

Pero éste fue también un período formativo de gran riqueza intelectual para Bello. Se vinculó activamente al círculo de los emigrados españoles, todos liberales y algunos de ellos, como Blanco White, grandes escritores, que hicieron de Londres su refugio durante las dos oleadas absolutistas en España. Por otra parte, en ningún momento dejó Andrés Bello de estudiar y acumular conocimientos. De su numerosa producción ensayística de estos años, se destacan precisamente sus trabajos filológicos, escritos o concebidos e iniciados en Londres, algunos de los cuales adquirirán con el tiempo la condición de clásicos.

Bello compaginó sus investigaciones científicas y críticas, en estos años de estrecheces económicas, con las actividades literarias. Lo mejor de su producción en este campo se cifra en sus composiciones poéticas, sobre todo en sus dos grandes silvas: la Alocución a la poesía, que dio a la imprenta en 1823, y la célebre La agricultura de la zona tórrida, publicada en 1826. Dentro de un molde neoclásico impecable, Bello vertió en ellas, por primera vez en la historia de las letras, grandes temas americanos, desde la exaltación de la gesta independentista hasta el canto a la feracidad de la naturaleza del continente.

Otra faceta notable de la formación que Bello se dio a sí mismo en estos años es la relacionada con el derecho internacional. A los conocimientos que había acumulado como funcionario de la Corona española, pudo agregar en estos años de intenso estudio un conocimiento a fondo de los cambios y desarrollos que se habían ido produciendo en esta área a raíz de las guerras napoleónicas, la Independencia de América y el Congreso de Viena. Bello adoptó la concepción liberal del Estado, propia de los utilitaristas ingleses, cuyo principal teórico, Jeremy Bentham, se convirtió en la fuente de su pensamiento político e institucional.

No menos importante fue el cuarto frente hacia el que Bello dirigió sus estudios y actividades. La ejemplar labor de publicista llevada a cabo por Blanco White en la capital inglesa durante aquellos años sin duda le sirvió de modelo, y después de colaborar en El Censor Americano con artículos en defensa de la causa independentista, participó activamente, junto con Juan García del Río, en la edición de las revistas Biblioteca Americana (1823) y Repertorio Americano (1826-1827), en el marco de las actividades de la Sociedad de Americanos de Londres, que contribuyó a fundar.

En la esfera de su vida privada, también los años de Londres significaron para Andrés Bello la asunción de su plena madurez. En mayo de 1814 contrajo matrimonio con Mary Ann Boyland, de veinte años, con quien tuvo tres hijos y de quien enviudó en 1821. Tres años después de este luctuoso acontecimiento, se casó en segundas nupcias con Elizabeth Antonia Dunn, también de veinte años, quien le acompañó hasta el final de sus días y le dio nada menos que doce hijos, tres de ellos nacidos en la capital inglesa.

Dos años antes de contraer su segundo matrimonio pudo Bello, por fin, volver a desempeñarse en un cargo de responsabilidad oficial, al ser nombrado secretario interino de la legación de Chile en Londres, a cargo de Antonio José de Irisarri. Junto con Irisarri había colaborado con El Censor Americano en 1820, y se había fraguado entre ambos una amistad basada en el mutuo respeto intelectual.

A partir de ese momento Andrés Bello lograría destacados reconocimientos a su labor y nombramientos a cargos de relieve e importancia política: un año antes de ser elegido miembro de número de la Academia Nacional de Bogotá, en 1826, se había encargado de la secretaría de la legación de Colombia en Londres, en

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