La isla de las muñecas

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Las personas que encargaban de cuidarlo eran su hermana y su sobrino el chope, quien era el encargado de llevarle todos los días su comida y desayuno y también era el que bajaba a Xochimilco a vender sus cultivos de su tío Julián.

Platicando con su sobrino, se le preguntó que como había sido el accidente y añadió que para él y su tío era un día común y corriente.

- Por la mañana, se levantó más temprano para que el pudiera haber sacado agua lodo el cual había sido sacado del canal para hacer el chapín.

El cual consta de una composta de lirio en donde encima se coloca el lodo, de deja reposar un pequeño tiempo de tres días y con un cuchillo se hacen cuadros y en cada uno de ellos se le coloca unas semillas para poder hacer sus siembras.

Comento después de un rato se fue a realizar otras cosas a la parte de atrás y se puso a pescar con un anzuelo, como siempre lo hacía, después le comentó a su sobrino que una vez en un día común y cualquiera, atrapó a un pez que a fin de cuentas se le escapó dos veces. Un rato más tarde Don Julián llamó a su sobrino y le mostró el pescado que atrapó, el cual pesaba de 4 a 5 kilos, y dijo:

– Ya lo tengo, es el pescado que se nos ha estado escapando todo el día.

– Está bien, ahora ya no podrá escapar – le contestó el sobrino.

– La sirena me ha querido llevar – comentó Don Julián – Yo le voy a cantar para que así se pueda alejar y no me lleve porque al parecer anteriormente, Don Julián había comentado que cantándole a una sirena no te podía llevar y le dijo a su sobrino que tuviera mucho cuidado cuando fuera a pescar ahí.

Después de la plática el sobrino dijo que iría a ordeñar a las vacas y pasado un rato regresaba. Entonces cuando el sobrino regresó con la leche, buscó a su tío y descubrió que se había ahogado, lo que sucedió fue tan rápido que él no podía creer.

Cuando eso pasó, les contó a todos sus familiares los cuales por obvias razones estaban muy tristes por haber perdido a Don Julián, pero dentro de su tristeza ellos por dentro sentían un poco de alegría y calma al saber que él había muerto donde le hubiera gustado, junto con sus muñecas y la sirena de la que tanto había hablado, porque después de mucho tiempo se lo había llevado.

El Señor Julián, recuerdo que el clásico nativo de Xochimilco, delgado, lampiño, de barbita y de bigote, su cuerpo fue velado en la casa de la hermana.

Su misa de cuerpo se llevó acabo en la iglesia del barrio de asunción y fue sepultado en el panteón municipal de Xochimilco.