Las ruinas circulares. Análisis
Enviado por Mikki • 21 de Marzo de 2018 • 1.244 Palabras (5 Páginas) • 421 Visitas
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El hombre-soñador se dedicó a observar con mansedumbre y tomando distancia a ese corazón latente, durante catorce noches. Una vez que lo percibió con todos sus sentidos, en su sueño, pronunció el nombre de un planeta y soñó otro órgano. Le llevó un año de arduo trabajo lograr la perfección de su criatura de carne y hueso soñada, pero aún dormida en su sueño no podía imponerla a la realidad. El hombre soñador imploró a los dioses de las ruinas socorro y soñó con la estatua, el dios fuego quien le indicó las instrucciones que debía seguir con su criatura, a partir de ese momento viva en su sueño.
Como lo indica el análisis de Antonio Risco[5], en este punto Borges cambia bruscamente la convención realista del relato por la maravillosa, a partir del despertar del soñado, nos enfrenta a un hecho sobrenatural, prodigioso.
El hombre-soñador cumplió con las instrucciones de dios de fuego, soñaba a su hijo-discípulo, lo entrenaba en cuestiones del culto, lo acostumbró a la realidad preparándolo para nacer a ella.
Borges deja ver el sentimiento de padre creador hacia su hijo, su discípulo.
Cuando el hombre soñador estuvo seguro de que su creación estaba lista, lo envió hacia otro templo en ruinas, borrándole previamente los recuerdos de su formación, como le había indicado el dios fuego, para que solo quedara entre ellos la verdad de su existencia.
El hombre mago quedó sumido en la indolencia, recordando e imaginando a su hijo rindiendo los cultos que él le había enseñado. Durante un tiempo largo pero impreciso quedó atrapado en una suerte de delirio entre el sueño y la vigilia, soñaba, pero ahora con las cosas que sueñan todos los hombres. Unos hombres lo despiertan y le hablan de un hombre mágico en un templo cercano. El hombre-mago, creador, padre tuvo temor de que su hijo-discípulo descubra la verdad, descubra su condición de producto del pensamiento, de sueño de otro. Temor de lo que significaría la pérdida de identidad para su hijo, su obra. El mismo temor que sufre, con una mezcla de alivio y de sufrimiento, el soñador cuando descubre que su propia existencia es una representación mental, un sueño de otro soñador. Descubrimiento que hace al encontrarse envuelto en llamas, en el templo, las mismas llamas que le dieron la oportunidad de la creación y que ahora destruyen. Todo queda destruido, nada fue real.
Borges en este final vuelve a reafirmar la circularidad y la insustancialidad de lo real. “…la maravillosa circularidad del mito insinuando la inclusión del propio Dios en el círculo como un giro más en la infinita cadena del soñador soñado.”[6]
A esta pérdida de identidad que el soñador temía para su hijo, debe enfrentarla él mismo. El final de su propia existencia como real, el final de su poder y del control sobre sus actos, el final de su creación y de su existencia. Este temor se convierte en la humillación de ser solo un sueño de otro soñador, de ser irreal.
Bibliografía:
- ANTONIO RISCO. Lo fantástico en las ruinas circulares, Escritos, Revista del centro de Cs. Del lenguaje, N° 21
- BORGES JORGE LUIS. “Las ruinas circulares”, en Ficciones [en línea]
- ISHAK FARAG FAHIM. Libro y laberinto eran un solo objeto, Tesis doctoral de la Universidad de Salamanca, Dto. De Lit. española, 2011, [en línea]
- LEWIS CARROLL, A través del espejo, cap. IV [en línea]
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