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Las Soledades es un poema de Luis de Góngora (1561-1627), compuesto en 1613 en silvas de versos endecasílabos y heptasílabos.

Enviado por   •  17 de Octubre de 2018  •  1.950 Palabras (8 Páginas)  •  402 Visitas

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2.-Los engañosos medios con que se yerra.

En este apartado reprueba el abuso de los neologismos , el exceso de tropos y el hipérbaton por considerarlo demasiado frecuente y lo contrapone con la “suave trasposición” de Garcilaso. En cuanto a las palabras “peregrinas” Jáuregui lamenta que los poetas llenen de latín, italiano y griego la mayor parte de los versos.

3.-La molesta frecuencia de novedades y

4.-El vicio de la desigualdad y sus engaños.

Contienen algunas de las acusaciones más originales, ya que “la novedad o gala que una vez fuera grata, muchas veces repetida, es despreciable y molesta”

Para Mercedes Blanco[2], el ejemplo de Sor Juana demuestra hasta que punto la reiteración de las constelaciones verbales o paradigmas se percibía como marca ineludible del nuevo lenguaje poético de la época.

Jáuregui lo critica por su incapacidad de mantener un orden de concentración significante ya que no logra dosificar la densidad conceptista de manera uniforme en poemas de mayor extensión.

5.- Los daños que resultan y por qué modos.

Hace una especie de recapitulación de sus argumentos y de nuevo critica el nuevo estilo, diciendo que no es más que un «rumor de palabras» concebido para impresionar a la «mísera plebe». Sine re nulla vis verbi est, dijo Cicerón: las palabras carecen de fuerza sin las cosas.

Con la perspectiva de cuatro siglos, Foucault (Les mots et les choses, 1966) no hubiera visto tal rasgo como defecto, sino como síntoma del cambio de episteme del siglo XVI al XVII. Las Soledades dejarían de representar el «nihilismo poético» que en ellas vio Menéndez Pelayo (siguiendo a Jáuregui) para convertirse en la muestra de la separación de las palabras de las cosas, una ruptura que dejó vía libre al poeta para experimentar con un universo verbal de combinaciones infinitas.

6.- La oscuridad y sus distinciones.

Concluye con una poderosa imagen que asemeja el gongorismo con el caos y la oscuridad anteriores al Génesis: «Dios no crió tinieblas ni las tinieblas requerían creación. Bastaba no criar luz para que las hubiese». Se puede comparar con el sermón de Julio César Escalígero a Homero[3] sirviéndose del séptimo verso de las Metamorfosis de Ovidio, Escalígero acusa al poeta griego de ser una «rudis indigestaque moles», es decir, una masa cruda e informe previa al orden de Virgilio.

Es así como el popular epíteto de Góngora (Homero español) terminaría por ser aplicado tanto para su elogio como para su crítica.

Jáuregui también escribió una satira dramática no representable contra el Quevedismo titulada El retraído (1635). Según vemos, Jáuregui no toleraba desafueros. En 1639 alcanzó el título de caballero de Calatrava. Y murió en Madrid en 1641.

Si el mal de Juregui se encuentre en no haber comprendido jamás el desorden (tan medido) de Góngora o de Quevedo en su quehacer como crítico se rescata un tratadista notable, excelente traductor y partidario del exacto cultismo a partir de su irrefrenable voluntad clásica.

Su afán de armonía, de mesura y de elegante equilibrio, sin lodazales y rebuscaciones resultan un buen tema de meditación sobre los enemigos de la poesía nueva de cualquier época.

Declara en el prologo de Rimas su idea de la poesía:

“Bien querría (...) notar con brevedad algunos requisitos de la fina poesía (...) toda obra poética, por pequeña que sea, se compone de tres partes: alma, cuerpo y adornos. Y considérese, primeramente, que el alma es el asunto y bien dispuesto argumento de la obra; y quien errare en esta parte, no le queda esperanza de algún merecimiento. Luego se adviertan las sentencias proporcionadas y conceptos explicadores del asunto, que éstos dan cuerpo, dan miembros y nervios al alma de la composición. Últimamente se note el adorno de las palabras, que visten ese cuerpo con aire y bizarría. En todas tres partes luce con imperio el gallardo natural, esto es, el ingenio propiamente poético, sin cuyo principio no hay para qué intentar los versos. Mas no se entiende que aprovecha a solas, porque es incomparable y forzoso el resplandor que le añaden las buenas letras y capaz conocimiento de las cosas; por cuyo defecto, de ordinario sucede que andan a ciegas y dan de ojos infinitos ingenios poco enseñados.”

FFyL, UNAM

Bibliografía

Antonio Pérez Lasheras, «La crítica literaria en la polémica gongorina», Bulletin Hispanique, CII, 2 (2000), pp. 429-459, pp. 431-433.

Blanco, Mercedes. Góngora o la invención de una lengua (León: Universidad de León), 2012.

Jauregui, Juan. Antídoto contra la pestilente poesía de las soledades. Estudio y ediciín critica de José Manuel Rico García, Universidad de sevilla, 2002.

García Lorca, Federico (1994): «La imagen poética de don Luis de Góngora», en Miguel García-Posada, Obras, VI, Madrid, Akal, pp. 236-259.

Jammes Robert(ed.), Soledades, Madrid, Castalia, 1994.

Villena, Luis Antonio. IV centenario de Juan de Jauregui, el gran enemigo-amigo de Góngora. El País. Edición impresa, Sábado 9 Julio 1983.

Páginas consultadas

Barceló, Frances.Soledades,Luis de Góngora. Las dimensiones del laberinto, una biblioteca imaginaria. Miercoles, 22 de Octubre de 2014.

"Juan de Jáuregui." Wikipedia, La enciclopedia libre. 30 oct 2016, 09:40 UTC. 23 may 2017, 01:40 >.

"Luis de Góngora." Wikipedia, La enciclopedia libre. 20 may 2017, 22:41 UTC. 23 may 2017, 01:41 >.

Luis Castellví Laukamp. Juan de Jáuregui, Discurso poético. Bulletin hispanique [En línea], 118-2 | 2016, Publicado el 15 diciembre 2016, consultado el 21 diciembre 2016.

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